Toyota Avensis Sedán (2016) | Impresiones de conducción

19/06/2015 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

El Avensis 2016, en cualquiera de sus dos carrocerías, tiene unas cualidades dinámicas que hacen que su conducción sea más satisfactoria en vías rápidas (como en una autopista, por ejemplo) que en carreteras de curvas. Es un coche que invita a conducir de forma tranquila, que tiene una suspensión que suaviza bien los impactos que reciben las ruedas al pasar sobre los baches y cuyo habitáculo está correctamente aislado acústicamente. En las curvas, la suspensión se siente blanda y hace que los movimientos de la carrocería sean lentos e imprecisos. Por otra parte, la asistencia eléctrica de la dirección es excesiva y resta capacidad al conductor para sentir el agarre de los neumáticos delanteros. Los neumáticos de las unidades que he conducido eran Michelin Primacy 3, en medida 215/55 R17. 

En el mercado hay vehículos como el Mazda6, el Ford Mondeo y el Volkswagen Passat que dan un confort de marcha igual de bueno y, a la vez, un rendimiento dinámico en curva muy superior.

El motor Diesel de 143 CV de la versión Avensis 150D transmite vibraciones al volante, el asiento, los pedales y la palanca del cambio cuando funciona al ralentí. Son pequeñas, pero más sensibles que las que se perciben en el Ford Mondeo 2.0 TDCI de 150 CV. Su respuesta desde pocas revoluciones es buena y entrega la potencia con mayor linealidad que, por ejemplo, el motor 2.0 TDI 150 CV del grupo Volkswagen, aunque cuando se demanda mucha aceleración y las revoluciones están por debajo de unas 1400 rpm, vibra de manera notable. No es un motor que se note sobrado de potencia, pero sí me parece suficiente para que, con dos personas a bordo y un par de maletas de mano (que es como lo he probado), se pueda conducir con agilidad y hacer adelantamientos razonablemente rápidos.

Este motor lleva un sistema automático de parada y arranque en las detenciones (Stop&Start) que no es especialmente rápido haciendo el re-arranque, pero no tan lento como para, desde mi punto de vista, resultar molesto. En cualquier caso se puede desconectar.

El de gasolina de 1,8 litros y 147 CV es atmosférico y tiene un funcionamiento más suave y silencioso, pero exige llevarlo más revolucionado para obtener una respuesta de contundencia similar a la del Diesel. Así, si circulando por la autopista un vehículo nos obliga a reducir la velocidad a 90 km/h, con el motor da gasolina es necesario reducir a cuarta o quinta para volver a alcanzar 120 km/h con la misma rapidez que el Diesel lo hace en sexta. Este motor no tiene Stop&Start.

La caja de cambios de serie es manual de seis velocidades en ambos casos. Es una caja que exige hacer movimientos amplios con el brazo para seleccionar las diferentes marchas, si bien el tacto es preciso en el momento de insertarlas.

La pantalla del sistema multimedia Toyota Touch 2 tiene ocho pulgadas y está colocada en el centro de la consola (imagen). Para verla hay que desviar la mirada de la carretera más tiempo del que se emplea con aquellas que están situadas por encima de las salidas de aire, como la del Mazda6. Afortunadamente, se ve bien en días luminosos y los botones que hay para su manejo son grandes y rápidamente reconocibles. Lo que resulta molesto es que muestra a pantalla completa cualquier ajuste que se hace en el climatizador, sobreponiendo esa información a otra más relevante que se estuviera mostrando en ese momento, como puede ser una indicación del sistema de navegación GPS. Además, es información redundante, porque el mismo climatizador cuenta con una pantalla propia.

El Avensis 2016 tiene ayudas a la conducción que no estaban disponibles en el anterior modelo, como la alerta por cambio involuntario de carril y el reconocimiento de señales de tráfico. El primero emite un pitido —no muy fuerte en cuanto a volumen— cuando se pisa alguna de las líneas que delimitan el carril por el que se circula y si no se ha puesto previamente el intermitente del lado correspondiente. Sólo emite el mencionado pitido, no mueve el volante ni hace que éste, o el asiento, vibre. Es una alerta que puede llegar a pasar desapercibida si se lleva la música un poco alta. 

El sistema reconocimiento de señales tráfico lee aquellas referentes a los límites de velocidad, posibilidad de adelantar y fin de prohibiciones y las muestra en la pantalla de la instrumentación. Lee las indicaciones tanto si están en soporte físico como representadas en los paneles luminosos, y tanto si afectan a la vía por la que se circula como a las adyacentes que no le atañen. Esto último hace que este sistema sea inútil en la mayoría de las ocasiones. Además, no está comunicado con la base de datos de velocidades máximas del navegador, por lo que es frecuente ver discrepancias entre ellos.