Mazda6 (2015) | Impresiones de conducción

21/05/2015 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

He probado la versión 2.0 SKYACTIV-G, cuyo motor de gasolina de 2,0 litros de cilindrada da 145 CV de potencia máxima. Es el mismo que tenía el Mazda6 2013 pero, mediante una reprogramación electrónica, Mazda ha conseguido que cumpla con la normativa Euro 6. Según los datos oficiales, las prestaciones y el consumo medio son exactamente los mismos (ficha comparativa) y, según nuestras pruebas, podemos corroborar que así es.

El motor de esta versión es atmosférico, algo que cada vez es más extraño encontrar en este tipo de coche y rango de potencia, ya que la tendencia actual es utilizar motores de poca cilindrada con sobrealimentación —el Ford Mondeo 1.5 EcoBoost 160 CV, Opel Insignia 1.4 Turbo 140 CV, Peugeot 508 1.6 THP 165 CV y Volkswagen Passat 1.4 TSI 150 CV son algunos ejemplos—.

La parte positiva de un motor atmosférico como el de este Mazda6 es que la entrega de potencia se da con una linealidad y una suavidad que no tiene equivalencia en ninguno de los motores turbo de los rivales citados. En éstos hay un punto en el que la aceleración aumenta de forma notable y, si bien es cierto que en algunos casos ese momento está bien disimulado, son incapaces de igualar la progresividad del motor del Mazda.

La parte negativa (o menos positiva) es que para obtener la respuesta de aceleración que se espera de un motor que rinde 145 caballos, hay que llevarlo alto de vueltas, entre 4000 y 6500 rpm aproximadamente, algo que no es necesario hacer con el motor turbo 1.4 TSI 150 CV del Passat, por citar un ejemplo, el cual ya ofrece desde las 2000 rpm una respuesta más contundente.

Esta diferencia de rendimiento queda perfectamente reflejada en las mediciones de prestaciones que hacemos en km77.com. Como se ve en esta tabla, la capacidad del Mazda para ganar velocidad con marchas largas es muy inferior a la de un Passat 1.4 TSI. Así, para pasar de 80 a 120 km/h con la quinta marcha engranada, el Mazda necesita 5,1 segundos más que el Passat y llega a requerir hasta 6,6 segundos más cuando la misma medición se hace partiendo de sexta. Por el contrario, si se mide la aceleración en vez de la recuperación (empleando la marcha o marchas que permiten la mejor aceleración; 2ª y 3ª en ambos casos), la diferencia de prestaciones es prácticamente nula, ya que al Mazda le basta con 6,8 segundos y al Passat con 6,5. Tabla comparativa de aceleración y recuperación.

Otro dato que ayuda a entender el porqué de esa diferencia en la capacidad de recuperación, es el dato de par de cada motor y el momento en que éste es máximo. El motor del Passat da un par máximo de 250 Nm entre 1500 y 3000 rpm, mientras que el del Mazda6 da 210 Nm a 4000 rpm (ficha técnica comparativa). Es decir, el motor del Volkswagen da más par (más fuerza) a muchas menos revoluciones.

Todo esto se traduce en que, en aquellos momentos en que el conductor del Mazda6 necesite mucha aceleración, deberá estar atento a qué revoluciones gira el motor y echar mano del cambio para reducir en caso de que fuera necesario —el cambio tiene un tacto muy bueno, es preciso y de recorridos cortos, por lo que su manejo no es un problema—. En este sentido, el conductor de un Mondeo 1.5 EcoBoost 160 CV y un Passat 1.4 TSI 150 CV puede actuar con algo menos de preocupación.

En el resto de situaciones de conducción, donde la necesidad de acelerar con mucha rapidez no es habitual, el motor del Mazda6 es muy agradable por la ya citada suavidad, por el silencio con que funciona y porque permite circular a muy pocas revoluciones (casi al régimen del ralentí) con una respuesta razonable y sin que aparezcan vibraciones y ruidos malsonantes.

El consumo de carburante que he obtenido en nuestra prueba de consumo —consiste en un recorrido de 144 km por una autopista con constantes cambios de pendiente que se realiza a una velocidad media de 120 km/h— ha sido 6,6 l/100 km. Es un buen resultado, tanto en valor absoluto como si se pone en relación a sus alternativas. Por ejemplo, el Passat 1.4 TSI gastó 6,5 l/100 km, mientras que un Mercedes-Benz Clase C 180 7G-TRONIC de 156 CV consumió 7,2 l/100 km. El Ford Mondeo 1.5 EcoBoost 160 CV que probamos tenía carrocería familiar, pero incluso con la desventaja (peor aerodinámica y mayor peso) que ese tipo de carrocería pueda tener en el consumo, el valor que dio fue mucho mayor, 8,4 l/100 km. 

