Chevrolet Orlando (2011) | Impresiones del interior

11/01/2012 |Alfonso Herrero

El Chevrolet Orlando es un monovolumen por su amplitud interior —no tanto por su silueta que tiene la zona del motor muy diferenciada del resto de la carrocería— pero carece de algunos elementos que proporcionan la funcionalidad característica en estos vehículos. Por ejemplo, los asientos de la segunda fila no se pueden adelantar o retrasar y no hay muchos huecos donde guardar objetos.

Las plazas delanteras son buenas, con unos asientos cómodos y los mandos fáciles de encontrar y accionar. No hay un gran cajón entre los asientos (hay un hueco pequeño con una tapa deslizable) pero sí un práctico —y curioso— hueco que Chevrolet ha ideado tras los mandos del equipo de sonido: empujando hacia arriba una pequeña pieza de plástico, toda esa zona de la consola se levanta pivotando como una puerta de garaje (imagen). Es un lugar estupendo donde dejar oculta la cartera o una pequeña cámara de fotos. Este espacio está tapizado, en él están colocadas las entradas auxiliares del equipo de sonido (una de tipo minijack y otra USB) y no está iluminado.

La iluminación es precisamente otro punto flojo del Orlando. Hay un único punto de luz en el techo que ni siquiera está colocado en la mitad del habitáculo sino que va retrasado, a la altura de las cabezas de los pasajeros. Desde ese punto a duras penas ilumina las plazas delanteras. La solución para ver delante es encender las luces de lectura. Tampoco hay puntos de iluminación en los pies ni en los lugares pensados para guardar objetos, excepto en la guantera del salpicadero. Éste tiene buena presencia aunque Chevrolet no ha recurrido a plásticos elaborados (son todos duros)


Aunque por anchura y altura el Orlando está entre los mejores monovolúmenes de su tamaño, los pasajeros de las plazas de la segunda fila tienen menos espacio para las piernas que en la mayoría de sus alternativas: un Toyota Verso, un Opel Meriva y un SEAT Altea XL son mejores en este aspecto (mediciones interiores).

La tercera fila es más espaciosa que la media aunque, como los asientos de la segunda no se pueden adelantar, no es posible conseguir tanto sitio para las piernas como ocurre en la mayoría de sus rivales, que sí cuentan con asientos deslizables. Según nuestras mediciones, desde la banqueta de cada asiento hasta el techo hay 90 cm de altura libre, que es un dato bueno (hay espacio para personas de hasta 1,80 m de estatura aproximadamente). Esta distancia es posible no porque la carrocería sea muy alta (más bien al contrario, mide 1,63 m que no es mucho para un monovolumen), sino porque esas banquetas van colocadas muy cerca del suelo, lo que obliga a los ocupantes a llevar las rodillas muy elevadas, casi a la altura del pecho, y que las hace aptas para desplazamientos no muy largos.

El acceso a esta tercera fila se consigue plegando el asiento de la anterior, primero el respaldo sobre la banqueta y luego pivotando todo el conjunto hacia delante. Así queda un hueco (imagen) más grande que en otros sistemas que se limitan a adelantar algo el asiento o a hacerlo bascular. En cualquier caso, no resultará cómodo para personas poco ágiles o voluminosas. Estos dos asientos se colocan y se pliegan con facilidad.

Con cinco plazas, el maletero no es grande porque su piso (formado por los respaldos de los asientos de la tercera fila) está muy alto. Tiene 458 litros de capacidad hasta las ventanillas, no hasta la cortinilla que oculta el equipaje y que queda muy por debajo de la línea de las ventanillas, desaprovechando varios centímetros. Si se utilizan las siete plazas, el maletero que queda es muy pequeño. La poca capacidad no se puede achacar al espacio que roba la rueda de repuesto ya que ésta no existe; en su lugar hay un kit de reparación de pinchazos (colocado en el lateral derecho del maletero).


Entre el portón y los dos asientos de la tercera fila hay un hueco (imagen) en un doble fondo con capacidad para meter objetos que midan de largo el ancho del maletero pero que no sean muy altos ni anchos (un ordenador portátil no cabe; una cámara réflex sí).

Tanto la segunda como la tercera fila se pueden abatir hasta formar una superficie plana de carga. Lo que no es posible es sacar estos asientos del interior del coche, a diferencia de lo que ocurre con alguno de sus alternativas, como el Volkswagen Touran, el Citroën Grand C4 Picasso o el Renault Grand Scénic.

Para que la carga no se mueva por el maletero tan sólo hay una red que se coloca transversalmente, a modo de bolsa, junto al portón. Es útil para llevar algo de compra, siempre que no sea voluminosa porque no cabrá. El Orlando no puede tener ningún accesorio para evitar que la carga pueda salir despedida sobre los ocupantes si se aprovecha el volumen disponible hasta el techo.