El Outlander reacciona bien por carretera en un uso normal. Sólo se nota que es un vehículo alto y pesado si hay que hacer una maniobra brusca o se conduce con rapidez en curvas. Un Ford Kuga o un BMW X3 se parecen más a un turismo tradicional porque reaccionan con mayor rapidez a las órdenes del volante. Para ser más ágiles tienen una suspensión menos flexible y que deja sentir más el estado del piso a los ocupantes. El Mitsubishi Outlander es cómodo de suspensión, aunque quizá no tanto como el Toyota RAV4.
El motor Diesel de 156 CV resulta silencioso y tiene bastante fuerza cuando funciona a muy bajo régimen, algo importante en campo —para afrontar obstáculos a baja velocidad— y en ciudad para facilitar ciertas maniobras —por ejemplo salir desde parado en pendiente sin necesidad de hacer patinar mucho el embrague en caso de las versiones con cambio manual—.
El motor de 177 CV tiene un funcionamiento muy agradable en cualquier rango de revoluciones. Sale muy bien desde parado y empuja hasta la zona roja del cuentarrevoluciones de forma constante. Vibra muy poco y su sonido no es molesto en el interior del habitáculo. Personalmente me parece mejor en estos aspectos que, por ejemplo, el motor 2.2 CRTD de 180 CV que monta Mazda en algunos de sus modelos —que tiene mucha menos fuerza a bajas revoluciones y por eso es menos agradable de utilizar—.
Cambio automático TC-SST
Es un cambio automático de doble embrague. Una característica de este tipo de cambio es que entre marcha y marcha no hay interrupciones en la aceleración.
Esta caja de cambios tiene dos modos de funcionamiento («Normal» y «Sport») y además lleva unas levas detrás del volante —fabricadas en magnesio y de grandes dimensiones con lo que se accionan con facilidad aunque el volante esté girado — que permiten al conductor seleccionar marchas de forma manual.
Solamente está disponible en combinación con el motor Diesel menos potente. Por el momento no se comercializará junto con la versión Diesel de 177 CV aunque Mitsubishi no descarta ésta posibilidad.
All Wheel Control
El sistema de tracción a las cuatro ruedas puede controlarse electrónicamente —mediante un mando giratorio situado en la consola central— y permite elegir entre tres modos («2WD», «4WD» y «4WD LOCK»), dependiendo de la conducción que se vaya a realizar y de la situación del terreno. Éste sistema sólo transmite fuerza a las ruedas posteriores cuando las delanteras patinan (más información del sistema de tracción).
El modo seleccionado aparece en la pantalla que hay situada en el cuadro de instrumentos para que el conductor no tenga que retirar mucho la vista de la carretera si desea saber en el modo que circula.