SEAT Ibiza 3p 1.4 16V 100 CV (2002) | Buena estabilidad

15/04/2002 |Javier Moltó

Las dos unidades del SEAT Ibiza 3p 1.4 16V Sport 100 CV que han pasado por nuestra redacción no estaban dotadas de sistema de control de estabilidad. El ESP es una opción que se vende a un precio de 510 €. Sí llevaban control de tracción, que también es opcional y cuesta 119 €. Para este motor, el control de tracción es casi inútil. Un día de lluvia me esforcé para que actuara y lo conseguí en una carretera muy mojada atravesada por riachuelos. No me gustó cómo actuaba. Seguro que estaba conectado, parpadeaba la luz en el cuadro, pero el motor no dejaba de acelerar y el coche no mantenía la trayectoria. Si sirve para algo, es para arrancar en una cuesta arriba con poca adherencia, pero eso no lo he probado.

En una conducción normal o normalmente rápida, resulta prácticamente imposible que sobrevire. Si el control de estabilidad que puede llevar tiene una capacidad limitada para corregir el subviraje (algo que ocurre con frecuencia), entonces le veo poco sentido para este coche. En todo caso, no se ha inventado aún el coche en el que sea imposible sobrevirar, si se dan las circunstancias adecuadas.

Los dos coches que he probado iban muy bien en seco. El morro entra en las curvas con suficiente agilidad. Es posible que a algunos conductores, para ir muy rápido en una carretera de curvas, les gustara más sobreviraje al desacelerar en curva, pero eso depende mucho de los gustos particulares y sólo resulta apreciable en conducción "deportiva". Para una utilización cotidiana, la estabilidad es buena. La dirección resulta adecuada al conjunto y los frenos responden con buen tacto y resistencia al calentamiento.

En mojado sólo pude probar la segunda de las unidades que hemos tenido en km77.com. Los neumáticos que llevaba estaban muy desgastados y, por tanto, era peligroso, porque la facilidad para resbalar por encima del agua era enorme. Me dio la impresión de que con ruedas nuevas el coche hubiera ido muy bien también en mojado. Sin embargo, con las ruedas delanteras desgastadas, costaba mucho meter el coche en las curvas, ya que el eje trasero no ayuda nada a inscribir el coche en los giros. Cuando el agarre en el eje delantero es bueno no hay problema. Pero cuando el agarre es deficiente, la tendencia a seguir recto es acusada.