Jeep Avenger (2023) - Prueba | Impresiones del interior

29/02/2024 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

El Jeep Avenger no es ideal para familias con más de un hijo, ni para los que necesiten un coche amplio y con mucho maletero.

El acceso a las plazas posteriores es normal. Con unas puertas que abrieran más sería más cómodo y sencillo, pero tal y como es ahora no es malo. El espacio no abunda en términos absolutos ni relativos. La anchura (126 cm) y el hueco para las piernas (63 cm) están por debajo de la media (tabla comparativa de mediciones). De hecho, es de los peores en ambas cotas.

La altura hasta el techo, por el contrario, es muy generosa. Hemos medido 97 cm entre la banqueta y el techo. Un ocupante de metro ochenta y cinco se puede estirar sin que su cabeza toque el techo. Es un fastidio en cambio que el recorrido del reposacabezas no permita elevarlo más porque a estas personas (y a las que sean un poco más bajas) les quedará de tal modo que les molestará en la parte baja del cuello.

Instalar una silla ISOFIX es una tarea más lenta y dificultosa de lo que debiera porque los anclajes están escondidos detrás del tapizado, no se ven (imagen), y los brazos extensibles de la silla hay que engancharlos a tientas. La silla ha de colocarse por detrás del asiento del pasajero o en el mismo asiento del pasajero, que también cuenta con anclajes ISOFIX (por cierto, mucho más visibles y accesibles, imagen). Si se pone detrás del asiento del conductor, este tendrá que echarse mucho hacia delante e irá incómodo, excepto que sea de poca estatura (menos de 1,70 metros).

Los ocupantes traseros disponen de pocos lujos: un USB-C en la consola central y unos revisteros en los respaldos delanteros. No hay salidas de aire centrales, no hay reposabrazos abatible en el medio y tampoco asideros en el techo. La iluminación del habitáculo en esta zona trasera además es pobre y de noche y en aparcamientos oscuros hay que recurrir a la linterna del móvil para ver si nos dejamos algún objeto en el asiento o en el suelo (es posible en las versiones Longitud y Altitude sea diferente, a mejor, porque tienen un plafón central y bombillas de incandescencia).

Hay muchos huecos portaobjetos, aunque prácticamente todos ellos están delante. Son de tamaños y formas diversas, pensados para llevar cosas pequeñas como un manojo de llaves y otras más grandes como un bolso o una botella. El espacio principal es el que queda entre los asientos, que tiene una tapa magnética que se puede abrir por partes (es similar a la cubierta magnética de una tableta; imagen) o retirar. La guantera es muy profunda y no está iluminada. Justo por encima de ella hay una bandeja alargada (recorre el salpicadero desde la consola hasta la puerta derecha) con el fondo de goma para dejar las cosas que queramos tener más a mano, como unas gafas de sol. Esa bandeja y dos de los huecos de la consola tienen piezas de goma en el fondo para que lo que coloque en ellos haga menos ruido. Los de las puertas, la guantera y el hueco que hay bajo el apoyabrazos central no las tienen.

El Avenger transmite una sensación de calidad mediocre. Los materiales de recubrimiento son sencillos y el encaje de algunos de ellos no es preciso, dejando rebabas. No hay piezas de plástico blando, son todas duras. La moldura central del salpicadero, el marco de la consola y las molduras que hay en las puertas están pintados. Pueden ser de distintos colores, pero nunca son de plástico negro piano, lo que nos parece un acierto de cara a mantener una imagen aseada del interior, sin rastro de polvo y huellas.

Que la calidad no sea elevada no va en detrimento de un salpicadero con un diseño moderno y limpio (y si se pide con la moldura amarilla, es además llamativo; imagen). Jeep consigue este efecto sin caer en la tendencia de reducir al mínimo el número de botones mecánicos. Por ejemplo, hay una fila de ellos destinados en exclusiva al manejo del climatizador, lo que resulta muy conveniente para hacer ajustes sin distraerse por los menús de la pantalla central.  Aunque hay dos peculiaridades que uno aprende con el uso:

La primera. En el menú de climatización aparece la palabra AUTO con tres puntos a su derecha para indicar los tres modos automáticos disponibles: suave, medio y fuerte (imagen). Bien, pues lo intuitivo es pensar que al presionar sobre AUTO cambiarás sucesivamente entre esos tres modos. Pero no. Pulsas y no pasa nada. Para cambiar de uno a otro hay que recurrir a los mandos mecánicos, en concreto presionar sobre el que pone AUTO.

