Chevrolet Corvette (2011) | Impresiones del interior

02/03/2012 |Enrique Calle

El acceso al habitáculo del Corvette no tiene ninguna complicación especial, salvo que, por la ubicación de los asientos, hay que flexionar mucho las piernas y dejarse caer sobre los asientos. He entrado y salido de un Corvette y de un Porsche 911, uno a continuación del otro, y no encuentro grandes diferencias. Me parece mucho más difícil entrar o salir de un Audi R8 y de un Mercedes-Benz SLS AMG.

A los mandos del Corvette se va sentado muy bajo respecto al resto del tráfico. Aun así, el conductor lleva las piernas relativamente flexionadas en lugar de casi completamente estiradas como en otros deportivos. Los asientos tienen regulación eléctrica para ajustar la anchura del respaldo (imagen de sus mandos) y para la posición del apoyo lumbar. Sujetan bien y son cómodos aunque su relleno de espuma me parece un poco blando. Sus reposacabezas (integrados en el respaldo) quedan demasiado bajos. A mí, con 1,80 metros de altura, me quedaban poco más que a la altura de la nuca (se puede apreciar en esta imagen).

No hay problemas de espacio para dos personas de altura media. Si la estatura de los ocupantes supera 1,90 metros, entonces sí pueden tener la sensación que el techo les queda cerca, como ocurre con el salpicadero y las rodillas, y el borde superior del parabrisas un poco bajo.


La visibilidad que deja la carrocería me parece relativamente buena para lo normal en otros coches de proporciones parecidas. Hacia delante, no se ve dónde acaba el capó, pero se adivina sin mucha dificultad con un poco de práctica, y hacia detrás, lo mismo. Los espejos retrovisores exteriores son grandes y se ve bien por ellos.

Las puertas tienen la peculiaridad de que, desde dentro, se abren pulsando un botón (imagen) que acciona un mecanismo eléctrico que desbloquea sus cerraduras. Por si falla, en el piso hay una palanca (imagen) que cumple la misma función pero actúa de forma mecánica.

La instrumentación es abundante (imagen), salvo porque el ordenador de viaje solo tiene un contador de consumo medio. La información se completa con un sistema que proyecta en el parabrisas datos como la velocidad, las indicaciones de los intermitentes, la emisora de radio elegida, el régimen del motor o la aceleración lateral instantánea (imagen). Tiene tres programas de funcionamiento que se distinguen por la cantidad de información que dan y cómo la muestran. La proyección se puede ajustar en altura para adaptarse a conductores distintas estaturas. En este vídeo hay algunos detalles de su funcionamiento.

Alrededor del puesto de conducción hay suficientes huecos donde depositar objetos de diferente tipo. Si los asientos no van muy retrasados, justo detrás de sus respaldos cabe algún objeto plano (como un maletín). Para favorecer el acceso a este hueco, los respaldos se pueden abatir.

La pieza de techo que está justo por encima de las cabezas de los ocupantes (que opcionalmente puede ser transparente) se desmonta con relativa facilidad si lo hacen dos personas; una sola puede tener dificultades para moverlo porque es algo pesado y porque por su tamaño se maneja mal. Para colocarlo de nuevo hay que «apuntar» bien porque hay que acertar a meter unos pernos en sus alojamientos; se hace mucho mejor con algo de práctica.

El maletero del Corvette Coupé es mayor que el de todos sus competidores, aunque no es muy aprovechable. Es muy ancho y profundo, pero poco alto. Está equipado con unos puntos de apoyo específicos (imagen) para colocar la pieza de techo que se desmonta, que queda perfectamente fijada y no se mueve durante la marcha. Eso sí, cuando el techo va en el maletero casi no queda sitio para llevar nada más. No hay rueda de repuesto: Todos los Corvette llevan unos neumáticos de tipo EMT (extended mobility Tire, desarrollados por Goodyear) que permiten rodar tras un pinchazo durante unos cuantos kilometros a una velocidad reducida


El maletero está totalmente comunicado con el habitáculo (imagen), salvo un pequeño escalón de unos pocos centímetros. No hay una buena manera de sujetar el equipaje para que no exista el riesgo de que se mueva a poco que se produzca una frenada. En la parte posterior del maletero hay una red sujeta a unas argollas donde se pueden llevar pequeños bultos (imagen), pero no es posible sujetar maletas medianamente grandes. El maletero está cubierto por una tela (que se desmonta con facilidad: vídeo ilustrativo) para mantener la carga fuera de la vista.

Gran parte del salpicadero va recubierto en piel, aunque el ajuste ni los materiales parecen de primera calidad. Esta sensación de falta de refinamiento se refuerza por detalles como que el interior de la guantera está sin revestir (imagen).