Hyundai Santa Fe (2018) | Impresiones del interior

10/09/2018 |Mario Garcés (@mgarces83)

Hyundai ha cuidado con esmero el habitáculo del Santa Fe. El modelo precedente ya daba buena impresión en este aspecto, pues los plásticos y los ajustes estaban bien resueltos, si bien algunos recubrimientos podían parecer sencillos y no acordes al precio del coche. En este nuevo Santa Fe, hay más materiales acolchados en zonas cercanas a la vista y al tacto, el equipamiento puede ser muy amplio y la presentación, lujosa si se eligen los niveles más altos. Por ejemplo, el salpicadero puede estar tapizado parcialmente en piel (de verdad, no simulada como en un Peugeot 5008), las molduras pueden ser de diferentes tipos de madera o el techo ser de Alcantara (nivel Limited). Además, a nuestro juicio, Hyundai ha hecho bien en prescindir del plástico negro brillante para muchas superficies expuestas al manoseo contínuo.

De las dos unidades que conduje, en la primera detecté al circular pequeños crujidos provenientes de la pantalla multimedia y de la instrumentación, que desaparecían al hacer presión en los plásticos. En la segunda unidad, no había ningún tipo de ruido aunque pisase firme irregular.

Para España, el Santa Fe sólo va a estar disponible con siete asientos. La tercera fila, como ocurre en un Škoda Kodiaq o en un Nissan X-Trail, se esconde bajo el piso del maletero y se extrae mediante una operación sencilla que requiere poco esfuerzo: los asientos de la segunda fila tienen dos mandos, uno en la banqueta y otro en el respaldo, que al accionarlos liberan su movimiento (están divididos en un tercio y dos tercios). Hay que inclinar primero el respaldo y después empujarlos hacia delante. Posteriormente, hay que tirar hacia atrás, desde el maletero, de unas cintas de tela que levantan los respaldos de la tercera fila. El hueco que queda entre la segunda fila y el marco de la puerta, para pasar atrás, es estrecho, como también lo es en otros coches similares, de forma que hay que flexionar mucho las piernas y el tronco para acceder.

Ocupando una posición de compromiso en la segunda fila (ni muy atrasada, ni muy adelantada), cuatro adultos de 1,85 m de estatura pueden viajar cómodamente y otros dos adultos de hasta 1,75 m pueden ir sentados atrás, eso sí, con las rodillas por encima de la línea de la cintura, pero sin sensación de apretura. La anchura a nivel de hombros es muy buena en esta fila para dos ocupantes.

Una ventaja clara del Santa Fe frente a la mayoría de sus competidores es que no hay túnel central que incomode al pasajero de enmedio en la segunda fila de asientos. El suelo es totalmente plano, y la única molestia que habrá de sufrir es la habitual de ir sentado en una banqueta más alta, menos acolchada y con cierta estrechez a nivel de hombros. Estos pasajeros disponen de dos tomas de corriente USB, una toma a 12 V convencional (imagen) y salidas de ventilación (imagen).

Según nuestras mediciones, el Santa Fe es un todoterreno amplio. La anchura a nivel de hombros es excelente, la altura al techo, en las versiones con techo de cristal, está en la media. El espacio para las piernas de los pasajeros de la segunda fila es normal si sólo se usan cinco de las siete plazas, con la ventaja de que bajo las banquetas delanteras se pueden estirar los pies sin problema. En esta tabla comparativa lo hemos enfrentado al Mitsubishi Outlander, el Nissan X-Trail, el Peugeot 5008 y el Skoda Kodiaq. La tercera fila es la más aventajada en anchura y la que menos altura al techo ofrece.

El aspecto interior de los Santa Fe disponibles en la presentación internacional era excelente. Unos tenían el nivel de equipamiento Style, y otros, el Style Limited. Todos, con mucho equipamiento de confort, como por ejemplo asientos delanteros con calefacción, ventilación, regulación eléctrica y memoria de posición para el conductor, asientos traseros calefactables, volante calefactable, guantera refrigerada, Head-up display (proyectado sobre el parabrisas, no sobre una lámina de plástico. Su funcionamiento es impecable; imagen), asientos, consola central y salpicadero recubiertos en piel de buena factura, luz, tomas de corriente y regulación de caudal de aire para la tercera plaza de asientos (un accesorio poco habitual), cámaras de visión periférica que dan una calidad de imagen buena y un equipo de sonido del especialista KRELL, entre otros elementos.

El coste de adquirir una versión así de equipada no es bajo, pero creo que es fácil tener la sensación de que existe correlación entre lo que se paga y lo que se obtiene. Un BMW X3 con un equipamiento similar tiene un coste mucho mayor, y no tengo la impresión de que, ni siquiera en el aspecto dinámico, la diferencia esté claramente justificada.

El maletero es de formas diáfanas, voluminoso y, al tratarse de una versión de siete plazas, tiene pocos accesorios para sujetar la carga. Bajo una tablilla situada junto al portón, hay un hueco donde guardar bultos pequeños, con unas hendiduras para acomodar la cortinilla retráctil que cubre el maletero en caso de que se vaya a emplear espacio de carga adicional. Esta solución también existe en el Škoda Kodiaq. El portón puede tener apertura y cierre eléctrico con función «manos libres». Hay, además, doce huecos distribuidos por el habitáculo para depositar objetos de tamaño pequeño o mediano. Los que están en la parte baja de las puertas son pequeños para lo que suele ser habitual en todoterrenos similares al Santa Fe.