Bóxer Diesel 2.0D 147 CV
Su principal característica es la suavidad de funcionamiento. Ni suena ni vibra cuando el coche está en movimiento. Su entrega de potencia no es sobresaliente, pero resulta un motor agradable de utilizar y si no se pretenden aceleraciones sobresalientes, mueve adecuadamente al Forester con cuatro personas y sin equipaje.
La impresión de dirección suave y sensación de flaneo del eje delantero es idéntica en el Forester con motor Diesel que en la versión que probé anteriormente con motor de gasolina.
Con el motor Diesel he tenido oportunidad de ir en los asientos posteriores. El espacio es amplio y se viaja con comodidad, salvo por el rebote de las suspensiones en las ondulaciones transversales de la carretera. La suspensión absorbe bien los baches que sólo afectan a una rueda. Los ocupantes no reciben un traqueteo excesivo. En cambio, cuando la irregularidad ocupa todo el ancho de la carretera, y las dos ruedas pasan a la vez sobre una ondulación, los pasajeros de atrás saltan en sus asientos, a poco abultada que sea la imperfección del asfalto.
En las versiones con motor Diesel no existe la posibilidad de llevar reductora.
Bóxer de gasolina 2.0 de 150 CV (versión de 2008)
Es suave y vibra poco, pero se queda escaso de potencia para mover con soltura el Forester en cuanto la carretera se empina ligeramente y hay que ganar velocidad rápidamente.
En carretera de montaña, especialmente con el coche cargado, es muy útil recurrir a la reductora. Ésta no está concebida como una reductora tradicional en los todoterreno, donde sirve para acortar mucho el desarrollo y así poder superar pendientes muy pronunciadas imposibles de remontar con una primera tradicional.
La reductora en el Forester acorta ligeramente el desarrollo de todas las marchas y hace que el salto entre una y otra sea inferior. Como se puede introducir a cualquier velocidad con sólo pisar el embrague, resulta muy práctica cuando la carretera tiene una pendiente importante y las curvas se suceden, sobre todo si estamos arrastrando un remolque pesado. El sistema de reductora empleado es una buena solución para circular con mayor agilidad en estas circunstancias.
En carreteras abiertas se debe regresar al cambio largo para utilizar el motor a bajas revoluciones, para consumir menos y porque es donde realmente resulta suave y silencioso. Cuando se sube de régimen, el motor también es suave, pero suena con claridad.
No he podido conducir el Forester por campo, pero lo normal es que en muchos caminos esta reductora también resulte útil.
La dirección del Forester está demasiado asistida, opone poca resistencia a la fuerza del conductor y por ello resulta poco precisa. El conductor, si conduce un poco rápido por curvas, no percibe con fidelidad lo que sucede entre los neumáticos y el asfalto. En la mayoría de carreteras y circunstancias no presenta inconvenientes, pero no resulta más cómoda ni más agradable que una dirección ligeramente más dura. Entre topes, el volante da 3,1 vueltas.
Las suspensiones también son blandas y absorben muy bien las irregularidades del asfalto. Resulta un coche cómodo por este motivo. Al pasar rápido por curvas, o para realizar una maniobra de esquive ante un imprevisto, se agradecería una suspensión más dura.
En los apoyos de las curvas, el morro flanea. Probablemente se deba a los neumáticos mixtos que llevaba el coche, unos Bridgestone Dueler H/T en medidas 215/65 R 16. Con unos neumáticos puros de asfalto probablemente varíe sustancialmente la respuesta del coche.