Renault Laguna (2011) | Impresiones de conducción

10/12/2015 |Enrique Calle

El Laguna sobresale por lo silencioso y suave que es, lo que ayuda a acumular poco cansancio en viajes largos. Al interior llega muy poco ruido mecánico (motor y transmisión), aerodinámico y de rodadura.

El Laguna con motor Diesel de 110 CV (dCi 110 eco2) no tiene mucha capacidad de aceleración, en términos absolutos pero no me da la sensación de ser un coche lento. Naturalmente, cualquiera de las versiones Diesel más potentes tienen más fuerza, pero esa potencia extra no sale a relucir en cualquier circunstancia; por ejemplo, en desplazamientos por autovías sin grandes desniveles no habrá grandes diferencias entre viajar con el Laguna de 110 CV o con alguno más potente. Lo que se puede echar en falta es más fuerza para adelantar por carreteras secundarias; pero eso no es un fallo de este Laguna sino una característica común a la mayor parte de las berlinas relativamente grandes con motores de poco más de 100 CV.

Como se ve en nuestras mediciones, no hay grandes diferencias de aceleración —medición en la que se lleva el motor hasta un régimen alto— entre este Laguna y otros modelos de potencia parecida, como el Fluence con el mismo motor o el Volkswagen Jetta en su versión Diesel 1.6 TDI de 105 CV. En esa medición no hay ninguna berlina de tamaño y potencia parecidas que haya sido sensiblemente más rápida.

En las mediciones que consisten en ganar velocidad pisando el acelerador desde marchas largas (recuperaciones), el Laguna Diesel de 110 CV ha sido mucho más rápido que el Volkswagen Passat con el motor 1.6 TDI 105 CV BMT y que el Ford Mondeo en su variante TDCi 114 CV ECOnetic, especialmente en sexta velocidad (tabla comparativa). Eso se traduce en un uso cotidiano en que para mantener un ritmo parecido, en el Renault Laguna hay que estar menos pendiente del cambio de marchas.

En esta ocasión no hemos podido medir el consumo como habitualmente lo hacemos en km77.com, pero parece que su consumo es moderado. En recorridos combinados de ciudad y carretera, conduciendo a un ritmo normal, las indicaciones del ordenador de viaje estaban en torno a unos 6,0 l/100 km.

El Laguna reacciona con mucha seguridad en condiciones comprometidas y normalmente con suavidad. Algunos conductores pueden echar en falta una dirección con un tacto menos artificial. No se trata de una dirección blanda —hay direcciones muy asistidas con muy buen tacto—, sino que transmite poca información al conductor de lo que ocurre bajo las ruedas. Creo que tanto el Ford Mondeo como el SEAT Exeo ofrecen un tacto de conducción de mayor calidad, lo que no implica que sean más seguros de reacciones. Esta apreciación es válida para el Laguna con dirección a las ruedas delanteras no para el «GT 4Control» (más información).

La suspensión del Laguna permite viajar con comodidad y tiene un punto de dureza que evita que la carrocería se mueva excesivamente en frenadas o curvas. Lo que no hace bien es aislar a lo ocupantes de las sacudidas y vibraciones que experimenta la suspensión al pasar por algunos baches. Por ejemplo, si en una carretera ondulada o en mal estado coincide un apoyo fuerte con un bache que mueve las ruedas con violencia, se puede apreciar un pequeño golpe en el volante y una vibración en la carrocería que resta sensación de solidez —en el Ford Mondeo o en el SEAT Exeo ocurre en menor medida—.

El cambio manual de seis marchas tiene un tacto esponjoso y recorridos largos, algo típico de los cambios manuales de Renault, pero lo cierto es que las marchas entran con facilidad y rapidez.