Peugeot 406 SV 2.2 HDi (2001) | Un coche para viajar

10/01/2001 |Juan Manuel Pichardo

Si tenemos en cuenta todos los factores que influyen en el confort, no hay muchos coches que sean preferibles a este 406. El motor suena poco incluso desde fuera y con el capó abierto, desde dentro y en marcha apenas se nota que es Diesel, salvo en fuertes aceleraciones con marchas cortas. Tampoco se siente áspero en el volante o los pedales, ni vibra apreciablemente. Esto no es fácil de conseguir en un cuatro cilindros Diesel de esta cilindrada, incluso con los árboles de equilibrado que lleva este motor bajo el cigüeñal. En este sentido Peugeot ha hecho un buen trabajo.

Tampoco se escuchan las ruedas y el sonido que hace el aire es uniforme, no hay ninguna zona del coche que resalte especialmente ni silbidos molestos.

La suspensión filtra muy bien el movimiento de las ruedas. Sobre una carretera bacheada como las que hay fuera de la red principal, los movimientos rápidos de las ruedas llegan a los pasajeros casi como un vaivén suave, no como las sacudidas que darían muchos de los competidores del 406.

En autovía, si se circula a una velocidad normal o normalmente rápida, este 406 es capaz de compensar los badenes, parches, cambios de asfalto o las roderas dejadas por los camiones, hasta un cierto límite. Por encima de ese límite, bien si se trata de irregularidades grandes, o bien si está en un apoyo fuerte, la carrocería se mueve demasiado, hasta el punto que —en esos casos— se echa de menos una suspensión menos suave.

A un ritmo muy rápido, y dado que ese tipo de obstáculos no es infrecuente (lamentablemente), si el coche está en un fuerte apoyo y lo pisa, tiene un movimiento de la parte trasera que no inspira mucha confianza. Es muy difícil que se separe de la trayectoria, pero si se unen movimientos amplios de cabeceo y balanceo, puede dar la impresión de que sí lo va a hacer. En carreteras lentas no es poco ágil, aunque tenga la suspensión suave y mucho peso en el eje delantero.

Los frenos tienen buen tacto y capacidad para detener al coche adecuadamente. Lo que no tienen es mucha resistencia; en condiciones normales no se nota, pero después de dos o tres frenadas fuertes sin un intervalo largo entre ellas el pedal se empieza a poner blando. No es infrecuente que esto pase en coches como éste, grandes y relativamente pesados. Tiene servofreno de emergencia y, a diferencia de lo que ocurre en otros coches, éste no actúa antes de tiempo.