Volkswagen Eos (2011) | Impresiones de conducción

29/05/2012 |Enrique Calle

En términos generales el Eos da buena protección aerodinámica. Al menos para personas de hasta 1,85 metros de estatura, el marco del parabrisas evita en gran medida el golpeteo violento del aire en la frente del conductor y del acompañante. Se nota una pequeña corriente de aire en la frente y en el cabello, pero no es un azote molesto. Si se lleva el pelo corto, no me parece necesario utilizar una gorra.

Como ocurre en los descapotables que conozco el mejor nivel de protección al viento se consigue con las cuatro ventanillas subidas y el deflector aerodinámico o paravientos (305 €) colocado sobre las plazas traseras. Este elemento anula la posibilidad de llevar pasajeros en las plazas posteriores y cuando no se usa se dobla en dos partes y cabe perfectamente en el maletero.

Sin el deflector y con las ventanillas subidas el azote del viento y el ruido no molesta mucho incluso a 120 km/h. El paravientos aumenta el confort en largos desplazamientos, porque evita que haya corrientes de aire a la altura de los hombros y de los brazos. Puede marcar una diferencia muy grande de comodidad no solo en largos desplazamientos si no también con tiempo fresco.

Además del deflector que va colocado en las plazas traseras, hay otro (que se despliega haciendo una presión sobre su superficie) sobre el marco del parabrisas. Sólo es útil para limitar las turbulencias cuando se elimina una de las dos piezas de cristal del techo; no vale de nada para circular descapotado.

El Eos con el motor Diesel de 140 CV y cambio automático DSG es muy pesado (1.614 kg) y eso se nota en la capacidad de aceleración y en el consumo. Según nuestras mediciones este coche es claramente más lento y gasta algo más que un Passat con el mismo motor.

En nuestro recorrido habitual de consumo, de 143 km de ida y vuelta por una autovía con alguna pendiente fuerte y buscando una velocidad media de 120 km/h, ha consumido 6,2 l/100 km. Es muy posible (no lo hemos podido comprobar) que en ese mismo recorrido la variante equivalente de cambio manual hubiera tenido un consumo más bajo porque en la marcha más larga (que es la que se utiliza en prácticamente la totalidad del trayecto) y a igualdad de velocidad, el motor funcionaría a menos revoluciones: el desarrollo de transmisión en sexta del manual es 59,2 km/h cada 1.000 rpm y del automático DSG 50,9 km/h cada 1.000 rpm.

No tenemos datos de consumo en ese mismo recorrido de otros descapotables comparables. Según datos oficiales (que normalmente difieren mucho del real, aunque pueden servir como referencia), actualmente el Eos Diesel de 140 CV y cambio manual es el descapotable que menos gasta entre los de su tamaño —de 4,30 a 4,70 metros de longitud—. Sólo se le aproxima el BMW 118d Cabrio de 143 CV (listado ordenado por consumo).

El Volkswagen Eos es agradable de conducir, especialmente en carreteras de trazado medio y rápido. La amortiguación de serie, más bien blanda, absorbe bien las irregularidades. Opcionalmente puede tener una de dureza variable («DCC»), que no he probado, pero que en otros coches del grupo Volkswagen da muy buen resultado.

Me ha parecido que el Eos es menos ágil que cualquier Golf de carrocería cerrada. El peso se nota no sólo en la capacidad de aceleración, sino también en la capacidad para cambiar de trayectoria en curvas lentas. Me parece un coche adecuado para pasear o viajar a buen ritmo, pero no para usarlo como deportivo en carreteras de curvas; para un uso así, el Mazda MX5 me parece más apropiado (aunque protege peor a los ocupantes del viento)

Como ocurre en otros descapotables, en el Eos la ausencia de un techo fijo limita la rigidez de la estructura. En carreteras con baches, las reacciones se empeoran más de lo normal que un coche con carrocería cerrada. Al pasar por encima de baches aparecen ciertas vibraciones en volante y en la estructura. Esas vibraciones son especialmente notables en aquellas irregularidades que sacuden con rapidez las ruedas, como las bandas en relieve de limitación de velocidad. Se notan más con el techo quitado que con él sobre la carrocería, como si en éste último caso la rigidez de la estructura fuera algo mayor.