Glosario | GLP | Gas licuado de petróleo

GLP son las siglas con las que se conoce al Gas Licuado de Petróleo. Se trata de un gas con usos muy variados —residencial, comercial o industrial, por ejemplo—, pero cuando es utilizado como carburante para un motor de combustión, también es conocido como «Autogas».

Está compuesto por una mezcla de gases (butano y propano, básicamente) que se obtienen al refinar el petróleo para la obtención de gasolina. Aunque estos componentes están en estado gaseoso a temperatura y presión ambientales, se pueden licuar con facilidad sometiéndolos a temperaturas muy bajas (casi 40 grados bajo cero) y a presiones de entre 4 y 8 bar, aproximadamente.

Actualmente, el GLP se utiliza mayoritariamente en vehículos con motor de gasolina porque el gas necesita una chispa para funcionar (no se inflama mediante compresión, como en los motores Diesel). En los motores de ciclo Diesel también es posible utilizar GLP, aunque solo en cantidades muy pequeñas y como aditivo para lograr una combustión más limpia, no como carburante principal.

El poder calorífico por kilo del GLP es muy parecido al de la gasolina (10 990 kcal frente a 10 510 kcal), pero su densidad es menor (aproximadamente 0,5 kg por litro frente a 0,8 de la gasolina). Por este motivo, cuando un motor funciona con GLP gasta más que cuando lo hace con gasolina y tiene peores prestaciones (aunque en este último aspecto, en rendimiento varía mucho en función del motor concreto).

A pesar de ello, el uso de GLP es muy beneficioso desde el punto de vista económico y también medioambiental. Económico porque está gravado por un impuesto mucho más bajo que el que grava la gasolina y, por lo tanto, resulta más barato de adquirir (a fecha de agosto de 2018, el precio medio del GLP en España es 0,694 €/l y el de la gasolina de 95 octanos 1,352 €/l). Y medioambiental porque las emisiones contaminantes resultantes del uso del GLP son más reducidas que las derivadas del uso de gasolina: hasta un 15 % menos de dióxido de carbono (CO2) y entre un 70 y un 90 % menos de óxidos de nitrógeno (NOx). Además, los vehículos que funcionan con GLP tienen asignada la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico, por lo que se benefician de ciertas bonificaciones y ventajas fiscales y, en algunas ciudades, tienen preferencia de circulación en episodios de alta contaminación ambiental.

La utilización del GLP no requiere de una gran modificación en el motor, aunque algunas piezas necesitan un mantenimiento específico y periódico por parte de especialistas (los filtros de gas, por ejemplo) . La instalación consta de un depósito adicional para almacenar el gas que normalmente va en el maletero, en el hueco donde habitualmente se guarda la rueda de repuesto, una toma de llenado que va junto a la de la gasolina, unos conductos para llevar el gas hasta el motor, unas bujías específicas y unas válvulas que controlan el paso del gas o de la gasolina. Además, en algunos casos, es necesario instalar asientos de válvulas reforzados para evitar dañar los mismos, ya que la temperatura de combustión cuando el motor funciona con GLP es más alta que cuando lo hace con gasolina.

Algunos fabricantes ofrecen vehículos adaptados al uso de GLP de fábrica, con la misma garantía que cualquier otra versión, pero por el momento la oferta no es demasiado amplia (listado de vehículos de GLP a la venta en España). Además existen empresas especialistas que se dedican a adaptar vehículos de gasolina convencionales para que también puedan funcionar con GLP, siempre y cuando cumplan con la normativa europea de emisiones Euro3 o posterior (con algunas excepciones). El coste de la instalación varía entre los 1000 y los 2500 euros aproximadamente (en función del motor concreto), a lo que habría que sumar el precio de una Inspección Técnica de Vehículos (ITV) específica para homologar el sistema.

La presión media a la que está almacenado el GLP en el depósito del vehículo es unos 7 bar. Además, hay que tener en cuenta que el GLP aumenta su volumen en función de la temperatura a la que está expuesto (0,25% por cada grado centígrado), por lo que no es posible llenar el depósito por completo como medida de seguridad (suele tener un tope cuanto se encuentra al 80 % de su capacidad máxima).

Los coches adaptados para funcionar con GLP no están pensados para que consuman únicamente este carburante. De hecho es necesario que siempre haya gasolina en el depósito correspondiente porque es el combustible que utiliza para los arranques y hasta que el motor alcanza una temperatura determinada.

A fecha de creación de esta entrada (junio de 2018), en España hay cerca de 600 puntos de repostaje de GLP (listado).