Citroën Xsara Picasso 2.0 HDi (2000) | El diseño condiciona negativamente ciertos aspectos prácticos, aunque tiene algunos detalles útiles

20/07/2002 |Juan Manuel Pichardo

El salpicadero del Picasso es simétrico, la instrumentación y la palanca de cambios están en el centro. Esto no tiene ninguna ventaja de cara a la conducción, más bien al contrario. La instrumentación es digital (menos fácil de leer que la analógica), contiene informaciones que no son relevantes para conducir y carece de otras que sí lo son, como el cuentavueltas. La palanca de cambio —que no tiene un tacto preciso— queda algo alejada para la quinta y la marcha atrás. El asiento es bueno para conducir y resulta indicado principalmente para las personas a las que les guste ir altas con relación a los pedales. El respaldo sujeta adecuadamente el cuerpo y la banqueta permite apoyar las piernas de manera que el peso del cuerpo queda convenientemente repartido. En cambio, los pedales (especialmente el del embrague) tienen una posición y forma peculiares (muy convexa) y no del todo satisfactorias. La inclinación del volante está cercana a la de un turismo normal, no muy tendido, como ocurre en ciertos monovolúmenes y todas las furgonetas.

Tiene espacios para colocar objetos que son prácticos. Las trampillas en el suelo frente a los asientos traseros sirven para no dejar pequeñas cosas a la vista, hay una bandeja plegable tras el respaldo delantero que puede ser útil y tiene como equipo de serie una cajón plegable en el maletero que aguanta hasta 18 kg (Citroën lo llama «Modubox»). Este cajón puede servir para meter cosas que, de otra forma, quedarían sueltas en el maletero. Una de las características del diseño es que el parabrisas y el borde del salpicadero quedan muy alejados del conductor. Esto no es un defecto, pero tiene el ligero inconveniente de que la pinza para dejar papeles (por ejemplo, el tique del peaje) resulta inalcanzable o que ciertos mandos están muy lejos.

El Citroën Xsara Picasso 2.0 HDi es una buena elección para familias con dos o tres niños pequeños. Por varios motivos. Uno de ellos, que los niños son ligeros, ventaja a tener en cuenta en un coche pesado y que no va sobrado de potencia. Otro es el gran maletero, en el que caben sillitas de bebé, canastos, bolsas y zapatillas de deporte para los mayorcitos. También, porque la anchura de las plazas traseras resulta escasa para las espaldas de tres adolescentes corpulentos, pero suficiente para ajustar tres sillitas infantiles, si fuera menester, ya que los asientos son todos del mismo tamaño. Por último, los niños viajan especialmente distraidos en coches altos, ya que ven mejor el paisaje. Y los que ahora viajan en silla, en pocos años irán sentados sobre los asientos.