Ford Mondeo (2011) | Impresiones de conducción

30/01/2013 |Alfonso Herrero y Javier Moltó

Dinámicamente no hay diferencias entre este Mondeo de 2011 y el Mondeo de 2007. Es silencioso y tiene una estabilidad muy grande por lo que dificilmente puede poner en apuros a quien lo conduce, salvo que cometa un error notable. Responde muy rápido a las acciones sobre el volante y la dirección es relativamente rápida (2,6 vueltas entre topes).

No es el coche más cómodo de su tamaño porque la suspensión es firme y, aunque está muy bien amortiguada, transmite algunas irregularidades a los ocupantes en forma de sacudida. A pesar de esto, hay pocos coches de este tipo que ofrezcan una relación entre confort y estabilidad igual de buena.

Como la carrocería es muy voluminosa y además resulta difícil hacerse una idea de dónde están sus extremos (sobre todo los delanteros), no es un coche agradable para maniobrar por lugares estrechos. Los sensores de proximidad y la cámara trasera (según el equipamiento) son de gran ayuda. Las imágenes que aparecen en la pantalla tienen menos resolución que las de otros sistemas similares. Sobre la imagen se superponen unas guías de ayuda y unas marcas con colores que representan la distancia a los obstáculos.

1.6 TDCi 115 CV

El motor Diesel de 114 CV —versión a la que Ford llama 1.6 TDCI 115 CV— me ha parecido suficiente para la mayoría de las circunstancias que se encontrará un conductor en un uso normal. Con una relación entre peso y potencia de unos 13 kg/CV sus prestaciones son pobres y no mejora a las que medimos al Volkswagen Passat 1.6 TDI BlueMotion Technology de 105 CV. A quien guste de una conducción ágil deberá utilizar con frecuencia el cambio y anticiparse a las maniobras, sobre todo en los adelantamientos. Cuando se está en movimiento a velocidad constante y se pisa el acelerador, se nota una respuesta del motor casi inmediata, lo que contribuye que no parezca un coche lento. No merece la pena apurar las marchas más allá de 4.000 rpm si lo que se busca es la mayor aceleración posible.


Para tratar de disminuir el consumo de combustible, en todas las versiones de la gama hay un sistema de compuertas que permite o interrumpe el flujo de aire de refrigeración del motor («Active Grille Shutter»). Según Ford, cuando están cerradas —hay 15 posiciones, con 6 grados de diferencia entre cada una— favorecen la aerodinámica hasta un 6%; también se cierran para conseguir que el motor se caliente antes.

Otras medidas destinadas a que el consumo sea el mínimo posible son un alternador que produce energía principalmente cuando el conductor no está acelerando y un dispositivo —llamado «Eco Mode»— que informa de lo eficiente que es la conducción. Muestra tres florecillas, que corresponden a «cambiar», «anticipación» y «velocidad». Cada flor tiene cinco pétalos que se van iluminando como forma de puntuación. La flor de «cambiar» valora que se ejecuten los cambios de marchas en el momento oportuno; la de «anticipación» que no haya deceleraciones bruscas (salvo en una conducción deportiva o ante un imprevisto, un buen conductor debe anticiparse a lo que va a ocurrir y, por tanto, hace que el coche pierda velocidad con suavidad, frenando poco o con la retención del motor); por último, la flor de «velocidad» tiene en cuenta que la relación entre la carga del motor y la velocidad sea la mínima posible (algunos comentarios e imágenes en el blog de Celedonio y Cogolludo).

A pesar de todo esto, el consumo que hemos medido no llama la atención por ser muy bajo. En nuestro recorrido habitual por autovía —ida y vuelta para completar un total de 143 km a una media de 120 km/h— ha gastado 6,3 l/100 km, considerablemente más que el Passat 1.6 TDI BlueMotion Technology 105 CV (5,6 l/100 km) —que tiene el mismo consumo medio homologado— y casi igual que un Citroën C5 y un Peugeot 508 de 140 CV (ambos 6,4 l/100 km).

No hay tapón de rosca en el depósito de carburante. En la portezuela hay una pegatina con instrucciones para el repostado (no seguir llenando tras que haya saltado un par de veces el seguro del boquerel y esperar 10 segundos para sacarlo del depósito). En el Mondeo, este elemento se combina con un sistema que impide repostar el carburante equivocado.

Al ralentí este motor parece poco equilibrado porque suena y vibra de forma irregular. El hormigueo que llega al volante es suave. El sistema de parada y arranque automático en las detenciones no funcionaba en nuestra unidad por lo que no puedo decir nada acerca de su funcionamiento.

