Volvo V70 XC Cross Country (2000) | Preparado para salir al campo

22/09/2000 |Alfonso Herrero

Su seguridad en carretera es mejor que la de un todo terreno normal, aunque no está al nivel del turismo del que deriva. Gasta menos de lo que gastaría un todo terreno de potencia equivalente, por causa de su menos peso y resistencia aerodinámica. Sin embargo, no puede pasar por los mismos sitios debido a su larga distancia entre ejes y sus grandes voladizos.

Su altura libre sobre el suelo es 20 cm; no mucho menos que un todo terreno normal. Los paragolpes y molduras laterales son de plástico sin pintar (hay 2 tonos a elegir) para que se dañen menos con los posibles arañazos de los arbustos, pero las puertas están desprotegidas. Además, los paragolpes tienen un diseño que limita la posibilidad de que rocen contra el suelo al encarar una rampa y salir de una pendiente; opcionalmente se puede instalar una rejilla protectora de bajos.

Respecto a un V70 normal, la carrocería gana 60 mm de altura con relación al suelo, la distancia entre ejes aumenta 10 mm y la anchura de los mismos también crece. La suspensión delantera tipo McPherson y la trasera de paralelogramo deformable también reciben modificaciones para que ganen recorrido de rueda. Esto, junto a los neumáticos adaptados al uso fuera del asfalto y de dimensiones 215/75 R 16, permite afrontar obstáculos con mayor facilidad.

Tiene un sistema de tracción total conectable automáticamente mediante un diferencial viscoso. Si hay aceleración sobre una superficie muy adherente, una pequeña cantidad de fuerza va al aje trasero (un cinco por ciento, aproximadamente). A medida que aumenta el deslizamiento en las ruedas delanteras, las traseras reciben más fuerza. En un caso extremo —por ejemplo, al arrancar en una fuerte rampa de suelo deslizante— casi toda la fuerza del motor va a las ruedas traseras. Como el sistema funciona según la diferencia de deslizamiento de las ruedas delanteras y traseras, si sobre las traseras hay más peso también reciben más fuerza. La tracción total está complementada con un control de tracción, que equivale funcionalmente a un diferencial autoblocante. Funciona hasta 40 km/h y frena una rueda delantera que patina para que la otra pueda impulsar al coche.

Tiene un motor de 2,4 l de cilindrada, con cinco cilindros y sobrealimentado por una turbina de baja presión, que tiene como ventajas con relación a las de alta presión respuesta más rápida al acelerador y una entrega de potencia menos brusca. Proporciona un valor de par máximo constante de 285 Nm desde 1.800 rpm hasta 5.000 rpm y una potencia de 200 CV a 6.000 rpm.

La velocidad máxima es 210 km/h (200 km/h para las versiones automáticas) y acelera de 0 a100 en 8,6 s (9,0). El consumo homologado es 10,5 litros cada 100 kilómetros (11,5 litros).