La postura de conducción en el Mazda CX-3 es más parecida a la de un turismo que a la de un todoterreno porque la banqueta está cerca del suelo (la cadera va situada solo 4 centímetros más alta que en un Mazda2) y se conduce con las piernas poco flexionadas. No se tiene esa sensación que hay en otros modelos, como en el Audi Q3 y el Jeep Renegade, de ir sentado en una posición elevada.
Las regulaciones del asiento del conductor son amplias (en sentido longitudinal, inclinación del respaldo y en altura) y las del volante también (4,5 cm en altura y de 5,0 cm en profundidad), por lo que no parece difícil que personas de diferente estatura encuentren una postura confortable. No hay posibilidad de ajustar el apoyo lumbar del respaldo, una característica que a mí no me ha resultado molesta, pero que sí puede ser una carencia para otras personas. Los cinturones de seguridad delanteros tienen ajuste en altura.
No recomiendo el Mazda CX-3 para quien dé importancia a disponer de unas plazas traseras amplias, ya que es uno de los todoterrenos de su tamaño con menos espacio para los pasajeros de éstas. El Fiat 500X, el Honda HR-V, el Mitsubishi ASX y el Suzuki Vitara son, entre otros, modelos más recomendables por su mayor espacio en las plazas posteriores (tabla comparativa de mediciones del interior). En el Mazda CX-3, una persona que mida 1,85 metros de altura cuenta con muy poco espacio para las piernas si se sienta detrás de otra de la misma estatura y, además, no podrá estirar el cuello ya que antes tocará el techo con la cabeza. La anchura entre puertas es insuficiente para que tres adultos de corpulencia normal se acomoden con un mínimo grado de confort, aunque esto también es frecuente en muchos de sus rivales. La ventanilla trasera es pequeña, lo que no ayuda a mejorar la sensación de poco espacio. Por otro lado, el acceso a esta fila de asientos es difícil porque el hueco que queda al abrir la puerta es estrecho y tiene poca altura (al entrar hay que bajar la cabeza más de lo normal para no golpearla con la carrocería).
El maletero tiene 350 litros de capacidad, muy similar al volumen del Opel Mokka X (356 l) y más pequeño que el de un Renault Captur (377 l). Quien necesite mucho maletero, es mejor que opte por el Honda HR-V (470 l), el Dacia Duster (430 l), el Suzuki S-Cross (430 l), el Mitsubishi ASX (416 litros) o el Škoda Karoq (521 l).
En el maletero hay un estante extraíble de unos 2 centímetros de grosor, tapizado por una de las caras, que se puede colocar a dos alturas. Cuando está en la posición superior, queda bajo él un hueco de 64 x 99 x 14,5 centímetros (longitud x anchura x altura). Los CX-3 con el nivel de equipamiento Luxury tienen de serie un equipo de sonido Bose que incluye un altavoz de graves situado debajo del piso del maletero. Esto conlleva la pérdida de 8 centímetros en altura (que se traduce en 63 litros en volumen) y la imposibilidad de colocar el estante divisor a dos alturas (continúa siendo extraíble, pero no se puede poner en la posición más baja). Las dimensiones del hueco que queda por debajo de él son 64 x 99 x 6,5 centímetros.
En cualquier caso, debajo del piso del maletero no hay una rueda de repuesto, ni espacio para ella (hay un kit de reparación de pinchazos y dos triángulos de señalización). Por otro lado, los respaldos de los asientos de las plazas posteriores son abatibles (en proporción 60:40) y estos quedan enrasados con la superficie del maletero cuando el estante está colocado en la posición más alta (que en el caso del nivel Luxury siempre está en esa posición). Con el asiento del acompañante lo más adelantado posible caben objetos de unos 160 cm de longitud.
Como sucede en otros Mazda (Mazda2 y Mazda3 por ejemplo) el cuadro de instrumentos es distinto según el nivel de equipamiento. En el nivel Style un velocímetro de aguja ocupa la parte central, mientras que el cuentarrevoluciones queda a la izquierda de éste y es digital (imagen). Con el nivel Luxury, velocímetro y cuentarrevoluciones están en el centro, el primero en formato digital y el segundo en analógico (imagen). Me gusta más la configuración del nivel Luxury porque me parece que leer la velocidad y las revoluciones resulta más sencillo.
El habitáculo transmite una sensación de buena calidad por el aspecto que presentan los plásticos (todos duros o con un mullido muy pequeño) y el material de imitación de cuero con cosido a la vista que recubre algunas partes del salpicadero (se sustituye por una moldura de plástico cuando no se pide la opción «pack cuero»; imagen). En este sentido, da mejor impresión que un Renault Captur. Sin embargo, la consola que queda entre los pasajeros delanteros (donde está la palanca de cambios y los mandos de control del sistema multimedia, imagen) se mueve visiblemente a poco que se empuje con la mano (o con la pierna) y reduce la sensación de calidad. Durante la prueba de conducción no escuché ruidos procedentes de esta zona ni de otras que tenían este problema.
Los huecos disponibles para dejar impedimenta son numerosos y tienen un tamaño suficiente para los objetos cotidianos, como las llaves, la billetera, el teléfono móvil y los papeles. En la guantera (que no está iluminada ni tiene salida de aire) cabe la documentación del vehículo y el manual de instrucciones y resta espacio para meter más cosas. Un detalle de ella que no me gusta es que la tapa cae libre, no tiene ningún mecanismo que ralentice su apertura. Tampoco tiene cerradura.
El sistema multimedia MZD Connect se maneja a través de una pantalla táctil de 7,0 pulgadas (sólo es táctil cuando el vehículo está parado) y unos botones que hay detrás del cambio (imagen). La pantalla se ve bien con independencia de cómo incida el sol sobre ella y la organización de los menús es fácil de entender, pero la forma en que están estructurados hace que en algunos casos sean necesarios varios pasos para completar acciones que en otros modelos se pueden ejecutar de una sola vez (por ejemplo, para cambiar de una presintonía de radio a otra). En el apartado Sistema multimedia del Mazda3 hay más información sobre las funciones del MZD Connect y su manejo.