Icono del sitio Revista KM77

La importancia del buen estado de los neumáticos en invierno

El invierno trae siempre consigo un aumento de la siniestralidad asociada al mal tiempo, y uno de los factores que más influye en la seguridad del vehículo durante esta época es el estado de los neumáticos.

Por ello, es importante mantenerlos en condiciones óptimas, especialmente en los meses donde el frío, la lluvia y, en algunas zonas, la nieve, reducen la adherencia considerablemente. Un neumático en mal estado incrementa la distancia de frenado y compromete la estabilidad del vehículo, independientemente del sistema de tracción o de las ayudas electrónicas disponibles.

La importancia de mantenerlos en buen estado cobra mayor relevancia en invierno. Al fin y al cabo, los neumáticos son el único punto de contacto entre el coche y el suelo: apenas unos pocos centímetros cuadrados por rueda sobre los que recaen la tracción, la frenada, el control lateral y el peso del vehículo. Un área tan pequeña que depende, en gran medida, de la presión correcta y de un desgaste uniforme para garantizar que el contacto con el asfalto sea el adecuado.

La presión es clave

Revisar la presión es uno de los hábitos más sencillos y, a la vez, más determinantes para la vida útil del neumático. Un inflado incorrecto, ya sea por exceso o por defecto, provoca un desgaste anormal, altera las reacciones del coche y aumenta el riesgo de reventón. Además, llevar una presión demasiado baja incrementa la distancia de frenado. Conviene recordar que el neumático no es completamente estanco y que la porosidad del caucho, el estado de las válvulas o la unión entre llanta y cubierta hacen que pueda perder aire de forma natural con el paso de los días.

La recomendación de km77, en línea con la de los expertos, es revisar la presión cada dos o tres semanas y hacerlo siempre con el neumático frío, tras un periodo de inactividad de dos o más horas o después de recorrer menos de tres kilómetros. Si no hay más remedio que comprobarla tras circular durante un tiempo prolongado, se puede añadir una pequeña corrección adicional, aunque lo ideal es volver a medir más tarde en frío. No es recomendable confiar en los manómetros de las gasolineras, pues suelen estar expuestos a golpes y a condiciones adversas que pueden provocar mediciones imprecisas. Un manómetro portátil de calidad es la opción más fiable. También es recomendable adquirir un compresor portátil, ya que nos permitirá ajustar las presiones de forma cómoda sin acudir a una estación de servicio.

Imagen de Freepik

El invierno requiere más atención que nunca

A bajas temperaturas, el compuesto de los neumáticos tradicionales se endurece y pierde parte de su capacidad de agarre, haciendo que se reduzca la adherencia. En zonas donde las nevadas son frecuentes, los neumáticos de invierno o de cuatro estaciones (también llamados de «todo tiempo») dan un rendimiento muy superior a los neumáticos de verano (y, de hecho, se pueden utilizar como alternativa a las cadenas). Algunos fabricantes también recomiendan los neumáticos de invierno si la temperatura exterior es muy baja, aunque no haya nieve. Según la experiencia de km77.com, con temperaturas bajas y lluvia (pero sin nieve), unos neumáticos de invierno no son claramente superiores a unos de verano (hay más información en la prueba de larga duración que hicimos de un Volkswagen Golf). Los neumáticos de verano van mejor sobre suelo seco y, en estas condiciones, su resistencia al desgaste es muy superior a la de los de invierno.

Vigilar el desgaste

La profundidad de los surcos de la banda de rodadura también es clave. A medida que esta disminuye, el neumático pierde capacidad para evacuar agua y aumenta el riesgo de aquaplaning. Aunque el límite legal está en 1,6 mm, muchos expertos recomiendan sustituirlos antes, especialmente cuando llega el mal tiempo. Y por último, el conductor debe revisar que no sufra un desgaste irregular (por ejemplo, que el interior de la banda de rodadura esté más gastado que el exterior, lo que indica un posible problema en la suspensión).

Es importante no escatimar en neumáticos. La diferencia entre uno de mala calidad y uno de buena calidad posiblemente no sea muy evidente en asfalto seco, pero sí puede serlo cuando el firme está deslizante. Y, más allá del propio neumático, también conviene verificar el estado de las válvulas y realizar un equilibrado adecuado cada vez que se sustituyen las cubiertas. Son pequeños detalles que influyen directamente en el comportamiento del coche, especialmente en situaciones de emergencia.

Salir de la versión móvil