Mitsubishi Montero (2003) | Impresiones de conducción

13/02/2003 |Víctor M. Fernández

En carretera, poco o nada han cambiado las sensaciones que ofrece el Montero al conductor respecto al anterior modelo. Tan sólo se ha experimentado una importante mejoría en seguridad activa al contar ahora con un nuevo control de estabilidad.

El motor 3.2 DI-D tiene un funcionamiento que lo hace agradable de utilizar tanto en carretera como en el campo, empujando con fuerza desde 1.600 rpm hasta llegar a 4.000 rpm (la zona roja del cuentavueltas comienza a 4.300 rpm, pero no merece la pena apurar). Es un motor con claro sonido a «Diesel» y que vibra mucho al ralentí, pero parece suficientemente suave en marcha y ofrece unas prestaciones normales para un todo terreno de tan elevado peso. El acertado desarrollo del cambio contribuye a sacar el mejor partido al motor. La caja manual tiene un accionamiento suave y rápido, aunque los recorridos entre marcha y marcha son largos.

Me ha gustado especialmente el funcionamiento del cambio automático, aunque en modalidad manual secuencial no se pueda llegar a cambiar tan rápido como con el cambio manual (sobre todo en reducciones). Los desarrollos de la caja automática no son mucho más largos que en la manual y también permiten aprovechar bien las posibilidades del motor, aunque su capacidad de aceleración sea algo inferior.

El Montero me sigue pareciendo más ágil en el campo que en la carretera, a pesar de que sus neumáticos mixtos (Yokohama Geolandar GO39 en medida 265/70 R16 112 S) son poco apropiados para circular por zonas trialeras o caminos con tierra y barro. En carretera tiene una buena estabilidad y transmite una agradable sensación de aplomo, pero en tramos con curvas cerradas, el Montero es muy subvirador. Tiene un elevado peso y unas suspensiones suaves que aportan un elevado confort pero no impiden un apreciable balanceo y cabeceo de la carrocería, aunque sus reacciones siguen siendo muy progresivas y fáciles de controlar.

Ahora es mucho más fácil controlar una posible situación de sobreviraje gracias al control de estabilidad que llevan todas las versiones de serie. Este elemento tiene un buen funcionamiento en líneas generales, aunque creo que se podría afinar todavía más su puesta a punto (cuando entra en acción deja el coche algo clavado durante un pequeño instante después de recuperar la estabilidad y estar ya correctamente alineado).

La dirección sigue estando muy desmultiplicada (3,6 vueltas de volante) y no ayuda demasiado a inscribir el eje delantero con más rapidez. Los frenos permiten aprovechar mejor su capacidad de frenada al contar ahora todas las versiones con ABS de serie (sin él era muy fácil bloquear las ruedas traseras).