Dacia Sandero (2008) | Impresiones del interior y de conducción

09/02/2009 |José B. Blázquez

Interior

El interior del Dacia Sandero tiene unas plazas traseras espaciosas y da más sensación de solidez que el anterior Logan (el del nuevo Logan es el mismo que el del Sandero).

El espacio disponible para los ocupantes delanteros es menor que el de otros muchos modelos semejantes (comparativa). Las plazas traseras son espaciosas: hay más amplitud para las piernas, más anchura y más altura para la cabeza que en un Clio. No obstante, hay modelos más pequeños que tienen más espacio para las piernas (como un Skoda Fabia y un Mazda2).

Los datos de anchura y altura sí son muy buenos. Por esta razón, es uno de los coches de este tamaño más adecuados para transportar tres ocupantes en las plazas traseras con cierta comodidad. Aunque, si los ocupantes son altos y los asientos delanteros van retrasados, el espacio para las piernas resultará justo.


La calidad de los materiales empleados y el ajuste de las diferentes piezas son muy sencillos y poco vistosos. No obstante, el interior del Sandero tiene un mejor ajuste y transmite más solidez que el del anterior Logan.

En lo que no vemos un claro avance es en la cantidad de huecos para dejar o guardar cosas que tiene, ya que resulta escasa. Hay pequeñas bolsas en las puertas delanteras, dos posavasos, una pequeña guantera y un nuevo compartimento bajo los mandos del aire acondicionado. Las versiones «Laureate» añaden bolsas en los respaldos de los asientos delanteros.

Conducción

Las cualidades dinámicas y la calidad de rodadura del Sandero no están a la altura de las de otros modelos semejantes con un concepto más moderno (como un Renault Clio y un Peugeot 207). Resulta adecuado para circular a un ritmo tranquilo, sin requerir una estabilidad elevada o un gran agrado de conducción. No obstante, hemos observado una mejora evidente respecto a un Logan Break y —sobre todo— a un Logan de cuatro puertas, en este sentido.

Hemos conducido el Sandero con los dos motores de gasolina disponibles actualmente (de 75 y 87 CV) y con el Diesel de 86 CV. Con todos los motores, se mueve con una agilidad suficiente, ya que se ve beneficiado por su peso bajo (1.050 kg y 1.080 kg, respectivamente).


Los de gasolina no tienen apenas fuerza por debajo de 3.000 rpm, por lo que es necesario mantener el giro motor por encima de ese régimen, para obtener una respuesta buena. La mayor potencia del motor de 87 CV respecto al de 75, sólo se nota a un régimen alto.

También hemos conducido el Sandero 1.2 de 75 CV, que estará a la venta próximamente. Como las versiones con los otros motores, tiene poca fuerza un régimen bajo, incluso algo menos que el 1.4 al que reemplaza. Respecto a éste, el 1.2 tiene una ventaja importante en el consumo y en la sonoridad (resulta un poco menos ruidoso cuando el motor va a medio régimen).

El Sandero Diesel de 86 CV es una opción muy recomendable si se van a realizar muchos kilómetros. No es un coche rápido, pero tiene una respuesta adecuada desde un régimen bajo (unos 1.600 rpm) y mantiene una cierta reserva de potencia para afrontar repechos o adelantamientos.

En el interior, se oye claramente el ruido del motor en cualquier circunstancia y en cualquier versión, más aún si el motor va a un régimen alto. No obstante, respecto a los primeros Logan, es más silencioso y tiene menos vibraciones.

La suspensión del Sandero no es muy blanda, pero absorbe razonablemente bien las irregularidades de la carretera, aunque deja muy suelta la carrocería (que tiene muchos movimientos amplios).

Aunque la dirección asistida tiene un mejor tacto que antes, sigue sin transmitir información de cómo pisa el coche. En las versiones de gasolina que probamos hace un año, resultaba algo dura a baja velocidad (sobre todo, en maniobras de aparcamiento).