MG ZT (2001) | Grande pero ágil

10/07/2001 |Víctor M. Fernández

Conseguir que una berlina de 4,75 m de longitud y 1.625 kg de peso transmita sensaciones deportivas es difícil. En MG lo han logrado con el ZT, más que por la potencia del motor KV6 de 190 CV, por su estabilidad y por la rapidez, precisión y eficacia de elementos como el cambio, la dirección y los frenos.

Cuando un coche de estas características pasa con buena nota una prueba al límite en un circuito de competición, es porque su bastidor está muy bien desarrollado y puesto a punto. Este es el caso del MG ZT 190 que he tenido ocasión de probar en el circuito británico de Pembrey, en donde ha aguantado el tipo a la perfección. La base de partida ha sido ya buena, pues la rigidez torsional de la carrocería del ZT es elevada (24.250 Nm/grado). A partir de ahí, MG ha puesto amortiguadores más duros, muelles menos flexibles y barras estabilizadoras de mayor diámetro (25 mm delante y 23 mm detrás). Los frenos se han reforzado con cuatro discos ventilados de gran tamaño (325 mm de diámetro delante y 280 mm detrás) y pinzas más grandes, la dirección es más rápida y directa (2,9 vueltas de volante) y su caja de cambios Getrag de cinco marchas es rápida y precisa.

Gracias a la posibilidad de regular en altura y distancia el volante y a la excelente sujeción lateral del asiento bacquet (regulable en altura y apoyo lumbar), la posición de conducción puede ser muy cómoda y agradable. Ya en las primeras curvas nos sorprende por su agilidad. La suspensión es dura y el coche transmite una gran sensación de aplomo pero no es incómodo. Llevado al límite es ligeramente subvirador, lo que le hace más fácil de conducir en condiciones normales y en curvas muy rápidas con el acelerador a fondo. El eje trasero va muy sujeto y sólo ante una fuerte deceleración llega a descolocarse de una forma progresiva. No es tan eficaz en curva como el MG ZS, pero tampoco es tan exigente, más bien es muy fácil de conducir aun sin control de estabilidad (elemento que sigue siendo muy recomendable). Tampoco corre tanto como el ZS a pesar de tener algo más de potencia (190 CV frente a 177 CV), ya que su relación peso potencia es menos favorable (8,5 kg/CV frente a 7,2 kg/CV el ZS).

La dirección tiene un tacto muy deportivo y el cambio de marchas sorprende por su extraordinaria precisión y rapidez (es el mejor entre los tres nuevos MG, ZR, ZS y ZT) y por el excelente escalonamiento de sus cinco velocidades. Otro aspecto que me ha llamado la atención es la potencia y resistencia de los frenos; no esperaba que aguantasen sin desfallecer y lo han hecho a la perfección (también es cierto que Pembrey sólo tiene dos frenadas realmente fuertes).

El motor 2.5 KV6 del ZT 190 es similar al utilizado en el ZS 180, aunque se han realizado cambios en los colectores de admisión y escape, el circuito de refrigeración y la gestión electrónica del motor que han permitido incrementar su potencia hasta 190 CV. Su funcionamiento es muy agradable, está bien equilibrado, tiene un precioso sonido y empuja con fuerza hasta 6.700 rpm. Sin embargo, se nota que tiene mucha inercia (al acelerar en vacío sube y baja de vueltas con lentitud) y que los soportes del motor son algo suaves, porque el motor V6 dispuesto transversalmente cabecea algo más de lo deseable al acelerar, reacción que resta rapidez de respuesta al acelerar.