La palaca del cambio se maneja con suavidad y las marchas se engranan con mucha rapidez. A algunas personas tal vez les moleste el resposabrazos al introducir cuarta y sexta.

2.2 TDCi 200 CV y 2.0 EcoBoost 240 CV Powershift

Javier Moltó condujo en la presentación de este Mondeo las versiones Diesel de 200 CV y de gasolina de 240 CV, que está disponible exclusivamente con cambio automático de doble embrague y seis velocidades. Estas son sus impresiones:


Son dos motores con potencia sobrada para mover el Mondeo con agilidad. El Diesel funciona con suavidad y poco ruido y vibraciones al ralentí. Tiene fuerza al arrancar y acelera bien a medio régimen. Al acelerar a fondo se aprecia el sonido del Diesel con claridad, pero no resulta molesto. A medio régimen noté una vibración en el pedal del acelerador, de alta frecuencia y de poca amplitud. No sé si se debía al motor o al asfalto, que parecía especialmente rugoso en ese punto.

Tiene una velocidad punta de 225 km/h con carrocería familiar, la que conduje con este motor. El velocímetro llegó a marcar 220 km/h sin necesidad de gran lanzamiento (no conozco el error del velocímetro). La estabilidad a esa velocidad es buena y el principal sonido lo produce el contacto del aire con la carrocería. Las ventanillas aíslan bien por lo que no noté diferencia apreciable con el sonido de otras berlinas a esa velocidad.

La suspensión de las unidades de la presentación permitían modificar la dureza de la amortiguación. Las opciones posibles son tres: «Comfort», «Normal» y «Sport». Conduje habitualmente en la posición «Normal» y cuando cambié a «Sport» me costó notar la diferencia. Se trata de una suspensión que adapta automáticamente la dureza de los amortiguadores a los requisitos de la conducción, por lo que puede funcionar en modo «Sport» si se lleva el coche con relativa rapidez por carretera de curvas o por autopista a velocidad elevada aunque se haya optado por la posición «Normal» en el selector. Intenté llevar la suspensión por recta, a velocidad moderada, en posición «Normal» de verdad y cambiarla a «Sport» en las mismas condiciones para intentar apreciar la diferente dureza de los amortiguadores al pasar por las irregularidades del asfalto. La diferencia me pareció pequeña también en esas condiciones.

El motor de gasolina de 240 CV se vende exclusivamente con el cambio automático PowerShift, de dos embragues. Es una buena combinación. Con esa potencia, la capacidad para mover el Mondeo con agilidad excede normalmente las posibilidades. Por las mismas autopistas alemanas que con el motor Diesel, no tuve ocasión esta vez de llegar a 200 km/h debido a que el tráfico lo impedía. El sonido a alta velocidad era muy parecido al de la versión con motor Diesel y también la sensación de aplomo y estabilidad.

El cambio PowerShift funciona con la misma suavidad y rapidez de siempre. A baja velocidad me parece que funciona con mayor suavidad que la caja DSG de Volkswagen. No he tenido ocasión de probar como funciona en posición «Sport», que se conecta al desplazar la palanca de cambios hacia la derecha. El único inconveniente que le encuentro a esta caja de cambios es la posición de la palanca para conducir en versión manual. En lugar de acercarse al conductor, para llevarla en posición manual hay que alejarla de uno, por lo que hay que desplazar el brazo a la derecha más de lo deseable.


El sistema de aviso de cambio involuntario de carril avisa mediante una vibración en el volante similar a la que se nota en las autovías españolas cuando se pisa la línea de pintura esculpida para avisar al conductor de posibles despistes. El sistema de aviso de objetos en ángulo muerto en ocasiones avisa de objetos estáticos situados fuera de la carretera. Por ejemplo, tras pasar cerca de una casa en una carretera de doble sentido, se ha iluminado la luz del retrovisor derecho.

El Mondeo con motor de gasolina y 240 CV que he conducido era la versión con carrocería de 5 puertas y ruedas en medida 235/45 en llanta de 18 pulgadas. Con estas ruedas, el volante da 2,5 vueltas entre topes. La versión con el motor Diesel llevaba ruedas de 215/50 en llanta de 17 pulgadas. Con estas ruedas el volante gira algo más de 2,7 vueltas. En nuestra ficha técnica habla de un diámetro de giro de 11,6 metros entre paredes, pero ese dato sólo es cierto con las llantas de 16 y 17 pulgadas. Con la llanta de 18 pulgadas ese diámetro es mayor, porque no varía la relación de desmultiplicación de la dirección de unas versiones a otras.