Opel Astra GTC 2.0 Turbo 200 CV (2005) | Normalmente estable

El Astra GTC 2.0 Turbo 200 CV reacciona con seguridad y tiene un buen nivel de agarre lateral (los neumáticos de nuestra unidad de pruebas eran unos Dunlop SP Sport, de la medida opcional 225/40 ZR 18 92 W). Hasta cierto punto es un coche ágil porque entra bien en las curvas y tiene cierta capacidad para redondear los virajes en retención (los Astra GTC tiene un ajuste distinto del eje trasero con respecto a resto de los Astra que favorece esta reacción). El control de estabilidad interfiere poco en una conducción rápida y —para la energía que tiene su motor— la motricidad es buena.

Con el ajuste más blando de la amortiguación (si es que tiene instalado el «IDS Plus», que permite dos ajustes posibles) es un coche más bien cómodo. No lo es mucho porque se puede apreciar una cierta dureza en la fase de compresión con relación a la fase de extensión que deja la carrocería un poco «suelta»).

Es bueno para ir rápido por carreteras amplias (es cómodo y estable en estos casos), pero menos apropiado que un Golf GTI, un Honda Civic Type R o un León Cupra R para carreteras con curvas, al menos para quien valore por encima de otros factores, un tacto de conducción excelente.

En los coches deportivos es muy importante un tacto de dirección y de suspensión que transmitan con fidelidad al conductor los apoyos en las curvas y los eventuales deslizamientos de las ruedas. Esta característica no es exclusiva de los que tienen reacciones radicales, ni tampoco la da el hecho de tener unas suspensiones duras (aunque en el caso del Honda Civic o del Golf GTI sí es así). Se pueden encontrar coches más bien confortables, que si bien no son un prodigio de eficacia, son muy agradables de conducir rápido, como un Astra Coupé Turbo o un BMW Serie3 Compact.

Los frenos son la primera limitación que surge a la hora de conducir rápido el Astra GTC 2.0 Turbo 200 CV en una zona que requiera frenar fuerte frecuentemente. Pierde mucha capacidad de frenada por sobrecalientamiento antes de lo habitual (la carretera de referencia donde suelo mirar estas cosas siempre es la misma). Sin embargo, los frenos detienen al coche en distancias muy cortas cuando están fríos (por ejemplo, en una frenada de emergencia).

La versión «Cosmo» tiene de serie el «IDS Plus», que es opcional en el «Sport» (680 €). Este sistema varía continuamente la dureza de los amortiguadores en función de diversos factores, pero el conductor puede seleccionar manualmente la máxima dureza accionando el botón del salpicadero.

Es complicado notar el endurecimiento automático de la suspensión en función del tipo de conducción o del estado del piso. Cuando se pulsa el botón del salpicadero, sí se nota con claridad una amortiguación más firme. El modo más duro de amortiguación, aporta poca cosa en carreteras rápidas y resta confort.

En las carreteras con curvas lentas sí da ventajas dado que los movimientos de la carrocería están más contenidos (principalmente en la fase de extensión de la suspensión) y son más precisos. Por lo tanto, lo recomiendo más a quien conduzca rápido por carreteras lentas, pero no quien se desplace principalmente por carreteras rápidas.

Todos los Astra GTC con motor turbo de 200 CV tienen de serie lo que se denomina «Pack Sport Chasis». Este elemento de equipamiento se maneja desde un botón en el salpicadero con la leyenda «Sport». Si se pulsa, cambia la respuesta del acelerador (es más directa) y cambia la asistencia de la dirección (algo que se aprecia poco, al menos en esta versión). Si se mantiene pulsado varios segundos, se desconecta el control de estabilidad).

Si el coche lleva instalado el «IDS Plus», además de todo lo anterior, la suspensión pasa automáticamente al programa de mayor dureza con una única pulsación en el mando.

Opel Astra GTC 2.0 Turbo 200 CV (2005) | Muy rápido y con un consumo alto

Junto con el precio, su mejor cualidad son sus prestaciones. Corre más que la mayoría de los coches similares, pero tiene el inconveniente de un consumo de combustible alto.

Según nuestras mediciones acelera ligeramente más que un Golf GTI (200 CV) y, al menos hasta 120 km/h, algo más que un Mazda RX-8 (231 CV). La diferencia de prestaciones con respecto a un BMW 325ti Compact un Toyota Celica 1.8 VVTL-i T-Sport es mayor de lo que puede parecer a tenor de la pequeña diferencia de potencia que hay entre ellos.

Otra característica de este motor (que en parte es aplicable a otros motores turboalimentados), es que hace poco ruido mecánico (que en parte se puede deber al hecho de que tenga turbocompresor) y es muy suave para ser de cuatro cilindros. En este sentido, la diferencia de sonoridad es muy grande con respecto a motores atmosféricos de cuatro cilindros que alcanzan un régimen alto, como el Honda Civic Type R.

El sonido de escape también es bajo; tiene un suave tono grave que se escucha en el interior a baja velocidad principalmente en las fases de aceleración y retención.

Tiene un margen de utilización muy amplio. Incluso conduciendo a bajo régimen con marchas largas, la reserva de aceleración es suficiente para moverse con agilidad (en parte se debe a que va corto de desarrollos). La respuesta del motor mejora a medida que sube de régimen; la aceleración más intensa la da entre 4.000 y unas 5.900 rpm. Utilizando ese intervalo de revoluciones es como hemos obtenido los mejores datos de aceleración.

El corte de inyección es a 6.500 rpm, aunque no compensa para nada llegar a tanto. Excepcionalmente, se pueden encontrar motores turbo que llegan con más fuerza a un régimen más alto, como el motor «TFSI» del Grupo Volkswagen.

Otra diferencia que encuentro en el motor del Opel (y en general en casi todos los motores turbo, ya sean de gasolina o Diesel), con respecto al motor TFSI, es que el intervalo entre que el conductor pisa el acelerador y el coche gana velocidad con decisión no es inmediato. Este espacio de tiempo se reduce al pulsar el botón «Sport» del salpicadero; entonces la respuesta es más directa y algo más brusca.

El aspecto negativo de este motor su consumo. No gasta poco cuando se le da una utilización normal y es muy sensible al tipo de conducción. Incluso si se acelera con suavidad, es complicado bajar de 10,0 l/100 km en una utilización por carretera y algo de ciudad. Si se utilizan al máximo los 200 CV en carreteras lentas, el consumo puede llegar a 26 l/100 km. Las mediciones de consumo que indica el ordenador de viaje son bastante precisas con las reales.

Además de un coste por kilómetro elevado (que por otra parte no es bajo en ningún coche de gasolina de 200 CV), otro inconveniente es la escasa autonomía que puede tener bajo determinadas condiciones de utilización, que viene dado por el escaso volumen del depósito: 52 litros.

El Astra Coupé Turbo en su versión de 190 CV era un coche con mejor rendimiento (su motor era básicamente igual, aunque con distintos ajustes). Era casi tan rápido, pero gastaba menos que este Astra GTC. El Astra Coupé Turbo que actualmente se vende tiene 200 CV de potencia, pero no es exactamente el mismo que del GTC. No tenemos mediciones propias del consumo de este coche.

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