Rover 75 Tourer (2001) | Zona de carga muy cuidada

07/06/2001 |Javier Moltó

Los responsables de MG Rover en España consideran que el motor más vendido del Tourer en España será el turbodiésel de 116 CV. Y no se trata de una mala opción, pero si se piensa que un familiar es un coche "propenso" a ser utilizado con un pequeño remolque o muy cargado, los 116 CV del turbodiésel de origen BMW se quedan escasos. En MG Rover están luchando con BMW para conseguir una versión más potente de este motor, o un turbodiésel más potente que pudieran encajar en el vano motor del Rover 75, pero de momento las negociaciones no avanzan y el incremento de potencia no llegará, como pronto, antes de un año y medio o dos años, aunque no quisieron concretar fechas.

Lo que más se agradece de este motor es su suavidad y silencio de marcha, características que concuerdan muy bien con el estilo del 75 Tourer. El turbo sopla con suavidad y la potencia que tiene se aprovecha íntegramente sin dificultad. Con sólo dos personas a bordo, ya hay que reducir ante la llegada de cualquier repecho. Con el coche cargado y por carreteras de montaña debe ser difícil pasar de tercera en algún momento. También es verdad que las versiones que pude conducir llevaban montados unos impresionantes neumáticos de 215 mm de anchura, que no le sentaban nada bien a la potencia de este motor.

Si se quiere más potencia, no queda más remedio que pasarse a las versiones de gasolina. En este caso sí que hay potencia sobrada. Los 177 CV de la versión 2.5 V6 (la otra versión que pude probar) mueven al coche con agilidad. Este V6 no es un motor con una potencia sobresaliente a bajas revoluciones, por lo que si se quiere ir rápido de verdad hay que recurrir al cambio con frecuencia.

No conseguí sentirme cómodo al volante del Rover. Uno de los motivos, sin duda, es que uno tarda en acostumbrarse a conducir con el volante a la derecha (lo probamos en Inglaterra). Pero no creo que sea ése el único motivo. El colega periodista que hizo el recorrido conmigo también me contaba que no se sentía cómodo. Nuestra sensación era que el volante estaba ligeramente desplazado hacia la izquierda y que por tanto no estábamos perfectamente enfrente de él. Habrá que esperar a probar un modelo con volante a la izquierda para sacar conclusiones. El volante es regulable en profundidad y altura, por lo que en principio todo está bien dispuesto para poder sentirse cómodo.

Las carreteras por las que probamos los coches, muy estrechas y con mucho tráfico, no eran propicias para probar la estabilidad. Con respecto a la berlina se han modificado ligeramente elementos de la suspensión, para endurecer un poco el coche. Se trata en definitiva de adaptarse a una situación en la que previsiblemente los coches irán más cargados que si fueran berlinas. La sensación es que el equilbrio entre comodidad y estabilidad está conseguido. Quienes prevean que llevarán el coche muy cargado, pueden pedir opcionalmente el sistema de suspensión autonivelante, que se ofrecerá con un coste de entre 80.000 y 100.000 pesetas.