Audi A8 (2018) | Impresiones del interior

08/04/2018 |Pablo David González (@PD_Gonzalez) y Mario Garcés (@mgarces83)

El habitáculo del Audi A8 puede estar suntuosamente equipado. La lista de aditamentos opcionales es muy extensa y también las posibilidades de personalización (en la lista de precios y equipamientos hay más detalles). Las unidades en las que nos hemos subido estaban muy equipadas. Respecto a otros Audi menos costosos, en el A8 llama la atención la cantidad de superficies que pueden estar recubiertas de piel: además del salpicadero, la moldura central del volante (imagen), la parte superior e inferior de las puertas y, en las unidades de cuatro plazas, toda la consola central hasta su encastre en las plazas traseras (imagen). La tapicería del techo es de Alcantara.

La calidad de ajustes de todo lo que está al alcance de la mano es muy buena. Todos los componentes están ensamblados con esmero, como en un BMW Serie 7, un Mercedes-Benz Clase S y un Porsche Panamera. La impresión de calidad que transmite es superior que la de las otras berlinas de Audi, aunque la diferencia con respecto a, por ejemplo, un Audi A4 no es tan grande como la que hay entre un Mercedes-Benz Clase S y un Clase C. Esto es así porque la calidad de materiales plásticos y metálicos es muy pareja entre las diferentes berlina de Audi y solo cambia la presentación y la proporción de algunos materiales nobles, como la madera o la piel (en el A8 hay más cantidad de estos en más zonas).

Lo que menos nos ha gustado en lo referente a materiales es la gran cantidad de plástico negro brillante que hay cubriendo la consola central y el salpicadero. Este material, cuyo uso está muy extendido en la actualidad, se ensucia con facilidad al tocarlo con los dedos y hace ruido «a hueco» cuando se golpea levemente con los nudillos.

Las puertas del A8 no nos han parecido pesadas, como suele suceder en vehículos tan grandes, pero no tienen la función de freno que permite dejarlas fijas en cualquier ángulo de apertura (incluso con el coche en pendiente) y que suele ser muy de agradecer. Sí tienen cierre eléctrico automatizado (puertas «absorbentes», algo que ya tenía Mercedes-Benz en el Clase S de 1991) y se desbloquean con un movimiento mínimo del tirador interno gracias a un actuador eléctrico. Este tipo de desbloqueo eléctrico está diseñado para que se active una función de seguridad que retarda 0,8 segundos la apertura de la puerta en caso de que la detección de obstáculos en el ángulo muerto perciba que un vehículo (como un ciclista) se acerca por detrás mientras un pasajero abre descuidadamente.

Otra función de confort que puede tener el A8 (solo con la suspensión activa Audi AI, que no estará disponible hasta finales de la primavera de 2018) es una que eleva automáticamente la carrocería 4 centímetros cuando se abre una puerta, para facilitar el acceso a los pasajeros. Una vez se cierran las puertas, si el coche sigue parado, el sistema tarda 10 segundos en bajar a su posición normal (por si algún pasajero ha olvidado algo y vuelve a salir, por ejemplo), o bien desciende si se inicia la marcha antes.

La instrumentación es una pantalla de 12,3 pulgadas con una resolución de 1920 por 720 píxeles (imagen). Se ve muy bien, con independencia de cómo incida la luz del sol sobre ella, los gráficos son de alta calidad y el procesador los mueve con mucha fluidez. Para manejarla hay que utilizar los botones del lado izquierdo del volante (imagen).

El cuentarrevoluciones siempre está colocado a la izquierda y el velocímetro a la derecha. Entre medias queda un área para mostrar la información de los distintos menús (como el del ordenador de viaje, el del sistema multimedia, el del teléfono y el del sistema de navegación; imagen). A pesar de ser una instrumentación digital, no se puede reorganizar la información libremente, ni tampoco se puede elegir entre distintas diseños gráficos. Lo único que se puede hacer es pulsar el botón «VIEW» del volante y empequeñecer los indicadores del cuentarrevoluciones y del velocímetro, con lo que se consigue incrementar el área disponible para el resto de informaciones (imagen). En un BMW Serie 7 y en un Mercedes-Benz Clase S sí se puede modificar un poco el aspecto de la instrumentación (instrumentación del Serie 7 e instrumentación del Clase S).

