Porsche Boxster Spyder (2015) | Impresiones del interior

02/02/2016 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

La entrada y salida del habitáculo del Porsche Boxster Spyder no es cómoda y hay que estar ágil para hacerlas con gracia (un BMW i8 es todavía más incómodo). Es un coche bajo, por lo que hay que agacharse, y los asientos están colocados muy pegados al suelo y tienen los resaltes laterales muy pronunciados (al menos los que yo he probado, que eran de tipo baquet; imagen). Al bajarse del vehículo, las personas más altas deben tener cuidado de no golpear la cabeza con las barras de articulación del techo, que no están protegidas por ningún revestimiento, como sí sucede en el resto de Boxster.

Porsche da al cliente la posibilidad de elegir entre tres tipos de asientos sin pagar un recargo. Están los que ya he mencionado de tipo baquet y otros dos que dan un mayor confort porque tienen más mullido y muchas más posibilidades de regulación (eléctricas y con la posibilidad de memorizar distintas posiciones). En opción, por 1629 euros, hay otros también de tipo baquet, con un diseño diferente y que dan un poco más soporte a la altura de los hombros (imagen). Los dos de tipo baquet no son compatibles con sistemas de retención de sillas infantiles, los otros dos sí (los anclajes Isofix para el asiento del acompañante es una opción que cuesta 204 €). 

Los baquet que no suponen recargo sólo tienen ajuste manual en sentido longitudinal. No he echado en falta más regulaciones. Con la del asiento y la del volante —en altura y profundidad— he encontrado enseguida la postura de conducción idónea. Y lo mismo le ha pasado al resto de compañeros que han conducido el Boxster Spyder. Dan una sujeción magnífica y me parecen lo suficientemente confortables para aguantar sentado en ellos trayectos largos. 

La estructura de estos asientos es una mezcla de plástico reforzado con fibra de vidrio y plástico reforzado con fibra de carbono (imagen). Los cojines sobre los que se apoyan los ocupantes tienen muy poco mullido y están recubiertos de Alcantara. Los laterales de la banqueta y del respaldo son muy prominentes y están cubiertos con cuero. En opción, por 475 €, pueden estar calefactados mediante unas resistencias eléctricas regulables en tres niveles de potencia (detalle del botón que activa esta función). 

El volante del Boxster Spyder es pequeño (mide 380 mm de diámetro, como el del Porsche Cayman GT4), completamente redondo y no tiene ningún botón, excepto el del claxon. El aro está forrado en Alcantara y tiene un tacto agradable. Como he comentado más arriba, se puede regular manualmente su altura e inclinación.

El Boxster Spyder es un biplaza amplio, en especial en lo que se refiere a altura libre hasta el techo. Las personas de más de 1,90 metros de estatura no tendrán que preocuparse en este sentido, ni tampoco por el espacio para las piernas. La anchura entre puertas es suficiente para que dos adultos de corpulencia normal se acomoden con desahogo.

La calidad de los materiales que recubren el salpicadero y las puertas me parece muy buena. Son fundamentalmente cuero y Alcantara. Hay pocos plásticos y los que hay dan buena impresión. Los huecos de la consola y las puertas no son grandes, pero sí suficientes para dejar en ellos objetos como unas llaves, un móvil o una cartera. Si no se pide la radio (una opción sin sobrecoste), queda un espacio muy grande en su lugar (imagen). La guantera es amplia, está iluminada y tapizada. El tirador para abrir las puertas es una pieza de tela.

Hay dos maleteros, uno en la parte delantera del vehículo (de 150 litros; imagen) y otro en la parte delantera (de 130 litros; imagen). El delantero es más profundo que el trasero, pero la boca de carga tiene menos superficie. El acceso al maletero delantero no presenta ninguna dificultad, basta con pulsar un botón que hay a la izquierda del asiento (imagen) o en el mando y levantar la tapa que lo cubre. El acceso al maletero trasero es más engorroso, sobre todo si la capota está sobre la carrocería. En caso de ser así, antes de levantar la tapa hay que desenganchar los dos aletines de la capota, uno a cada lado de la carrocería (imagen). Por otra parte, la tapa es de grandes dimensiones y se articula mediante unos brazos metálicos que parecen endebles.