KIA Carnival (2011) | Impresiones de conducción

07/03/2011 |Jorge Fernández

Está disponible únicamente con motor Diesel CRDi VGT de 2,2 litros de cilindrada y 195 CV de potencia. Lleva un turbocompresor de geometría variable. Es el mismo motor que tiene el KIA Sorento.

En ciudad, el ruido que hace el motor se oye claramente desde el habitáculo. También se escucha, aunque con una frecuencia distinta, cuando se acelera mucho en marchas cortas. A velocidad sostenida en carretera el ruido que hace pasa mucho más desapercibido.

Nuestra unidad de pruebas era la versión con caja de cambios manual de seis velocidades. La palanca del cambio tiene los recorridos largos. Su funcionamiento resulta un tanto tosco. En ocasiones, si se realizan los cambios rápidamente sin guiar bien su movimiento, la marcha no se inserta correctamente. Nuestra unidad tenía 800 kilómetros cuando la recogimos. Con el paso de los kilómetros se fue notando una cierta mejora, pero no la suficiente como para afirmar que el funcionamiento tosco se debiera únicamente a motivos relacionados con el rodaje.

Opcionalmente puede tener un cambio automático de igual número de relaciones. Puede funcionar de un modo completamente automático o, si se prefiere, seleccionar la marcha deseada mediante la palanca de cambios de forma secuencial (no hay posibilidad de levas en el volante). KIA dice en su comunicado que la caja de cambios automática no requiere mantenimiento a lo largo de la vida del vehículo.

En nuestro recorrido habitual de consumo —de ida y vuelta con un total de 143 km de autopista con grandes desniveles y a una media de 120 km/h reales—el Carnival tiene un consumo de carburante elevado. Ha gastado 9,7 l/100 km reales (el ordenador tiene un error muy grande, marca 15 % de menos). En un recorrido parecido un Chrysler Grand Voyager 2.8 CRD 163 CV gastó 9,5 l/100km a una media mucho mayor, 138 km/h.

Nos ha chocado un poco que el consumo que hemos medido sea elevado cuando el dato homologado por KIA anuncia que ese coche gasta más bien poco: 6,7 l/100 km con cambio manual y 7,4 con el automático (ficha comparativa).

Según nuestras mediciones no ha sido especialmente veloz para la potencia declarada. De hecho, hay monovolúmenes parecidos de tamaño y potencia inferior que aceleran más  (tabla comparativa de prestaciones). Cuando se conduce con normalidad no se echa en falta más potencia y además responde de una forma muy agradable porque tiene mucha fuerza a bajo régimen y la entrega de forma constante. Cuando se dan circunstancias en que requieran mucha aceleración, por ejemplo en una adelantamiento, entonces es cuando no parece que tenga la potencia que anuncia el fabricante.

El dato de frenada que hemos obtenido es malo. Con el piso completamente seco, los frenos fríos y parando por completo el vehículo desde una velocidad de 120 km/h, el KIA Carnival ha necesitado 61,4 metros. Nuestra unidad de pruebas llevaba unos neumáticos Bridgestone Turanza ER300 en medidas 235/60 R17.

Sin ser un prodigio de agilidad en curvas, el KIA Carnival responde bien a las indicaciones del volante y es cómodo de suspensión. El cabeceo de la carrocería está bien controlado; al realizar frenadas bruscas la parte delantera del coche no tiende a hundirse en exceso. No lo está tanto el balanceo, que es muy amplio cuando se circula a ritmo elevado por carreteras reviradas.