Jaguar XJ (2010) | Impresiones del interior

03/09/2013 |Javier Moltó

Mi impresión del Jaguar XJ es que se trata de un coche fuera de su tiempo. No es una crítica. Los responsables de Jaguar han decidido no competir con los avances tecnológicos de sus marcas rivales. Son avances que afectan a la conducción, pero que se viven desde el interior de una forma especial, porque normalmente las actuaciones se reflejan en una pantalla o se muestran en un indicador en algún lado.

El Jaguar XJ, que compite por precio y tamaño con el Audi A8 y el BMW Serie 7 no ofrece, ni siquiera opcionalmente, accesorios basados en tecnología electrónica que permiten reconocer señales en la carretera, mostrar la información proyectada sobre el parabrisas, avisar de cambios involuntarios de carril, seguir automáticamente al coche que te precede incluso si se para y vuelve arrancar, preaviso de accidente y actuación automática para minimizar sus daños, cámara de visión nocturna... un sinfín de elementos con los que los competidores muestran al mundo su supremacía tecnológica, o al menos su alto nivel frente a la competencia y a los que Jaguar renuncia.

El XJ no lleva ninguno de esos elementos. Tiene avisador de coche situado en el ángulo muerto de visión (detección de objetos en ángulo muerto) y de un sistema de control de crucero activo que se desconecta a menos de 30 km/h. Le pregunté a Eric Mustafa responsable de ingeniería del vehículo si en el XJ estaría disponible más adelante alguno de los sistemas mencionados anteriormente y me dijo que no podía dar información sobre ese asunto. Sin embargo, mientras conversaba con él, intervino en la conversación un directivo de la empresa (cuyo nombre no registré) que afirmó que esos elementos apenas se utilizan y aseguró que no estaba previsto que el XJ los tuviera en el futuro.

Uno de los motivos es que la cifra de ventas de Jaguar es muy baja —51 855 unidades vendidas en el mundo en 2009— y que no tiene sentido económico ofrecer estos sistemas con esa cifra de ventas —el objetivo para España es vender 100 unidades del XJ al año—. Eric Mustafa afirmaba que todos esos dispositivos los ofrecen diferentes proveedores. Que disponer de ellos es sólo una cuestión de dinero.

A mi juicio, al Jaguar XJ le pega que sus propietarios no puedan disponer de esas modernidades. Carecer de ellas casi juega a su favor. De esta forma se convierte en el clásico de los vehículos de lujo. No es el más refinado técnicamente, no es el más avanzado, no es el más amplio, no es el que tiene mejor estabilidad, quizá no sea el más cómodo, pero resulta muy atractivo, porque tiene rasgos propios, diferencias notables con el resto, un aroma diferente, un aroma de coche clásico y a la vez moderno, con motores y cambios de marchas de funcionamiento agradable, una suspensión que funciona bien incluso con la carrocería larga y un bastidor de aluminio que no se ve pero que ayuda a reducir el peso y controlar el consumo.

A mi juicio, en ese ambiente de lujo clásico, con materiales de aspecto impecable, pulcros remates y pespuntes, ajustes delicados y tacto exquisito, el único detalle que falta, al menos en la versión larga, es un asiento posterior con respaldo de inclinación regulable. Hay suficiente espacio para las piernas y un respaldo menos vertical, cuando el chófer te acerca a casa después de un día duro de trabajo, al menos yo, lo agradecería mucho. Una cabezada es posible en ese momento de la tarde noche, antes de la cena, cuando los ojos ya no dan más de sí para revisar papeles o pantallas de ordenador. Salvo ese detalle, el resto del interior del coche tiene una elegancia lujosa muy atractiva y probablemente muy deseable para muchos altos ejecutivos y empresarios.

El interior es normalmente amplio. Para lo largo que es no tiene un espacio para las piernas descomunal, ni en la versión larga ni en la corta. Los 12,5 cm de incremento de distancia entre ejes entre una y otra versión no se trasladan íntegramente a ampliar el espacio para las piernas en las plazas posteriores si nuestras mediciones están bien realizadas. En la versión larga, la ventanilla posterior no desciende totalmente.

