Subaru Legacy (2008) | Información general

08/05/2009 |Alfonso Herrero

El Subaru Legacy es una alternativa a modelos como el Honda Accord o el Volkswagen Passat. Está a la venta desde 24.300 euros con carrocería de cuatro puertas (todos los precios) y a partir de 25.800 € con carrocería familiar (todos los precios). También hay una variante preparada para circular ocasionalmente fuera del asfalto, llamada Outback.

Está disponible con cuatro motores de tipo bóxer, tres de gasolina y uno Diesel. Los primeros son un 2.0R de 150 CV, un 2.5i de 173 CV (que desde marzo de 2009 sustituyó al anterior 2.5i de 165 CV) y un 3.0R de 245 CV. El Diesel es un 2.0 de 150 CV. Todas las versiones tienen tracción a las cuatro ruedas. Este modelo será reemplazado por el Legacy modelo 2010.

El Legacy es un coche confortable para viajar por suspensión y por ruido, pero no tanto por espacio. En las plazas delanteras no hay problemas pero, en las traseras de la berlina, falta anchura si van a viajar tres personas y altura si van a ir adultos.

Tiene detalles de acabado de calidad sobresaliente. Al Legacy le ocurre como a otros Subaru (salvo alguno como el Justy), que sin excesivos adornos, demasiadas concesiones estéticas, ni materiles lujosos (madera o metal), es un coche que transmite una impresión de solidez y ajuste muy poco corriente.

Es apropiado para todo aquel que tenga que conducir habitualmente por carreteras con muchas curvas, porque en ese entorno es muy estable y seguro. Si, además, el asfalto está en mal estado o llueve con frecuencia aún me parece más recomendable frente a otros como un BMW Serie 3 o un Renault Laguna, porque al Subaru le afectan menos esas circunstancias.

La versión más asequible con el motor Diesel cuesta 24.300 € y es una de las alternativas más económicas entre las berlinas de su tamaño y potencia (listado ordenado por precio). Modelos como el Alfa Romeo 159, el Saab 9-3 o el Jaguar X-Type que son más caros y están menos equipados que el Legacy (ficha comparativa)

La versión 2.0R (más información) con cambio manual no nos parece recomendable porque no puede tener control de estabilidad; con el cambio automático sí lo lleva. El resto de las versiones también lo tienen. Además existe otra versión de gasolina, denominada 3.0R, con un motor de seis cilindros y 265 CV.

La versión Diesel se distingue exteriormente por la toma de aire en el capó, que sirve para enfriar el intercooler. En el Legacy, como en otros Subaru con motor turboalimentado, el intercooler está justo debajo del capó (lo normal es que esté en la parte frontal del coche).

El Legacy 2.0 Boxer Diesel es de los Diesel mas suaves y menos ruidosos, entre los que están en este nivel de potencia. Aunque este Legacy tiene el sonido característico de un motor Diesel, el volumen del ruido no es muy alto incluso en las circunstancias más desfavorables: en frío, al acelerar a fondo o al mantener una velocidad constante alta.

Es también un coche suave; se siente poco las vibraciones del motor, comparado con otros coches con motor Diesel de cuatro o cinco cilindros y una cilindrada parecida. No es el más suave del mercado, sin embargo; en este sentido, no hay una diferencia definitiva con coches que tienen un motor de cilindros en línea (el motor de Subaru es de tipo bóxer, información técnica).

Otra cualidad notable del Legacy con este motor es su bajo consumo a pesar del sistema de tracción total (todas las versiones del Legacy tienen un sistema de tracción total permanente con un diferencial central de acoplamiento viscoso). Hasta ahora, el consumo de combustible de los Subaru podía suponer un freno para su compra; el Legacy con motor Diesel gasta poco en términos absolutos y no más que otras berlinas similares de un sólo eje motriz.

El empuje que da el Legacy con este motor no es particularmente intenso pero sí uniforme. Sea por el motor, por la transmisión o por las dos cosas lo cierto es que le cuesta un poco iniciar a marcha y, en una rampa, hay que dejar resbalar el embrague más de lo deseable (ocurre en otros coches con motor turbodiésel).

De momento, el Legacy Diesel sólo puede llevar una caja de cambios con cinco relaciones. Si bien el resultado práctico en este sentido es bueno, cabe pensar que el consumo sería aún mejor con una sexta marcha que lleve el motor a un régimen más bajo.

Entre los elementos de equipamiento que puede tener, de serie u opcionalmente, el Legacy están los faros de xenón, el navegador, arranque mediante un botón (en lugar de la llave de contacto) o la calefacción en los asientos. No puede tener conexión Bluetoth, iluminación en curva, detector de objetos en ángulo muerto, alerta por cambio involuntario de carril o programador de velocidad activo.

Se echa en falta que no pueda tener encendido automático de luces y limpiaparabrisas, un elemento disponible en coches con un precio mucho menor.

Subaru, que fue una de las primeras marcas en instalar un dispositivo de ayuda para arrancar en rampa (aunque era un dispositivo mecánico, no eléctrico como es habitual), lo ha quitado de este Legacy, cuando ahora se está volviendo un elemento común en otros fabricantes. Otra cosa que ha perdido el Legacy en esta versión es la reductora, un dispositivo para acortar los desarrollos de transmisión en todas las marchas. No hacía al coche más rápido, pero podía ser útil —por ejemplo— para quien arrastra una caravana. En el Outback podía ser más provechoso que en las versiones de carretera.