BMW Serie 3 (2022) - Prueba | Impresiones de conducción
Hemos probado el 320e, que es la versión híbrida enchufable menos potente disponible. Tiene un total de 204 caballos, que provienen de un motor eléctrico de 109 caballos y uno de combustión de 163. Por encima está el 330e, con 292 caballos.
El 320e es un vehículo pesado en comparación a otro Serie 3 sin un sistema híbrido enchufable (ficha comparativa). Todo ese peso extra no se nota tanto en la aceleración pura como en la precisión en curva. Este 320e no es el típico Serie 3 de acento dinámico al que nos tiene acostumbrados BMW, sino que se nota algo más pesado, más impreciso y con menor facilidad para cambiar de trayectoria. Su ámbito de utilización ideal son las carreteras amplias y la ciudad (especialmente si la batería está cargada, ya que así es posible hacer uso de su motor eléctrico durante más tiempo). No significa que no pueda ir a buen ritmo por curvas, pero para este uso es menos brillante que un 320d o un 320i
La unidad que hemos probado disponía de neumáticos opcionales (de medidas 225/45 R18 los delanteros y 255/40 R18 los traseros, de la marca y modelo Pirelli Cinturato P7). La suspensión era la de serie. En opción hay una de dureza variable (denominada suspensión Adaptativa M) que va asociada a una dirección con desmultiplicación variable. Es posible que con este elemento cambien un poco las reacciones del coche, pero no sabemos en qué medida.
Aceleración y frenada
Hemos medido la aceleración máxima en modo Híbrido con y sin carga en la batería. En ambos casos, el 320e necesita un mínimo de 5,6 segundos para pasar de 80 a 120 kilómetros por hora. Ese tiempo es sólo un poco más de lo que emplea un Serie 4 420d de 190 CV (5,3 s) y casi lo mismo que un Toyota Camry (5,5 s), por nombrar un modelo híbrido. Es decir, está claro que el 320e permite moverse con agilidad en prácticamente la totalidad de circunstancias y con independencia de que la batería tenga mucha carga o poca.
Hay dos modos de conducción que afectan de forma clara al funcionamiento de los motores: Hybrid y Electric. Con el modo de conducción Hybrid, el sistema da prioridad al uso del motor eléctrico, siempre que la batería esté cargada. El motor de combustión no se pone en marcha salvo que se comience a conducir en frío, se pise mucho el acelerador o se superen unos 110 kilómetros por hora. Si la batería está descargada, el BMW 320e se comporta de una forma parecida a la de muchos coches híbridos no enchufables. Es decir, normalmente comienza la marcha en modo eléctrico y, poco después, entra el funcionamiento el motor de gasolina (por ejemplo, como un Toyota Camry).
El modo Electric se diferencia principalmente del modo Híbrido en que es posible acelerar de forma más intensa y llegar hasta unos 150 kilómetros por hora sin que se ponga en marcha el motor de gasolina. La sensación que se tiene es, prácticamente, la de conducir un coche 100% eléctrico.
Entre las cosas que me han parecido mejorables está el tacto del freno a muy baja velocidad, pues es difícil detener el coche sin que pegue una pequeña sacudida final. Los frenos tampoco son del todo satisfactorios a alta velocidad. Nuestra unidad de pruebas ha necesitado 54,2 metros para detenerse desde 120 kilómetros por hora, que es una distancia larga, aunque tampoco es excesiva para un BMW según nuestro histórico de frenadas. La resistencia al calentamiento es buena y más que suficiente para quien practique una conducción rápida de forma puntual.