Toyota Auris (2007) | Impresiones de conducción

20/07/2009 |Redacción de km77.com

1.33 VVT-i de 101 CV

Es una versión prácticamente limitada a un uso por ciudad y alrededores. En conducción urbana puede ser muy interesante por el sistema que arranca y para el motor en los semáforos y durante los atascos («Stop&Start»). Su funcionamiento es muy bueno: el motor se para (cuando el coche se detiene completamente) y se pone en marcha (cuando el conductor pisa el embrague) con absoluta suavidad (más información).

No es adecuado como coche para carretera porque las prestaciones que hemos medido son muy lentas para su potencia: no parece que tenga 100 CV. Acelera como si llevara un motor de unos 80 CV o menos. La caja de cambios de seis velocidades tiene un desarrollo excesivamente largo en la última marcha para la fuerza que tiene el motor. Prácticamente, el uso de esta velocidad queda limitado a autopistas sin desniveles. Para moverse con algo de agilidad hay que llevar el motor a un régimen muy alto.

1.6 VVT-i de 124 CV (retirado)

Esta versión, que dejó de venderse en junio de 2009, sí tiene fuerza para circular por carretera. Da una capacidad de aceleración buena para su potencia. Como ocurre en otros coches con motor de gasolina atmosférico, hay que llevarlo alto de vueltas si se quiere aprovechar al máximo.

Si no se requiere una gran aceleración, es agradable de utilizar en marchas largas porque tiene buena respuesta acelerador. En un recorrido por autopista, a una media de 122 km/h a ritmo sostenido, gastó 8,2 l/100 km, un consumo algo elevado. En un recorrido mixto por carretera y ciudad con un tráfico normalmente denso el consumo fue 8,3 l/100 km. Un Ford Focus con el motor 1.6 Ti-VCT de 115 CV gasta algo menos de combustible pero tiene una capacidad de aceleración ligeramente más lenta. Un KIA cee´d con el motor 1.6 CVVT de 122 CV también puede ser algo más económico de consumo.

El Auris 1.6 VVT-i es silencioso en ciudad; también lo es en carretera, hasta una velocidad no muy alta. A partir de la velocidad máxima permitida en España, las versiones Diesel de 126 y 177 CV son algo más silenciosas (sobre todo la más potente de las dos).

2.0 D-4D de 126 CV

El Auris con motor Diesel de 126 CV también es silencioso, sobre todo en carretera. El Avensis con este motor también nos gustó mucho por su excelente relación entre prestaciones y consumo. Para quien no necesite la potencia extra de la versión de 177 CV (que tampoco es tanta en la práctica), el de 126 CV nos parece muy interesante.

2.2 D-4D de 177 CV (retirado)

La versión Diesel más potente era la que llevaba el motor 2.2 D-4D de 177 CV (desde junio de 2009 ya no está disponible). Realizamos dos mediciones de prestaciones con esta versión porque la primera nos pareció demasiado lenta para su potencia. En la primera ocasión había una temperatura exterior de 19 ºC; en la segunda 11 ºC. Como nos sucedió en su día con el anterior Avensis, hay una diferencia de aceleración mayor de lo normal en función de la temperatura exterior (tabla comparativa).

Hemos realizado la medición de aceleración de 80 a 120 km/h de dos maneras: una, partiendo desde tercera; la otra empezando desde tercera y cambiando a cuarta a 4.500 rpm. A penas hay diferencia entre una forma y otra (prestaciones del motor 2.2 D-4D en comparación con la de alguno de sus rivales ).

Comparado con el motor TDI de 170 CV que tienen el Audi A3, el SEAT León y el Volkswagen Golf, entre otros, el 2.2 D-4D del Auris es más agradable de utilizar en ciudad (arranca con facilidad desde parado y, en ocasiones, puede salir de un cruce a baja velocidad en segunda velocidad, sin necesidad de reducir de marcha). Además, produce pocas vibraciones en cualquier circunstancia y es menos ruidoso, sobre todo a baja velocidad. El Auris no es tan rápido como ninguno de esos modelos del Grupo Volkswagen, algo en lo que también influye el peso (con este motor, pesa 1.510 kg, 55 kg más que un Audi A3 Sportback 2.0 TDI 170 CV).

En carreteras de doble sentido se puede lograr un consumo bajo gracias, en parte, al desarrollo tan largo que tiene en sexta velocidad (unos 63 km/h cada 1.000 rpm). En recorridos mixtos por ciudad y alrededores, gasta un poco más que un Audi A3 Sportback 2.0 TDI 170 CV (más información).

Todos los Auris que hemos conducido tenían un accionamiento suave del cambio de marchas.

En el cuadro de instrumentos hay dos indicadores luminosos que advierten del momento adecuado para cambiar de relación, tanto para subir como para bajar, con el objetivo de gastar el mínimo combustible. En alguna ocasión resulta útil la advertencia, en otras no es adecuada. En la mayor parte de la circunstancias el sistema recomienda poner marchas muy largas, siempre que para mantener un ritmo concreto haya que hacer poca presión sobre el acelerador.

Suspensión y dirección

El Auris tiene una suspensión que hasta cierto punto aísla convenientemente a los ocupantes del estado de la carretera. Si ésta tiene muchos baches, la carrocería puede tener un movimiento vertical acusado a causa de la suspensión (movimiento que no tienen un Renault Mégane o un Peugeot 308).

Las reacciones en curva no son las de un coche ágil, porque a partir de un cierto ritmo entra peor que otros modelos como un Ford Focus, un Volkswagen Golf o un KIA cee´d).

El tacto de la dirección esconde en parte el contacto de las ruedas con el suelo (no porque el accionamiento del volante sea muy suave), aunque es una característica a la que es fácil acostumbrarse.

El control de estabilidad emite un pitido llamativo cada vez que entra en funcionamiento.

No hay una diferencia muy grande entre la estabilidad de la versión 2.2 D-4D de 177 CV, que tiene una suspensión trasera completamente distinta, y el resto de las versiones. Lo que se nota puede que se deba a las ruedas, de medida 205/55 R16 en todas las versiones y 225/45 R17 en la de 177 CV.

Los frenos son siempre de disco (ventilados delante y macizos detrás); las versiones Diesel de 126 y 177 CV tienen los delanteros de mayor diámetro que el resto. Durante una conducción normal o si no se realizan muchas frenadas fuertes resultan suficientes, pero pierden eficacia de forma apreciable si se les somete a esfuerzo continuado.