El aspecto del salpicadero y, en general, el de todo el habitáculo del DS 4 2016 es muy parecido al del modelo anterior. Las diferencias más importantes se encuentran en la pantalla del sistema multimedia, que ahora es táctil, y en la consola, donde DS ha eliminado algunos botones y mandos. Aunque no son cambios muy grandes, lo cierto es que suponen una mejora importante en cuanto a facilidad y rapidez de uso de las distintas funciones del vehículo.
La pantalla del sistema multimedia mantiene el mismo tamaño que la del modelo anterior (7 pulgadas), pero ahora es táctil y tiene unos menús distintos que simplifican mucho su manejo. Responde bien a las pulsaciones con los dedos y normalmente funciona con fluidez, aunque en algunas ocasiones, el sistema de navegación tiene dificultades para determinar con precisión la ubicación exacta del vehículo. Otras novedades importantes son la incorporación de los sistemas CarPlay de Apple, Android Auto de Google y MirrorLink, así como la posibilidad de crear una red inalámbrica a la que se pueden conectar varios dispositivos.
Aunque la silueta del DS 4 es distinta a la del Citroën C4 (modelo del que deriva), no hay diferencias importantes en cuanto a espacio interior. De acuerdo con nuestras mediciones, se trata de uno de los vehículos menos espaciosos de entre aquellos que tienen una carrocería de tamaño similar, sobre todo en cuanto a espacio para las piernas y distancia libre hasta el techo en las plazas posteriores. Un Opel Astra, un SEAT León o un Audi A3 Sportback son claramente más adecuados para transportar a cuatro personas, sobre todo si son de una estatura elevada.
El acceso (y la salida) a las plazas posteriores es posiblemente el aspecto más negativo del vehículo. Las puertas liberan un hueco muy pequeño e irregular y el techo en ese punto de la carrocería tiene una caída muy pronunciada, por lo que en muchos casos será necesario agachar la cabeza más de lo normal para no golpearse. Además, tampoco hay asideros en ninguna de las plazas que sirvan de ayuda para entrar o salir del habitáculo, algo que echarán en falta, sobre todo, personas de edad avanzada.
El puesto de conducción resulta agradable porque la mayor parte de los mandos y de los botones están situados cerca de la mano del conductor y porque los ajustes del asiento y del volante son amplios. Además, todos los DS 4 tienen un parabrisas de grandes dimensiones (la marca lo denomina «panorámico») que llega hasta la altura de la cabeza de los ocupantes de las plazas delanteras y deja pasar más luz al habitáculo, algo que puede ser agradable en días nublados o incuso por la noche. Para que no suponga un problema cuando la luz del sol incide directamente en esa zona, los parasoles se desplazan por un carril hacia delante unos 20 cm, quedando colocados como en un vehículo con parabrisas convencional (imagen).
El cuadro de instrumentos es igual que el del modelo anterior y, por lo tanto, mantiene los mismos inconvenientes: tanto el cuentarrevoluciones —que es digital— como el velocímetro tienen un diseño que impide consultar con rapidez la información mostrada y además no hay un indicador de temperatura del líquido refrigerante del motor (imagen). Es posible modificar el color de los indicadores, así como el de las pantallas que hay en el interior de cada uno de ellos.
Los asientos delanteros de serie tienen un mullido blando que los hace muy cómodos incluso en viajes de varias horas y sujetan el cuerpo convenientemente en las curvas. Además, los reposacabezas tienen ajuste longitudinal (además de vertical), por lo que resulta sencillo colocarlos cerca de la cabeza, que es lo ideal. Opcionalmente pueden ir tapizados en pieles de varios tonos y tener ajustes eléctricos con dos memorias.
Muchas de las soluciones que el fabricante ha utilizado para que el vehículo tenga cierto aspecto de cupé condicionan la funcionalidad en algunos aspectos. Los tiradores de las puertas traseras, por ejemplo, están integrados en una pieza de plástico que hay junto a las ventanillas y que sobresale mucho al abrirlas (hay que tener cuidado para no golpearse el pecho o una pared). Además, las ventanillas de esa misma fila de asientos son pequeñas, dejan pasar poca luz y no tienen ningún tipo de apertura, por lo que es posible que algunos pasajeros sientan cierta sensación de claustrofobia.
El volumen del maletero es 370 litros, una valor que lo sitúa en un término medio frente a sus rivales (listado comparativo). Tiene varios elementos con los que se puede mantener la carga fija (cintas elásticas o ganchos) y una trampilla que lo comunica con el habitáculo para poder transportar objetos largos (unos esquíes, por ejemplo) sin necesidad de abatir los respaldos de los asientos (imagen). También cuenta con dos plafones de iluminación —uno de ellos es extraíble y con una batería recargable, por lo que hace las veces de linterna; imagen— y una toma de 12 V. No es un maletero fácil de cargar, ya que el borde está situado a 78 centímetros del suelo, que es mucho. Llama la atención que los ganchos metálicos que sirven para colocar una red de sujeción al piso del maletero no van anclados a la propia carrocería, sino a la superficie textil que separa el espacio de carga del de la rueda de repuesto.
En la parte delantera hay bastantes huecos portaobjetos, aunque ninguno de ellos es especialmente grande y además carecen de un fondo revestido de goma que impida que se muevan los objetos depositados. En la parte posterior hay un hueco en cada una de las puertas, un revistero tras los respaldos de los asientos delanteros y un pequeño cajón en la prolongación de la consola que hay entre las plazas delanteras. La guantera está completamente tapizada, tiene un plafón de iluminación y es más bien grande, aunque carece de una cerradura con llave (imagen).
Los materiales con los que está recubierto el habitáculo causan una buena sensación. La parte superior del salpicadero está fabricada con un plástico blando bien rematado, mientras que el utilizado en la parte inferior del mismo y en el guarnecido de las puertas es más duro, aunque con un aspecto y tacto agradables. Los ajustes entre las distintas piezas también parecen estar realizados con esmero, pues no se escuchan ruidos incluso al circular por carreteras en mal estado. Lo que no consigue (bajo mi punto de vista) es crear el ambiente de lujo que se espera de un vehículo de este precio ya que, salvo que se opte por el tapizado del salpicadero en piel (una opción que cuesta entre 1250 y 1300 €, en función de la versión elegida), no hay grandes diferencias con respecto a un Citroën C4 y, por lo tanto, no se percibe la sensación de estar ante un vehículo distinto.