Suzuki Swift 1.3 (2005) | Impresiones del interior

21/08/2009 |Alfonso Herrero

Respecto a la habitabilidad, hay dos cosas que destacan en esta carrocería de cinco puertas del Swift: una es lo sencillo que resulta entrar en el coche, y la otra, la sensación de amplitud que transmite, a pesar de no ser uno de los más amplios.

Lo primero se debe al diseño de las puertas, particularmente las que dan acceso a las plazas traseras, que tienen bastante altura. De este modo, es fácil acceder sin tener que doblar la espalda y el cuello hacia delante, algo que agradecerán las personas más altas.

Lo segundo (la sensación de amplitud que da) lo causa la posición del parabrisas, que está, tanto en la parte inferior como en la superior, muy adelantado. En este sentido, parece más un monovolumen que un turismo.

Los asientos tienen un relleno suficientemente firme para que no resulten fatigosos en viajes largos. Para mi gusto, la banqueta de los delanteros es algo corta, aunque no más que en otros coches similares. El respaldo es amplio y sujeta suficientemente bien la espalda mientras circulemos sin forzar el ritmo.

El volante sólo tiene ajuste vertical. A pesar de ello, no queda demasiado alejado del cuerpo, aún con el asiento en la posición más retrasada.

Las plazas traseras son generosas en espacio para las piernas. Además, hay un hueco debajo de los asientos delanteros para poder meter los pies. Lo que no hay es anchura suficiente para llevar a tres adultos (al menos de forma cómoda durante un trayecto largo) pero sí tres niños o dos adultos y un niño.

Se echa en falta una banqueta de tipo deslizable (como la que tienen el smart forfour o el Toyota Yaris) que permita ganar espacio en el maletero cuando no se ocupan las plazas traseras. Éste es más alto que largo y está iluminado. Tiene una capacidad de 213 l, que es poca comparándola con modelos semejantes. No tiene ganchos para sujetar una red ni toma de corriente adicional.

La bandeja que lo cubre es rígida y no está unida al portón, por lo tanto hay que levantarla y bajarla con la mano. El suelo del maletero está varios centímetros por debajo del borde de carga.

Los plásticos del interior son duros y tienen dos tipos de acabado, uno rugoso y otro liso. Este último se emplea en la visera del cuadro de instrumentos, en la zona que recubre a los aireadores centrales y en parte de la consola. El aspecto en general es bueno, el tacto no tanto. El plástico del que está hecho el volante es ligeramente mullido y me ha parecido agradable.

Hay detalles de plástico imitando aluminio en las puertas, volante, pomo del cambio y su marco, y en los aireadores de los laterales. Una pequeña parte de la puerta está tapizada.

El cuadro de instrumentos está tras el volante y tiene, además del velocímetro e indicador de gasolina, cuentarrevoluciones y termómetro del agua. En la parte central superior del salpicadero hay una pequeña pantalla que muestra la hora, la temperatura exterior y el consumo instantáneo. A mí me parece más útil que diese información sobre el consumo medio en vez del instantáneo. Tanto los relojes del cuadro como el resto de los indicadores se leen muy bien en toda circunstancia.

El antiniebla trasero se activa desde la palanca de las luces mientras que para el delantero haya que buscar un pulsador a la izquierda del salpicadero (aunque los delanteros no están disponibles con el acabado GL, nuestra unidad los tenía). Junto a este botón hay otro para atenuar la luz de las tres pantallas digitales (la del cuantakilometros, la del reloj y la de la radio). La iluminación del cuadro de regula independientemente. La radio se puede manejar desde los botones que hay en el volante.

La parte de la consola sobre la que van situados la radio, los aireadores centrales y los mandos de la ventilación, está ligeramente desplazada unos 2 cm hacia la derecha respecto al eje de simetría longitudinal del coche.

En la parte inferior de dicha consola, bajo los mandos de la ventilación, hay un hueco de gran tamaño, cubierto de goma antideslizante, que es apropiado para dejar todo lo que llevemos en los bolsillos. Junto a él, hay un par de posavasos, uno de ellos ocupado por un cenicero extraíble.

Bajo el asiento del pasajero hay un cajón extraíble donde se puede llevar la documentación o el chaleco reflectante. No transmite sensación de solidez y carece de un tope suficientemente consistente que evite que nos quedemos con él en la mano si tiramos más de la cuenta.

La guantera es de tamaño justo para llevar los papeles del coche. Yo he echado de menos un pequeño cajón para dejar ocultas las llaves de casa o el mando del garaje. En las puertas delanteras hay dos bolsas rígidas no muy amplias. Detrás, sólo hay una bolsa en el respaldo del asiento del copiloto para dejar cosas y un posavasos. La luz interior está colocada en la parte delantera próxima al parabrisas.

Tiene cierre centralizado. Desde dentro, para bloquear todas las puertas, hay que girar el mando del cierre que hay junto al tirador en la puerta del conductor. El que hay en las demás puertas actua únicamente sobre cada una de forma independiente.

Cuando se abre el coche con el mando a distancia, al pulsar una vez el botón se desbloquea la puerta del conductor; si volvemos a pulsar, se desbloquean todas las cerraduras. Esto es así siempre que no abramos la puerta. Es decir, si sólo hemos pulsado una vez el botón del mando y tenemos la puerta del conductor abierta, al pulsar otra vez el botón no se liberan el resto de los cierres; para que sí lo hagan, es necesario cerrar la puerta y actuar entonces sobre el mando.

Los retrovisores exteriores (eléctricos y calefactados) son de gran tamaño, una característica que nos ha agradado a todos los que lo hemos conducido.