El consumo medio en un uso mixto carretera y ciudad también me parece bajo. Hacer que éste quede en torno a 7,0 l/100 km no implica realizar una conducción especialmente cuidadosa. En el depósito caben 62 litros de carburante, por lo que la autonomía supera con holgura los 800 kilómetros.

El sistema Start&Stop de esta versión apaga el motor y lo vuelve a arrancar con suavidad y rapidez. Funciona aunque el motor no haya alcanzado la temperatura óptima de funcionamiento (hay un testigo de color azul en la instrumentación que permanece encendido mientras el motor se calienta), pero se desconecta si se activa la función de desempañado de parabrisas del climatizador.

El Mazda6 2.0 SKYACTIV-G 145 CV que probamos a mediados de 2013 (prueba) dio unas prestaciones y un consumo prácticamente idénticos a los que he obtenido con el modelo 2015. Sólo hay un dato en el que ha habido una diferencia clara, la distancia de frenado. El modelo 2013 necesitó 54,3 metros para detenerse desde 120 km/h, por los 57,9 m que requirió el modelo 2015. Ambos tenían neumáticos de las mismas dimensiones —225/55 R17—, pero de diferente fabricante —Bridgestone Turanza T001 (Mazda6 2013) y Toyo Proxes T1 sport (Mazda6 2015)—. Ninguno de los dos resultados es bueno si se compara con sus alternativas y es especialmente malo en el caso del modelo actual (tabla comparativa de frenada). 

De acuerdo con Mazda, en el habitáculo del Mazda6 2015 entra un 10% menos de ruido que en el del Mazda6 2013 cuando se rueda sobre asfalto en mal estado y hasta un 25% menos cuando se hace por autopista. Me resulta imposible confirmar estos datos porque el anterior Mazda6 lo probé hace casi dos años.

Cuando probé el modelo 2013 escribí que el ruido de rodadura era superior a lo normal, aunque no molesto (esta fue además la opinión unánime de todos los que lo condujeron). En el nuevo Mazda6 este pequeño inconveniente sigue estando presente, quizá en menor proporción, pero no ha desaparecido. Tampoco lo ha hecho el sonido a turbulencia aerodinámica que se produce en la esquina superior del marco de las puertas delanteras cuando se circula en torno a 120 km/h.

En cualquier caso, es un coche en cuyo interior se disfruta de un gran confort acústico a alta velocidad. El Ford Mondeo y el Volkswagen Passat son mejores a este respecto, no sólo porque son más silenciosos, sino porque en ellos es más difícil distinguir las diferentes fuentes de sonido y lo que se escucha es una mezcla de ruidos más homogénea. A pesar de ello, la diferencia no me parece importante como para determinar la compra de uno sobre otro.

Mazda no da la posibilidad de elegir entre distintos tipos de suspensión —en un Ford Mondeo, Opel Insgina y Škoda Superb, entre otros, sí existe esta opción—. La que tiene este Mazda hace bien su trabajo suavizando el impacto de las ruedas con los baches y ralentizando el bamboleo de la carrocería cuando el asfalto está ondulado. Con pavimento liso y en buen estado, el confort de marcha es parecido al de un Passat. Sin embargo, si éste está algo más deteriorado, el rodar se siente ligeramente más áspero, hay como unas pequeñas vibraciones de fondo que no se sienten en el Passat ni tampoco en el Mondeo.

El Mazda6 es como el Opel Insignia y el Volkswagen Passat, un vehículo que sin tener un tacto de conducción deportivo, permite una conducción ágil y rápida en carreteras de curvas, pero que no da la facilidad del Ford Mondeo y BMW Serie 3 para provocar el deslizamiento lateral del eje trasero. Esta característica no hace a un coche mejor o peor que otro, depende de lo que busque cada persona. En cualquier caso, el Mazda6 se siente aplomado y seguro cuando se abordan curvas con rapidez y reacciona con suavidad a los movimientos bruscos de volante.

El tacto de la dirección en conducción normal es bueno. En conducción rápida es mejor que el del Ford Mondeo y parecido al de un Peugeot 508. La sensación que transmite de precisión y rapidez es de lo mejor actualmente en su segmento.