El KIA Stinger tiene una conducción confortable por suspensión, por aislamiento acústico y por la sensación seguridad que transmite. La suspensión, ya sea la de amortiguadores de firmeza fija como la de dureza variable, hace bien su trabajo suavizando los baches e imperfecciones del asfalto.
El ruido que llega al interior es bajo, incluso a velocidades superiores a 150 km/h (todas las unidades probadas tenían ventanillas laminadas). El KIA Stinger con motor V6 de 375 CV de potencia tiene buen tacto. Se siente bien a través de la dirección y su conducción resulta sencilla. Es un vehículo veloz y que da mucha confianza en casi cualquier tipo de vía, al estilo de un Audi S4. Sus mejores cualidades se notan en vías rápidas y de curvas medias, donde transmite una seguridad muy elevada (como es propio en las berlinas de lujo), con poco balanceo, a la vez que los ocupantes viajan con comodidad.
No obstante, las unidades que hemos probado tenían unas ligeras vibraciones (una más que otra) a más de unos 100 km/h, que no sabemos de dónde provenían. Estos coches tenían más de 15 000 km, mucho de ellos hechos probablemente en condiciones exigentes. No creemos que sean parte de su funcionamiento normal, pero recomendamos fijarse en este punto a quien tenga pensado comprar uno.
El KIA Stinger es un coche pesado (lo es tanto si lleva motor Diesel y tracción trasera, como motor V6 y tracción total; damos más información en el apartado Información técnica). Sin embargo, no me parece que esa gran masa tenga mucha influencia negativa en las cualidades dinámicas, porque es posible ir muy deprisa por carreteras de curvas. Sólo en algunas ocasiones, se puede llegar a notar que le falta un poco de rapidez en los cambios de apoyo. Así ocurrió en nuestra maniobra de eslalon; sin embargo, en el ejercicio de esquiva las reacciones fueron impecables y completó el ejercicio a una velocidad elevada (más información en el vídeo que hemos insertado justo debajo). Nuestra unidad del KIA Stinger GT tenía buenos neumáticos, unos Michelin Pilot Super Sport.
El motor de 375 CV parece muy pleno de potencia a todo régimen. Acelera al coche con suavidad pero a la vez de forma firme y contundente (si el conductor pisa mucho el acelerador). Según nuestras mediciones, el tiempo mínimo que ha necesitado para pasar de 80 a 120 km/h son 3,3 segundos, que es un buen dato teniendo en cuenta la potencia disponible y el elevado peso del KIA Stinger 3.3 T-GDI 370 CV GT 4x4 (1909 kg en condiciones de homologación, que son 174 más que un Audi S5 Sportback 3.0 TFSI 354 CV quattro tiptronic, ficha comparativa). No tenemos la misma medición de aceleración del mencionado Audi S5, aunque muy posiblemente sea algo más veloz debido a su menor masa.
El consumo es lo peor del KIA Stinger de 375 caballos de potencia. El consumo mínimo que hemos conseguido (8,4 l/100 km) durante toda la prueba, ha sido en nuestro recorrido habitual por autovía (con fuertes desniveles) a una media real de 120 km/h. A poco que haya cambios de ritmo o se aproveche de vez en cuando la potencia disponible, el consumo sube con rapidez. En un uso variado, por todo tipo de vías, con alguna aceleración puntual a fondo, el gasto entre depósitos rara vez baja de 10 l/100 km.
Posiblemente, el único obstáculo que hay para disfrutar de una conducción muy rápida por curvas es el cambio de marchas automático. Es excelente por suavidad en un uso cotidiano, aún a ritmo ligero. Sin embargo, es menos satisfactorio en conducción deportiva porque le faltan algunas prestaciones, como por ejemplo, una mayor velocidad de reacción a los toques que el conductor hace sobre las levas. También se echa de menos una mayor permisividad en las reducciones, que permita dejar el motor más alto de vueltas para salir de la siguiente curva con la máxima aceleración. Por último, obligatoriamente hay que desconectar todas las ayudas electrónicas para evitar que el cambio suba automáticamente a la siguiente marcha cuando se llega al corte (en el motor Diesel ni siquiera así se puede evitar el paso automático a la marcha superior).
Esta caja no tiene función de avance por inercia (ni siquiera en el modo de conducción Eco), pero sí «Launch Control». Para activar esta última función hay que seleccionar los modos de conducción Sport o Sport+ (desde un mando redondo que hay en la consola central, imagen) y desconectar el control de estabilidad. Una vez hecho esto, con el pie izquierdo hay que pisar el freno a fondo y con el pie derecho el acelerador. El sistema fija las revoluciones del motor (no podemos dar un dato preciso porque no lo recordamos) y ya solo resta soltar el freno para el que coche salga hacia delante con la máxima aceleración que las circunstancias le permitan. Los modos de conducción —SMART, ECO, COMFORT, SPORT y SPORT+— afectan al funcionamiento del motor, del cambio, de la suspensión (en caso de tener la de dureza variable), de la dirección y del sistema de tracción total (si el vehículo lo tiene). Las diferencias se notan, aunque no son cambios bruscos. En los modos SPORT y SPORT+ además se activa un función que incrementa electrónicamente el sonido del motor dentro del habitáculo. El modo SMART cambia automáticamente la configuración de cada componente en función del estilo de conducción. No existe un modo en el que el conductor pueda hacer un ajuste individualizado de cada uno de los elementos mencionados.
La capacidad de los frenos para detener al coche es correcta (para detenerse desde 120 km/h ha necesitado 52,9 metros) y la resistencia al calentamiento es más que suficiente para conducir por carreteras de montaña a un ritmo ágil y sin excesivo temor a perder capacidad de frenada.