Volkswagen Polo 1.9 TDI 100 CV (2002) | Un motor de gran rendimiento y poco suave

11/02/2002 |Juan Manuel Pichardo

El motor tiene un rendimiento extraordinario, como ocurre con casi todos los TDI de Volkswagen con cuatro cilindros.

La unidad que hemos probado tenía necesariamente más de 101 CV. La velocidad máxima homologada para un coche de esa potencia es 188 km/h a unas 3.900 rpm en quinta. Nuestra unidad de pruebas llegaba, en llano y sin viento, a 4.200 rpm (unos 200 km/h), algo imposible para un coche con 101 CV y 0,65 m² de resistencia aerodinámica.

En aceleración es igualmente rápido, aunque comparativamente menos que en velocidad máxima porque pesa mucho. El peso mínimo que indica Volkswagen es 1.165 kg (para la versión de cinco puertas que hemos probado), pero el peso de la unidad que hemos tenido es mayor, porque tenía equipamiento opcional. Este Polo no ha sido tan rápido como el Fabia con el mismo motor y, aun así, tiene una capacidad de aceleración sobresaliente. Según cifras de cada marca, el Polo debe acelerar un poco más que el Fabia.

En recuperación también es muy rápido, a pesar de lo largos que son sus desarrollos. Es de esos coches en los que se puede ir sin quitar la quinta marcha dentro de un margen de velocidad muy amplio, aunque la velocidad no sea constante.

En el recorrido que hago normalmente por carretera de sentido único con desniveles fuertes y frecuentes he ido todo el rato en quinta, incluso después de bajar a menos de 100 km/h por causa de una retención. A pesar de ello, la velocidad media real ha sido la que busco hacer siempre (150 km/h) y el consumo ha sido también muy bajo: 7,8 l/100 km. En el uso normal que puede hacer quien vive fuera de una gran ciudad y se desplaza todos los días ha gastado 6,6 l/100 km. Al máximo de las posibilidad del coche por distintos tipos de carretera ha gastado 10,2 l 100/km.

Lo que no tiene este motor es la misma suavidad que el del Punto, el del 206 o los del anterior Ibiza (de 90 ó 110 CV). En parado, sobre todo cuando está frío, se nota la vibración en casi todos los puntos en que el cuerpo está en contacto con el coche, pero sobre todo en el volante (se aprecia la vibración a simple vista en el escudo) y en la palanca de cambios.