La segunda. Para seleccionar por dónde se quiere que salga el aire —zona del parabrisas, rejillas centrales o zona de los pies— es imprescindible hacerlo a través del menú de climatización de la pantalla central. No hay un mando mecánico destinado a tal tarea.

El selector del cambio es una hilera de pulsadores de tamaño generoso ubicada justo por debajo de los mandos del climatizador. El que sirve para modificar el nivel de retención (D/B) queda alejado y no es cómodo accionarlo mientras se conduce. En mi opinión sería preferible tenerlo más a mano porque es algo que se puede usar con cierta frecuencia a lo largo del día.

El puesto de conducción no se parece al de un SUV, es más propio del de un turismo, con el asiento cerca del suelo y las piernas estiradas. Esto produce un contraste curioso con la vista del capó, horizontal, casi paralelo al suelo, lo que da la impresión de ir en un Jeep «de verdad». Los asientos son estrechos. Las personas más anchas deberían probarlos para ver si encajan bien en ellos. Por lo demás, son confortables y cuentan con los ajustes esenciales (longitud, altura, inclinación del respaldo y altura del reposacabezas) para adaptarse a los gustos de cada usuario. El volante, que es de diámetro pequeño (360 mm, como en los Porsche), también cuenta con regulaciones, en profundidad y altura.

La instrumentación de pantalla de 10,25 pulgadas (de serie u opcional según el nivel de equipamiento; hay una más pequeña de 7,25 pulgadas) muestra la información de forma clara y bien ordenada. La zona central es configurable y se puede ajustar para que ahí se vean simultáneamente, por ejemplo, los datos del ordenador de viaje y las indicaciones del navegador. Las instrucciones del navegador también se ven cuando se utiliza Android Auto o Apple CarPlay en lugar del GPS del coche, aunque son esquemáticas, mediante flechas y textos, sin mapa (con el del coche sí se muestra el mapa).

Al sistema multimedia UConnect le vendría bien un poco más de potencia de procesamiento y un poco más de atención al diseño del entorno gráfico para mejorar la experiencia de uso. No hay queja en cuanto a calidad y resolución de los gráficos, que es correcta, pero las transiciones entre pantallas no son rápidas ni fluidas, el navegador es muy lento haciendo cálculos de ruta y la cámara de visión trasera tarda de dos a cuatro segundos en activarse cuando se selecciona la marcha atrás.

La organización de los menús es un poco liosa y hay funciones que cuesta encontrar. Llama la atención que en muchos de ellos no haya la típica flecha para ir hacia atrás cuando nos hemos metido en un submenú y queremos deshacer el camino. También es fastidioso que no haya un botón «casa» en la propia pantalla que nos permita ir de un toque al principio. Para esa función hay que pulsar un mando mecánico que hay entre las salidas de aire (imagen). Por último, hay menús prácticamente intrascendentes, como el de energía, que mediante una ilustración del coche indica si estamos usando o recargando energía, pero sin números, solo con colores. No da información de cuánto estamos gastando o recuperando, del consumo medio, de la estimación de autonomía,  ni ningún otro valor de utilidad como pudiera ser la temperatura del motor o la batería.

El maletero tiene un volumen de 380 litros en la versión de gasolina y de 355 litros en la eléctrica, por lo que está en un punto intermedio entre sus rivales (el Avenger eléctrico no tiene un segundo maletero delante). Es más pequeño que el de un Hyundai Bayon (411 l), un Citroën C3 Aircross (410 l) y un Ford Puma (401 l), pero más grande que el de un Suzuki Vitara (362 l), un Kia Stonic (352 l) y un Opel Mokka (350 l).

Hay un tablero móvil que si se coloca en la posición alta (se puede colocar también abajo o retirarlo) deja por debajo un compartimiento de unos 8 centímetros de altura donde se pueden  guardar los cables de recarga u otros objetos que molesten. Bajo la cubierta inferior hay un pequeño espacio donde se aloja el equipo de reparación de pinchazos (imagen).

Los respaldos posteriores son abatibles en dos partes (60/40) y estos forman una superficie continua, aunque no perfectamente horizontal, con el piso del maletero cuando el tablero móvil está colocado en la posición alta. El portón puede ser eléctrico y con función de acceso por gesto (con un puntapié al aire por debajo del parachoques).