No es un coche adecuado para llevar a tres pasajeros en el asiento posterior. No porque sea estrecho, sino por la dureza del respaldo en el asiento central posterior. El reposabrazos central no está mullido en la parte que hace de respaldo cuando está plegado. Es duro y no acoge la espalda, sino al contrario. Obliga a mantenerla en vilo sobre él. (Este problema con la dureza del respaldo central se encuentra en la mayoría de coches en los que el reposabrazos central posterior se aprovecha también como cajón, reposavasos, etc.).

Además de la dureza del reposabrazos está el volumen del túnel central, que obliga a separar mucho los pies y no permite cruzarlos una vez sentado. En definitiva, aunque admita a cinco pasajeros y pueda llevarlos ocasionalmente, no es un coche adecuado para llevar a la familia si son tres hijos, porque al que le toque en el centro se quejará. Normalmente le toca al mayor, mientras sus hermanos van en los laterales, en sillas de retención especial. Listado de mediciones de interior en comparación con otros vehículo de semejantes características.

Los asientos posteriores, los que ocupará en muchas ocasiones el propietario, están bien cuidados salvo por la imposibilidad de reclinar el respaldo. La luz es suficientemente potente y permite trabajar de noche, pero no le vendría mal un poco más de intensidad para leer sin cansancio durante periodos prolongados (para quienes no nos mareamos al leer en el coche). En la versión larga, hay una mesa plegada sobre el respaldo del asiento delantero a la que no veo utilidad alguna. No sirve para apoyar el ordenador porque queda muy lejos del pasajero (incluso con el asiento delantero totalmente retrasado) y también porque es demasiado pequeña. No sirve para escribir sobre papeles porque queda alta y alejada y no sirve tampoco para apoyar bebidas ni comida (como en las bandejas de los aviones). Tampoco sirve para que los niños pinten, porque también tienen que ir atados con el cinturón. En definitiva, una bandeja sin utilidad, bonita quizá, pero nada práctica.

En la versión larga también hay espejos iluminados para los pasajeros de las plazas posteriores y cortinillas para cubrir las ventanas. En la versión larga y quizá también en la corta podría ser útil un reposapiés. Lo probé en una ocasión en los asientos posteriores de un Bentley y me pareció útil, especialmente cuando hay mucho espacio. Las bolsas de las puertas son pequeñas y en los reposabrazos laterales hay un cenicero en cada uno. La climatización se puede regular independientemente para cada una de las plazas traseras, que también están provistas de calefacción para los asientos. No tienen masaje, que sí está disponible en las plazas delanteras.

Los asientos delanteros son muy cómodos y recogen muy bien un cuerpo poco corpulento como el mío. La anchura del respaldo es regulable porque se pueden inflar los cojines laterales. También se puede variar la longitud de la banqueta, el apoyo lumbar y la altura del reposacabezas que no varía automáticamente al regular la distancia del asiento a los pedales. Mayor refinamiento todavía lo proporciona el sistema de masajes para la espalda incorporado en el respaldo. Unos cojines que se inflan y desinflan presionan de forma alternativa diferentes lugares de la espalada. Yo nunca utilizo esos masajes en los coches, pero algunos colegas periodistas me dicen que los agradecen mucho en viajes largos. Desde las plazas traseras se oyen levemente los bufidos del asiento cuando actúa el sistema de masaje.

El cuadro de instrumentos está conformado por una pantalla TFT diáfana, que se divide visualmente con tres circunferencias, cuyo aspecto varía en función de las diferentes solicitudes del conductor. El navegador, por ejemplo, además de verse en la pantalla táctil central, se ve en la zona izquierda de la pantalla. Salvo cuando incide el sol directamente, su luminosidad y contraste son buenos y se ven los datos sin dificultad.

Quizá haya demasiados botones en el volante, en especial los que gestionan el sistema de control activo de la velocidad de crucero, que requieren demasiada atención del conductor. Es posible que cuando se conoce bien sea relativamente rápido de gestionar.