Suzuki Swift 1.3 (2005) | Impresiones de conducción

21/08/2009 |Alfonso Herrero

Es un coche cómodo de suspensión, adecuado para quien aprecie que el coche no agite a los ocupantes al pisar un bache, circular por calles adoquinadas o pasar por un paso de peatones elevado.

Por cómo va en otras circunstancias, más parece que llevemos un monovolumen pequeño (mide 1.500 mm de alto) que un turismo. Esto sucede en carreteras muy viradas o zonas con curvas enlazadas, donde se balancea mucho si se circula a ritmo rápido.

En ese tipo de vías, la suspensión que lleva, que es blanda, la poca adherencia de los neumáticos (la unidad de pruebas tenía unos Continental ContiEcoContact3, diseñados para reducir el consumo), y la medida de éstos (175/70R14), invitan a una conducción sosegada.

A quién guste de ir a un ritmo rápido le agradará por como ayuda a cerrar la trayectoria. Precisamente por esta característica, que para algunos puede ser un inconveniente, me parece incomprensible que no pueda llevar control de estabilidad (más aún tratándose de un coche nuevo). A pesar de ello no me ha parecido un coche peligroso, porque cuando desliza lo hace sin brusquedad y es fácil de controlar.

La dirección tiene asistencia eléctrica. Está muy asistida para ir por carreteras rápidas donde resulta demasiado sensible. Por ciudad, en cambio, se agradece que vaya así cuando hay que maniobrar. En alguna ocasión, cuando he ido a hacer alguna maniobra de aparcamiento rápida, se ha quedado momentáneamente sin asistencia.

El manejo de la caja de cambios me ha parecido bueno: la palanca se puede mover con suavidad y con mucha rapidez. Los frenos son de disco delante y tambor en las ruedas traseras; no consiguen, según nuestras mediciones, detener el coche en pocos metros.

Los faros tienen una bombilla halógena tipo H4. Si damos a las largas se apaga la luz de cruce. Cuando esto sucede queda una zona oscura de unos 5 m delante del coche.

El motor destaca por lo silencioso que es en las circunstancias habituales de utilización, es decir, a regímenes de giro menores de 4.500 rpm. A partir de ese punto, se vuelve ruidoso.

También es bueno por lo poco que vibra a casi todo régimen y particularmente a ralentí. Tal es la suavidad de funcionamiento que una ocasión, cuando llevaba mucho tiempo detenido en el mismo sitio, fui a poner el coche en marcha cuando ya lo estaba.

El desarrollo en quinta es excepcionalmente largo (35,5 km/h cada 1.000 rpm) para un coche de sus características (1,3 l y 92 CV). De hecho, no hay otro coche en nuestro mercado con motor de gasolina y similar por potencia con un desarrollo tan largo. Ante rampas prolongadas, o si se necesita ganar velocidad con cierta rapidez, es necesario recurrir a una (e incluso dos) marchas inferiores.

La parte beneficiosa de que tenga estos desarrollos es que a velocidad constante el consumo se ve favorecido (a 3.000 rpm el coche va a 115 km/h de marcador, 106,5 km/h reales) y se pueden obtener medias de 140 km/h con consumos de 8,0 l/100 km. El consumo medio máximo que he medido, buscando con frecuencia la máxima aceleración, ha sido de 10,1 l/100km.

Al bajar una pensiente prolongada, cuando el motor está reteniendo y no se pisa el pedal del acelerador, el medidor de consumo instantáneo marca un consumo de 2,0 l/100 km.