El sistema de proyección de información en el parabrisas (o  head-up display) genera una imagen nítida y bien visible, cuyo brillo y posición en el parabrisas pueden ser regulados. Da datos sobre la velocidad del vehículo, el límite de velocidad de la vía, las indicaciones del sistema de navegación (incluidas representaciones gráficas de cruces o incorporaciones) y las alertas de los sistemas de ayuda a la conducción (por ejemplo, los del sistema de aviso por cambio involuntario de carril). El conductor puede elegir no ver algunas de estas informaciones, aunque la velocidad siempre es visible.

La pantalla del sistema multimedia mide 10,1 pulgadas y tiene una resolución de 1540 por 720 píxeles (imagen). Como la de la instrumentación, tiene unos gráficos precisos y un procesador potente que los mueve con fluidez. Es táctil, pero su sensibilidad está calibrada de manera diferente a la de un teléfono móvil moderno y nos parece que con gran acierto para su uso en un automóvil porque permite usarla sin tanto temor a que por un bache pulsemos donde no queremos. En la pantalla del sistema multimedia del A8 se pueden hacer movimientos de barrido y desplazarse por los listados de opciones que ofrece cada menú apoyando levemente el dedo, como en cualquier teléfono móvil moderno. La diferencia está en que para seleccionar la opción deseada hay que presionar con casi la misma fuerza que si hubiera que pulsar un botón físico (la cantidad de fuerza que hay que hacer se puede ajustar en el menú de configuración). Además, cuando se pulsa se oye un sonido de tipo «clic» y se siente una ligera vibración en el dedo que confirma que se ha pulsado.

Este tipo de pantalla táctil también la tiene el Porsche Panamera (imagen). La del BMW Serie 7 es táctil, aunque sin esta función de respuesta a la presión, si bien su sistema multimedia se maneja con mucha facilidad con un mando giratorio y unas teclas de acceso directo (imagen). Además, el BMW es el único de todos los modelos aquí citados capaz de interpretar gestos al aire hechos con la mano para realizar algunas funciones, como subir y bajar el volumen. La pantalla del Mercedes-Benz Clase S no es táctil y, como en el BMW, el sistema multimedia se maneja con una ruleta y unos botones que hay a su alrededor (imagen). El sistema del Clase S es el menos intuitivo y el que más tiempo de aprendizaje requiere.

Una de las cosas que se pueden ver en la pantalla del sistema multimedia son las imágenes que captan las cuatro cámaras periféricas (una está colocada en el frontal, otra en la parte trasera y las dos restantes en cada uno de los retrovisores exteriores). En un coche tan grande como el A8, este conjunto de cámaras es muy útil cuando hay que maniobrar en espacios pequeños. Es posible seleccionar qué cámara ver según las necesidades. Por ejemplo, con las de los retrovisores se obtiene una visión de las llantas y de los pasos de ruedas, de los cuatro, que resulta muy útil para ajustar el vehículo a una columna sin rozarlo. La calidad de imagen que dan las cámaras es buena, aunque creemos que las del Clase S la dan un poco más alta, en especial con poca luz. Un problema de estas cámaras es que todas están siempre a la vista, sin ningún tipo de protección, y en caso de lluvia o nieve pierden gran parte de su utilidad (en el Clase S, al menos la cámara trasera está oculta cuando no se utiliza y se ve mucho menos afectada por la suciedad y la lluvia).

El sistema informático puede combinar las imágenes de las cuatro cámaras y generar una visión externa y tridimensional del vehículo, como si fuera una cámara externa la que nos estuviera enfocando. La imagen tridimensional del vehículo (imagen superior izquierda) se puede mover a voluntad y hacer zoom sobre ella (incluso enciende las luces cuando se encienden las luces del coche real y gira las ruedas cuando se giran las reales con el volante). Esto es algo que también se puede hacer en el BMW Serie 7 (imagen), pero no en el Clase S, que lo máximo que puede ofrecer es una vista cenital (imagen). A mediados de 2018 habrá disponible un sistema de ayuda al aparcamiento que señalizará en rojo, en la visión cenital, las llantas que están cerca de un bordillo para que el conductor tenga cuidado de no rozarlas (hay más detalles en el apartado de Asistentes de conducción y elementos de equipamiento).

