Toyota Prius (2004) | Un puesto de conducción entre berlina y monovolumen, con algunas peculiaridades

23/04/2004 |Juan Manuel Pichardo

En el puesto de conducción hay algunas características que asemejan al Prius a un monovolumen. La altura del asiento con relación al suelo es algo mayor que en un turismo y algo menor que en un monovolumen grande.

La altura a la que queda el asiento del Prius facilita mucho la entrada y salida del coche. Incluso en la posición más baja, es un asiento que gustará más a las personas que prefieran ir altas y ganar algo de visión, aunque no es lo bastante alto para ver bien por encima de cualquier coche. También es de monovolumen lo lejos que queda la base del parabrisas, y lo mucho que estorban los montantes delanteros en curvas muy cerradas o en cruces.

Los ajustes y el espacio disponible en las plazas delanteras hacen que prácticamente cualquier conductor se pueda sentir a gusto. El volante tiene un tiene un ajuste de altura muy limitado (es de inclinación más bien que de altura) y no tiene ajuste longitudinal. En un coche automático, la falta de ajuste longitudinal del volante suele ser un problema menor, ya que lo normal es ajustar longitudinalmente el asiento con arreglo al recorrido del embrague. Entre los que hemos conducido el Prius hay posturas para conducir muy diversas, y a todos nos ha parecido bien.

El asiento sujeta adecuadamente el cuerpo por la dureza de la banqueta y porque la tapicería, sin ser áspera, parece que roza más que otros tipos de tejido.

El volante es oblongo y no me gusta el plástico con el que está hecho. No lo he podido comprobar, pero supongo que cuando haga calor será incómodo; no puede tenerlo de cuero ni como opción.

El asiento del pasajero tiene sensor de ocupación. Si se deja una bolsa o algo pesado, avisa que no está abrochado el cinturón.

Las luces me han decepcionado un poco (con esa instalación eléctrica, esperaba algo más); el área iluminada no es pequeña pero sí irregular, y la intensidad de las cortas es mediana. No puede llevar xenón ni opcionalmente; hay coches que alumbran muy bien con faros halógenos.

Es de esos coches en los que hay que encender los faros de niebla para poder encender el piloto, lo cual me parece un error. Cuando el coche circula sobre mojado y levanta mucha agua tras de sí, es conveniente encender el piloto, pero los faros no son necesarios y pueden ser doblemente molestos para los conductores que circulan de frente, porque se reflejan en el suelo.

El Prius está pensado para casi todas las funciones normales se manejen desde el volante (imagen) y sin mirar, porque es posible distinguirlos por su posición y su forma oblonga (38 cm de ancho y 36 de alto). Es algo que requiere aprendizaje, pero que finalmente me parece un sistema mejor que buscar mandos en la consola. Toyota ha eliminado de la consola y ha puesto en el volante mandos como los de la ventilación, o el botón para desempañar el parabrisas y la luneta.

Todo lo que se puede hacer con los mandos del volante se puede hacer con la pantalla táctil, pero distrae más porque hay que seleccionar primero la función y, después, los mandos que se quieren manipular. Por ejemplo, para poner o quitar el aire acondicionado hay una tecla en el volante que, después de un cierto tiempo, ya no hay que mirar. Eso mismo requiere seleccionar la función del climatizador con un botón junto a la consola y, después, buscar el botón correspondiente en la pantalla táctil.

Hay muchos huecos alrededor del conductor para dejar cosas, con tamaños y formas que resultan adecuados para objetos muy distintos (imagen).

En el «compartimento de gran capacidad» y en la guantera superior hay una repisita extraíble y un hueco para cosas pequeñas (que no se ve en la imagen); también hay una repisa extraíble en la guantera superior. En la guantera principal hay espacio bastante para la documentación, el juego de bombillas, los manuales y un chaleco plegado. Lo que no tiene es una guantera refrigerada ni un buen lugar para dejar las cajas de los CD que se metan en el cargador.

La palanca de cambios de tipo secuencial es muy sencilla de manejar. Además de que está muy cerca del volante, los cuatro movimientos que tiene me parecen muy fáciles de aprender. De esos cuatro, el de la posición N no se utiliza prácticamente porque sólo sirve para que el coche pueda ser remolcado. A la posición «B» de máxima retención sólo se puede pasar desde la posición «D», que es lo normal.

La instrumentación no se ve mal para ser digital y estar desplazada hacia la derecha, pero hubiera preferido algo más normal. La principal ventaja es que, como está lejos, hay que enfocar menos para verla. Tampoco es una instrumentación que tenga muchoque mirar, salvo el nivel del combustible.

No tiene termómetro de agua (lo que me parece un fallo) ni cuentavueltas, que en este coche daría una información irrelevante. Hay un triángulo junto al indicador de nivel de combustible que señala hacia la izquierda, indica que es en ese lado donde está la boca del depósito de combustible.

Mucho más interesante y necesaria que la instrumentación principal es el diagrama de flujo de energía que se puede ver en el monitor central. Al margen de que sea curioso o no observar lo que va pasando, sirve para aprender a conducir el coche de la manera más eficiente y —sobre todo— para asegurarse de que el nivel de carga de la batería es el adecuado antes de hacer un adelantamiento. Ya puestos, creo que hubiera sido interesante tener una referencia sobre el rendimiento del motor, de cara a saber buscar el máximo. Hay que tener en cuenta que la información sobre el flujo de energía se actualiza cada dos segundos, es decir, puede que no indique exactamente lo que está pasando.

Le veo menos utilidad a los diagramas que indican cuánta energía se ha recuperado; yo me lo he pasado muy bien mirándolos, pero creo que sólo tiene valor como curiosidad. No tiene un ordenador normal, pero sí un indicador de consumo medio y distancia recorrida (no de velocidad media). Al desconectar el coche, el indicador de consumo se pone a cero. Tiene dos cuentakilómetros parciales y un termómetro exterior, que avisa cuando la temperatura baja de 3°C.