El aspecto del salpicadero del Q60 y, en general, el de todo el habitáculo, es prácticamente idéntico al del Q50, un turismo que Infiniti lanzó al mercado hace cuatro años (más información). Tiene un diseño moderno y la mayoría de los mandos están bien distribuidos, pero hay algunos detalles que empañan ligeramente la experiencia de uso: las pantallas del sistema multimedia, por ejemplo, proporcionan una calidad gráfica inferior que la de un Mercedes-Benz Clase C Coupé o un Audi A5 Coupé y el freno de estacionamiento se acciona con el pie mediante un obsoleto pedal (imagen).
Además hay algunos elementos que, aunque cumplen bien con su cometido, comparte con vehículos mucho menos costosos de la alianza Renault-Nissan, como por ejemplo la pantalla de la instrumentación (la misma que el Nissan Micra), las palancas de la columna de la dirección (las mismas que un Renault Scénic) o el botón de arranque (el mismo que un Nissan Qashqai).
A pesar de ello, la sensación de calidad que transmite el habitáculo es elevada porque todas las piezas que lo componen están perfectamente ajustadas entre sí y no producen ruidos, incluso al circular por vías en las que el asfalto no está en buen estado. Están recubiertos de piel la práctica totalidad del salpicadero (incluso la parte inferior del mismo) y de las puertas; el resto es de plástico duro, aunque con un tratamiento superficial que lo hace muy agradable al tacto. La única salvedad a esta elevada sensación de calidad está en el plástico negro brillante presente en la zona que rodea la palanca de cambios y bajo la pantalla inferior del sistema multimedia. Este tipo de recubrimientos, al que recurren habitualmente muchas marcas, se raya y ensucia con mucha facilidad y además provoca brillos molestos cuando la luz incide directamente sobre ellos.
El sistema multimedia, al que Infiniti denomina «InTouch», tiene dos pantallas distintas para manejar las diversas funciones, una solución completamente inusual (imagen). La que está situada en la parte superior es de ocho pulgadas y tiene como función principal mostrar los datos relativos al sistema de navegación y a la fuente de sonido seleccionada; la inferior es un poco más pequeña —de siete pulgadas— pero sirve para manejar la práctica totalidad de funciones del sistema: ordenador de viaje (consumo medio o eficiencia de la conducción, por ejemplo), el sistema de sonido, el teléfono o el climatizador. Además incluye varias aplicaciones compatibles con algunos teléfonos móviles inteligentes, como por ejemplo la gestión del correo electrónico o calendario de «Gmail» y el acceso a algunas redes sociales. No es compatible con los sistemas Android Auto de Google y CarPlay de Apple.
Una vez el sistema ha cargado por completo (tarda unos segundos desde que se pulsa el botón de arranque), ambas pantallas responden a las pulsaciones con fluidez, pero su manejo requiere de un breve periodo de aprendizaje porque son muchas las funciones que puede realizar y mucha la información que puede mostrar. La resolución es normal en la superior y excelente en la inferior, pero su visibilidad se ve muy comprometida cuando la luz del sol incide directamente sobre ellas y tiene unos gráficos poco elaborados (sobre todo la superior). La inferior, además, tiene una superficie brillante que se ensucia con mucha facilidad con las yemas de los dedos. Hay más información y vídeos sobre el funcionamiento de este sistema en el apartado Sistema multimedia del Q50.
El puesto de conducción del Q60 me ha parecido muy bueno porque tanto los pedales como el volante quedan muy bien situados con respecto al cuerpo. Además los asientos, que tienen un mullido más bien firme, son cómodos incluso en viajes de varias horas y proporcionan una sujeción de la espalda muy buena (en los muslos es algo peor). De serie tienen ajustes eléctricos (el del conductor con dos memorias de posición; imagen) y calefacción con varios niveles de intensidad.
Según nuestras mediciones, en las plazas delanteras del Q60 hay menos espacio que en sus alternativas, pero el que hay es suficiente para dar cabida a ocupantes de hasta 1,95 metros de altura, que ya irán con la cabeza rozando el techo. En las traseras hay más espacio para las piernas que en un Audi A5 Coupé y que un Mercedes-Benz Clase C Coupé, pero menos altura libre hasta el techo y menos anchura a la altura de los hombros, por lo que únicamente irán cómodos niños o adultos de estatura reducida (1,65 metros aproximadamente). Los dos asientos de estas plazas estan separados por una pequeña consola de plástico y tienen anclajes Isofix adaptados a la normativa «iSize» (la más moderna).
El acceso a las plazas traseras tiene los inconvenientes típicos de los coches con este tipo de carrocería: el espacio liberado es pequeño y los asientos quedan lejos, por lo que es necesario doblar el cuerpo más de lo normal para llegar a ellos. Tampoco la salida es demasiado cómoda, pues requiere agarrar el borde de la puerta y el propio asiento para coger impulso y así llegar con los pies al suelo. Afortunadamente, los asientos delanteros tienen un mecanismo eléctrico que los mueve longitudinalmente al abatir los respaldos, facilitando de esta manera el acceso y salida cuando el vehículo está en una cuesta (quedan fijos en una posición).
El maletero tiene 342 litros de capacidad, por lo que es más pequeño que el de sus competidores más directos (BMW Serie 4 Coupé, Mercedes-Benz Clase C Coupé o Audi A5 Coupé), salvo el Lexus RC Híbrido (ficha comparativa). Tampoco es un maletero fácil de cargar porque tiene unas formas muy irregulares, la tapa deja un hueco muy reducido y el borde está situado a 75 centímetros del suelo, que es mucho. Al abatir los respaldos de los asientos posteriores (lo hacen en una sola pieza) se crea una superficie de carga irregular y además se libera un hueco pequeño (imagen), impidiendo de esta manera transportar objetos muy voluminosos. El acabado general es bueno, aunque hay algunos detalles que desmerecen el conjunto; las argollas para colocar redes, por ejemplo, son de un plástico muy endeble y la iluminación es pobre.