SEAT Leon 5p (2020) - Polivalente y caro | Impresiones del interior
El SEAT León 5p es un coche ligeramente más estrecho entre puertas que muchos de su competidores (mediciones). En las plazas posteriores, un Ford Focus tiene diez centímetros más de anchura para los hombros y un Peugeot 308, unos cinco. El Ford puede ser el más recomendable si van a viajar frecuentemente tres ocupantes en las plazas traseras, aunque no irán totalmente cómodos (esto sólo es posible en unos pocos monovolúmenes y todoterrenos de gran tamaño).
El punto fuerte del León es que tiene más altura libre al techo en las dos filas de asientos que la mayor parte de sus competidores. Eso permite que viajen ocupantes de hasta unos (calculo, no lo he probado) 1,90 metros en las plazas traseras sin que su cabeza roce el techo. También tiene claramente más espacio que la media para las piernas de los ocupantes de esas plazas. Por ejemplo, esta medida supera en 10 centímetros a la de un Peugeot 308 o un Renault Megane, y en 5 a la que tiene un Ford Focus.
Por lo anterior, el SEAT León 5p es muy adecuado para transportar hasta cuatro personas y poco recomendable para cinco. Como la superficie acristalada es relativamente amplia (los montantes no son muy gruesos) y el techo queda lejos, el interior da sensación de espacioso. Las puertas son grandes y abren en un ángulo amplio.
El conductor tiene una visibilidad razonablemente buena en todas las direcciones. Hacia delante, los montantes del parabrisas no molestan en exceso en las curvas muy cerradas (que es lo que ocurre en otros vehículos donde estas piezas son muy gruesas o tienen formas que molestan). Hacia atrás, la visibilidad es sólo suficiente y, por ello, la cámara posterior de aparcamiento ayuda mucho en las maniobras (su objetivo es muy angular; imagen).
Los asientos del nivel de equipamiento Xcellence (acabado que ya no está disponible; imagen) son cómodos y su mullido de espuma, ligeramente blando. En opción para algunas versiones del León, hay asientos con regulaciones eléctricas. La posición de conducción es buena (ni muy alta, ni muy baja) y tanto los pedales como el volante están bien colocados.
El aspecto interior cambia sustancialmente en función del nivel de equipamiento elegido. En las versiones menos costosas (equipamiento Style), la instrumentación tiene dos indicadores de agujas (en opción puede ser de pantalla, que se puede configurar de diversas formas: ejemplo y ejemplo) y una pantalla táctil en el centro del salpicadero de 8,25 pulgadas con dos ruletas y unos cuantos botones táctiles para acceder a las distintas funciones (no disponemos de imágenes de esta pantalla). Esta configuración es la más sencilla, la menos vistosa y a la que —presumiblemente— será más fácil acostumbrarse. De serie lleva lo que SEAT llama Full link (permite controlar algunas aplicaciones del teléfono desde la pantalla del coche), con Android Auto y Apple CarPlay.
Como opción en el nivel de equipamiento Style y de serie en el FR, la pantalla central puede ser de 10 pulgadas y de manejo completamente táctil (desaparecen botones y ruletas, imagen) que también reconoce gestos. Este sistema multimedia puede disponer de navegador (opcional en Style y de serie en FR) que se nutre de una red de datos (con una tarjeta eSIM) para mejorar la información que ofrece en directo, y de un sistema que permite instalar aplicaciones desde una nube periódicamente actualizada o escuchar la radio por internet.
La pantalla central completamente táctil funciona bien (aunque, en dos ocasiones, después de estar el coche al sol en días de mucho calor, se apagó durante unos instantes), de forma fluida y la información que ofrece se lee bien. Al no disponer de mandos táctiles que se puedan reconocer sin mirar, hay que desatender por unos instantes la carretera para hacer cosas básicas como cambiar la temperatura del climatizador, variar la intensidad del ventilador o cambiar entre los distintos menús que ofrece el sistema. Bajo mi punto de vista, esta pantalla central de gran tamaño no es la mejor opción para quien haya conducido anteriormente un coche más sencillo (y antiguo) y no esté perfectamente familiarizado con el manejo de dispositivos como tabletas. Al principio, uno puede verse «superado» por tantísimas cosas susceptibles de ser manejadas al tacto, sin posibilidad de no despreocuparse de la carretera (salvo que todo se configure a coche parado). Para facilitar un poco el acceso a los distintos menús, se puede configurar una pantalla de inicio con aquello que se utilice más a menudo.
Es cierto que hay algunas cosas que se pueden controlar con los mandos físicos del volante (imagen), como subir el volumen de la radio o pasar a la siguiente emisora de radio, pero hay otras que no (como elegir un determinado modo de conducción, si está instalada la opción). También hay superficies táctiles fuera de la pantalla, como es el caso del mando de luces que está en el salpicadero en la prolongación de la rodilla izquierda del conductor (imagen).
Hay un sistema de reconocimiento vocal que puede ser útil para distraerse menos (responde diciendo «hola»). Me ha parecido muy útil para introducir una dirección al navegador durante la marcha, para cambiar la fuente de sonido o para sintonizar una frecuencia (algo que con la superficie táctil es harto complicado mientras se conduce). No me lo ha parecido para subir el volumen de la radio o cambiar la temperatura del climatizador. Para hacer esto último la frase a emplear sería «Hola SEAT» [instantes de espera]. «Tengo calor» o «pon la temperatura a 22 grados» [instantes de espera]. Este proceso es mucho más lento que pulsar directamente en la superficie táctil de la temperatura, aunque quizá distraiga menos. El sistema de reconocimiento de voz «entiende» un lenguaje razonablemente natural y no obliga a introducir frases precisas para conseguir lo que queremos.
En las versiones con cambio automático de doble embrague DSG ya no existe una conexión física entre el selector de marchas y la transmisión (el enlace es electrónico). Una funcionalidad útil para que el asistente de aparcamiento pueda engranar marchas sin necesidad de desplazar un mando físico. Si no hay cambio automático, se pierden un par de pequeños cajones para guardar objetos (imagen de la consola con cambio automático e imagen con cambio manual).
El aspecto de los materiales de recubrimiento es bueno. En las plazas delanteras los hay de tacto ligeramente blando (como en la parte superior de las puertas) que son duros en las traseras, algo que también ocurre en otros rivales de precio similar e incluso superior. Las tomas para cargar dispositivos portátiles son del tipo USB C (hay en las plazas delanteras, imagen, y en las traseras, junto a los controles del climatizador de tres zonas opcional, imagen).
El maletero (imagen) tiene 380 litros de capacidad en las versiones con motor de gasolina o Diesel (con y sin hibridación ligera), que es un dato normal. Tiene argollas para fijar la carga, unos pequeños ganchos para colgar bolsas (imagen) y un compartimento separado en su lateral izquierdo (imagen). Opcionalmente puede tener un doble fondo que se puede colocar a dos alturas (que sirve para compartirmentarlo y para salvar el escalón que queda al abatir los asientos traseros, imagen) y una toma de corriente de 230 V. Debajo del piso hay una rueda de repuesto de emergencia (imagen). Las versiones TGI de gas natural tienen 300 litros de capacidad y las híbridas enchufables, 270.