Citroën SpaceTourer 2016 | Impresiones de conducción

02/07/2018 |Mario Garcés (@mgarces83)

Con el motor Diesel de 150 caballos y la transmisión manual, el SpaceTourer de menor tamaño es una furgoneta de respuesta solvente, fácil de llevar en vías rápidas, confortable y bastante veloz. Ofrece un buen nivel de seguridad en carretera y, aunque incita a conducir con tranquilidad, admite ser llevada a ritmo ligero sin problemas. El hándicap a su manejo se encuentra en la maniobrabilidad a velocidad baja, en el callejeo por ciudad y a la hora de aparcar en cordón.

La principal virtud del motor es que tiene fuerza desde ralentí, por lo que no es necesario revolucionarlo para obtener buena capacidad de aceleración, y se hace fácil conducir en marchas largas conservando suficiente reserva de potencia. A diferencia de lo que suele ocurrir en un turismo o un monovolumen con motor Diesel, por encima de 3500 o 4000 revoluciones hay más ruido de motor que empuje, por lo que no es práctico apurar marchas ni siquiera en un adelantamiento.

Sus prestaciones son muy buenas no solo por la sensación que se tiene al conducir el SpaceTourer, sino por las mediciones que hemos hecho. Para hacer un adelantamiento entre 80 y 120 km/h sólo ha necesitado 8,4 segundos, por lo que ha sido mucho más veloz que el Mercedes-Benz V 220 CDI Largo 7G-TRONIC PLUS (10,9 s), que el Renault Espace dCi Twin Turbo 160 CV EDC 7 plazas (9,2 s) y un poco más que el Toyota Proace Verso Medio 2.0D 180 CV Aut. 8 plazas (8,6 s); tabla comparativa de prestaciones.

La solvencia del motor para circular en marchas largas queda patente en autovía cuando hay que superar grandes desniveles o recuperar velocidad. Ambas maniobras no suelen suponer un problema y, como mucho, pueden requerir bajar de sexta a quinta velocidad para tener algo más de empuje, pero el motor permite mantener cruceros a velocidad elevada con una sensación de desahogo y con reserva de potencia muy agradables. El aislamiento es correcto para tratarse de un vehículo derivado de una furgoneta industrial, pero el ruido del motor está siempre presente en el habitáculo y no es comparable al de los monovolúmenes más refinados en este aspecto. Es un ruido algo tosco y pertinaz. Las vibraciones están bien filtradas.

El consumo ha sido bueno. En nuestro recorrido por autovía a una media real de 120 km/h ha necesitado 7,7 litros por cada cien kilómetros, que es mucho menos de lo que gastó el Clase V (9,9 l/100 km) y un consumo intermedio si lo consideramos entre monovolúmenes grandes. En uso normal, en recorridos que combinan ciudad, la circunvalación de esta y algo de autovía y carretera, es fácil rondar los 7,5 l/100 km. Pese a circular con rapidez, el consumo de carburante no es muy sensible al uso del acelerador y nunca se dispara ni es fácil ver cifras por encima de ocho litros en el ordenador de viaje.

El escalonamiento del cambio está bien estudiado para que, al pasar a la siguiente marcha, el motor vuelva a entregar mucha potencia. Aunque la palanca de cambios se inserta en cada marcha con suficiente precisión, su movimiento es pesado y no resulta agradable manejarla con asiduidad. Por eso es de agradecer que el motor responda bien cuando se le deja caer de vueltas.

Para quien tenga previsto hacer desplazamientos urbanos con frecuencia, me parece muy recomendable optar por el cambio automático, aunque este está irremediablemente asociado al motor más potente de la gama, de 177 caballos, y a los dos tamaños superiores de carrocería. Los mandos de la Spacetourer son pesados para lo que es habitual en un vehículo actual: el pedal de embrague ofrece una resistencia considerable y el volante, también. Entre topes hay casi cuatro vueltas de volante. En las impresiones del interior hablo con más detalle de la postura de conducción.

La suspensión es buena en términos generales, aunque mitiga mucho mejor los movimientos cortos y rápidos que los largos y más suaves. Por ejemplo, al pisar badenes, resaltos o socavones, el filtrado es sumamente eficaz y apenas se sienten, mientras que al pasar por las ondulaciones de una carretera o autovía con el firme rizado, la carrocería se mueve prácticamente al unísono con las ruedas, en lugar de a una frecuencia más confortable, por lo que los pasajeros sufren un vaivén vertical incómodo. El balanceo de la carrocería es siempre pequeño aunque se fuerce la marcha en curva.

En carreteras reviradas el SpaceTourer no es un vehículo ágil sino más bien torpe, primero porque en curvas cerradas es necesario mover el volante con afán para hacer los giros, y segundo porque, cuando el ritmo es un poco más alto de lo que las ruedas admiten, se produce un subviraje con facilidad que, a lo sumo, sirve para tomar la medida y adecuar el ritmo a las reacciones del coche. En ningún momento, ni al circular intencionadamente deprisa y con brusquedad, he sentido una pérdida de control o una inestabilidad a los mandos sino, al revés, mucha fluidez y control pese a que se siente que es un vehículo voluminoso y pesado. El control de estabilidad está muy bien afinado para evitar que el conductor pueda llegar a una situación apurada con facilidad.

Sometimos a una unidad previa de SpaceTourer que tuvimos (pero de la que no pudimos medir prestaciones ni consumo), de la talla M, a la maniobra de esquiva. La solvencia con la que superó este ejercicio y el de eslalon fue patente, pues el único efecto de entrar más rápido a los carriles de conos es la aparición de un subviraje más o menos acusado, y de una frenada intensa por parte del control de estabilidad para que todo quede bajo control.

Los frenos tienen una capacidad de retención correcta, buen aguante al uso intenso y un tacto de pedal algo impreciso. Quizás debido a que la postura al volante es muy erguida, con las piernas formando casi 90º, la forma en que obliga a pisar el freno favorece esa sensación de poca progresividad. No es tan fácil modular la frenada como en un turismo, especialmente en frenadas a baja velocidad. En la detención de emergencia entre 120 km/h y cero ha necesitado 57,6 metros, más que la mayoría de monovolúmenes que hemos probado, a excepción del SsangYong Rodius (que frenó en 61,0 m) y cercano al Mercedes-Benz Clase V (57,0 m).