No hay mandos físicos para el manejo del sistema de climatización, sino otra pantalla táctil, en este caso de 8,6 pulgadas y de una resolución de 1280 por 660 píxeles (imagen). Esta pantalla tiene zonas que responden al tacto de forma tradicional, es decir, sin necesidad de hacer una presión extra para que responda (por ejemplo, la parte dedicada a subir y bajar la temperatura) y otras que sí tienen la función de «botón virtual» (por ejemplo, los botones que activan la ventilación y calefacción de los asientos). Los iconos que activan las diferentes funciones son grandes y, aunque para hacer algunos ajustes, como el cambio de temperatura, nos parece más fácil manejar una ruleta física, en general opinamos que esta forma de interacción con el sistema de climatización es satisfactoria.

Las salidas de ventilación se esconden hasta quedar camufladas cuando se apaga la climatización (imagen), como sucedía en el Jaguar XF de 2008. Otra curiosidad de esta parte del A8 es que para regular la cantidad de aire que sale de ellas no hay la tradicional ruleta giratoria, sino un pequeño panel táctil con cuatro posiciones intermedias entre cerrado y abierto (imagen). En las salidas delanteras centrales del Serie 7 hay algo parecido, aunque con otra función, la de ajustar con mayor precisión la temperatura del aire (la apertura y cierre se hace con una ruleta, imagen).

La pantalla del sistema de climatización tiene otra función: la de panel táctil de escritura. Cuando, por ejemplo, en el sistema multimedia se presiona sobre la opción de buscar una dirección para el sistema de navegación, todos los iconos del climatizador desaparecen y en su lugar se despliega una pantalla negra con una matriz de puntos sobre la que se puede «escribir» con el dedo (imagen). El sistema de reconocimiento de la escritura funciona muy bien. Se puede escribir la palabra de corrido, como si lo hiciéramos en un papel (aunque le cuesta interpretar lo escrito cuando se hace en diagonal), o letra a letra. La capacidad del sistema para comprender lo que se dibuja con el dedo es sorprendente. Me parece un elemento de equipamiento muy útil para introducir direcciones y que complementa bien al sistema de órdenes vocales, que también funciona con mucha precisión.

Debajo de la pantalla del climatizador hay una fila de botones (físicos) que sirven para cambiar de modo de conducción, desactivar el ESP, encender los intermitentes de emergencia y para activar la función de desempañado del parabrisas y de la luneta (imagen). Esta fila de botones se puede sustituir, con las funciones colocadas en el mismo orden, por pulsadores táctiles (imagen). Otra opción es pedir que el grupo de tres botones que hay por debajo (entre el botón de encendido y la ruleta del sistema multimedia) vayan pintados en un color plateado, como se ve en esta imagen (de serie son negros, imagen).

Los asientos que hemos probado son los opcionales que Audi denomina «asientos de confort» que se diferencian de los de serie por tener mayor posibilidad de ajustes —por ejemplo, con ellos se puede variar la longitud de la banqueta, así como la anchura de esta y la del respaldo— y por tener dos posiciones de memoria (en un Serie 7 también hay dos memorias, imagen, mientras que en un Clase S hay tres, imagen). Además, llevaban las opciones de masaje (hay varios tipos de masaje y tres intensidades para cada uno), calefacción y ventilación (ambos regulables en tres niveles y con posibilidad de conectarlos simultáneamente). Son unos asientos muy confortables, que dan una correcta sujeción del cuerpo en curva y que gracias a la multitud de ajustes permiten adaptarse bien a los gustos de cada conductor. El ajuste en altura del reposacabezas también es eléctrico, pero el de la altura del cinturón es manual.

Los controles básicos de los asientos se realizan con unos mandos físicos que se encuentran en la parte lateral (imagen). Para controlar las regulaciones más avanzadas hay que acceder al correspondiente menú a través de la pantalla del sistema multimedia. A este menú se accede buscándolo a través del sistema, o bien, pulsando cualquier botón de los asientos (y entonces en la pantalla se abre automáticamente el menú correspondiente).

Además de la guantera, en las plazas delanteras hay muchos huecos para aliviarse los bolsillos: unos grandes en la parte baja de las puertas (imagen), otros más pequeños y con tapa en los reposabrazos de las puertas (imagen), un portabebidas doble junto a la palanca selectora del cambio (imagen) y un espacio generoso bajo el apoyabrazos central (imagen). Para acceder a este último hay que levantar hacia atrás los apoyabrazos (que son independientes), maniobra que no resulta fácil porque hay que torcer el brazo mucho. Tal vez hubiera sido preferible que se abriesen hacia los lados, como en un Serie 7 y un Clase S.

