Alfa Romeo 156 2.0 JTS (2004) | Fácil de conducir siempre, muy estable cuando no hay baches

21/11/2003 |Juan Manuel Pichardo

La buena prensa que tiene la estabilidad del 156 se debe principalmente a que es una de las berlinas que mejor entra en las curvas, sin que para ello sea necesario un eje trasero muy nervioso.

El 156 da una gran sensación de control porque responde al volante de forma casi inmediata. Es uno de esos coches con los que se puede aprender a trazar bien, porque no requiere anticipar mucho el movimiento del volante.

Una vez dentro de la curva, es también fácil variar la trayectoria si es preciso por cualquier causa. En esas condiciones sigue respondiendo bien al volante y también al acelerador. Desacelerar sirve para hacer que el coche entre mejor, aunque normalmente no provoca una reacción brusca del eje trasero.

Esa eventual reacción está perfectamente limitada por el control de estabilidad, que es equipo de serie y no desconectable. En subviraje, en cambio, el control de estabilidad necesita mucho espacio para poder inducir un cambio de dirección.

No creo que el control de estabilidad sea un inconveniente en este caso para realizar una conducción «deportiva», siempre que se realice una conducción mínimamente fina. A quien conduzca a base de volantazos le dará la impresión de que el control de estabilidad funciona muy a menudo.

La primera unidad que hemos probado llevaba unos neumáticos Firestone Firehawk 70. Según pude ver en la presentación de este coche, no proporcionan un agarre sobresaliente en seco. La segunda unidad que he probado llevaba unos Dunlop SP Sport 2000, que me parecen más satisfactorios en seco en este coche.

Todo lo anteriormente dicho es cierto cuando la carretera tiene una superficie normalmente regular (no hace falta una mesa de billar). Cuando hay muchos baches, en cambio, las reacciones empeoran más en el 156 que en otros coches.

Con un 156 (o un 147) nunca acabo los recorridos rápidos por carreteras bacheadas que sí hago con los demás coches, porque me da la impresión de que sufren demasiado. En esas condiciones se nota un temblor del volante cuando el coche está apoyado y hay baches, que resta confianza (al menos, a mí). No es sólo una sensación, en algunos casos ese temblor está acompañado de ligeras desviaciones de la trayectoria, si el suelo es muy irregular y el apoyo muy fuerte.

En carreteras rápidas, donde no suele haber tramos largos con muchos baches, el coche va perfectamente.

Si, en medio de un apoyo, hay una junta mal hecha o un trozo de pavimento que provoca un rápido movimiento vertical de la rueda, entonces sí se siente ese movimiento en el volante. Lo que no he visto claramente es que ese movimiento afecte mucho a la trayectoria del coche.

No me gusta mucho el tacto del freno, porque es difícil de dosificar al principio del recorrido del pedal. Parece como si en ese tramo inicial frenase más que en el resto del recorrido; en parte por eso, me resulta más difícil hacer punta-tacón en este coche que en algunos otros.

Un posible inconveniente del 156 es que gira poco; un diámetro de giro de 11,1 m es grande para un coche con estas dimensiones.