La configuración de serie de la fila posterior de asientos es un banco fijo para tres personas en el que, como es habitual en este tipo de coches, la plaza central es mucho más estrecha e incómoda que la de los laterales. En opción, por 5110 euros, existe la posibilidad de pedir que las plazas laterales tengan regulaciones para la posición del respaldo y de la banqueta (imagen). Las posibilidades de regulación de los asientos posteriores no son tan amplias como las de los delanteros. No obstante, se puede conseguir una posición en la que se va medianamente tumbado con mucho confort.

Los mandos para el manejo de los asientos traseros están situados en el reposabrazos central  y, si se pide la opción, hay además una tableta de 5,7 pulgadas extraíble (imagen). Con esta tableta se puede hacer un ajuste más fino de los asientos, activar la ventilación, calefacción y la función de masaje, controlar el sistema de climatización, controlar las luces del habitáculo (las de lectura y las ornamentales), subir o bajar las cortinillas (la de la luneta y la de las ventanillas traseras), abrir o cerrar el techo solar y manejar el equipo de audio. Esta, esta y esta son imágenes de los distintos menús. La solución de la tableta extraíble es ago que BMW también utiliza en el Serie 7 (imagen).

Por 9450 euros, Audi cambia el banco trasero de tres plazas por uno de dos con una consola fija de separación (imagen). En dicha consola se hallan los mandos de ajuste de los asientos, la tableta extraíble y, en opción, unas mesitas extraíbles. Si se paga 4320 euros más, la parte posterior del asiento copiloto tiene una modificación para, primero, servir de apoyapiés al pasajero que va colocado en la plaza posterior y, segundo, para darle un masaje en los pies (imagen). La plataforma apoyapiés tiene calefaccion y para los masajes de pies se puede elegir entre tres tamaños de pies y dos tipos de masaje (ajustables en tres niveles de intensidad cada uno). El BMW Serie 7 también puede llevar un apoyapies, pero no un sistema de masaje para esta zona del cuerpo (imagen). En el Mercedes-Benz Clase S hay un apoyapiernas que sale de la parte inferior de la propia banqueta trasera (imagen) y un pequeño apoyapiés que sale de la parte inferior del asiento delantero (imagen).

Según nuestras mediciones, en la parte de atrás hay una diferencia de 11 centímetros de espacio para las piernas entre el A8 de batalla corta (75 cm) y el de batalla larga (86 cm). En el de batalla corta la distancia es más que suficiente para que dos pasajeros de talla media-alta viajen holgadamente, aunque resulta curioso que un Škoda Superb mejore esta cota (83 cm) y que, además, bajo los asientos delanteros tenga más hueco donde meter los pies (lo cual no habla mal del A8 como vehículo para transportar pasajeros, sino muy bien del Superb). La anchura a nivel de hombros es similar (141 cm en el corto y 142 cm en el largo). El Mercedes-Benz Clase S es más amplio que el A8 en ambas carrocerías, el Serie 7 es más ancho pero tiene menos espacio para las piernas y el Panamera es notablemente más pequeño (ficha comparativa).

De todos los vehículos mencionados, el Mercedes-Benz Clase S de batalla larga nos parece el mejor para viajar atrás porque es el más amplio, el que tiene los asientos con las regulaciones más extensas y los más confortables por formas y mullido (las almohadas que llevan los reposacabezas son especialmente cómodas, imagen).

El maletero es idéntico en las dos variantes (505 litros; imagen), por lo que toda la ganancia en longitud se refleja en espacio para los pasajeros de atrás. Audi lo ha tapizado por completo, incluso en la mampara del techo, donde se alojan los altavoces. Está en la media de sus competidores, si bien el Clase S corto es el que más le aventaja con 530 litros (curiosamente, el largo tiene 20 litros menos de capacidad de maletero). Ficha comparativa de versiones con carrocería corta y ficha comparativa de versiones con carrocería larga. Sus formas no son regulares porque tiene un escalón a lo ancho cerca de los respaldos traseros (imagen) —que no es muy pronunciado, pero sí lo suficiente para que nuestra medición de profundidad lo refleje, ya que tiene en cuenta el plano más largo que se puede apoyar totalmente en el suelo del maletero— dos escalones en los laterales y las paredes no son planas.

Debajo del piso hay un gato y una rueda de repuesto de emergencia, es decir, más pequeña que las demás y con la que no se puede superar 80 km/h (imagen). El portón tiene apertura y cierre eléctricos de serie y, en opción, se puede pedir que se abra haciendo un gesto con el pie por debajo de parachoques.