Subaru Legacy (2008) | Impresiones de conducción

08/05/2009 |Alfonso Herrero

Subaru ha conseguido con el Legacy una berlina con la que disfrutarán aquellos conductores que realicen una conducción dinámica pero no quieran renunciar a un confort aceptable para un vehículo de uso diario. La unidad de pruebas tenía neumáticos Bridgestone Potenza RE050A 215/45R17.

Sin llegar a ser una berlina tan ágil el Mazda6, la forma de desenvolverse en carreteras lentas está a la altura de los mejores coches de su tamaño. Además, sigue reaccionando muy bien cuando el asfalto empeora, algo que no le ocurre, por ejemplo, a un BMW Serie 3.

La suspensión resulta cómoda y, en general, contiene los movimientos de la carrocería adecuadamente. A un ritmo rápido, al entrar en curva, se nota un movimiento amplio en extensión en la rueda trasera interior, que en conducción normal no resulta un inconveniente. Si la suspensión fuese más dura en la fase de extensión la carrocería no tendría ese mocimiento, pero posiblemente el coche no sería tan cómodo.

En las carreteras en mal estado es donde se percibe mayor diferencia con otros coches. Con el asfalto muy bacheado, la suspensión del Legacy mantiene una elevada capacidad de absorción impidiendo que las ruedas reboten (lo que supone perder la adherencia durante pequeños instantes de tiempo).

Además, es en ese tipo de firme donde se puede sacar provecho del sistema de tracción total permanente que tiene de serie: a la salida de las curvas se puede pisar el acelerador a fondo sin que el control de tracción y estabilidad tenga que entrar en funcionamiento y, por tanto, frene el coche.

Este dispositivo también garantiza una mejor tracción cuando el firme tiene una adherencia pobre, por ejemplo por culpa de la lluvía o la nieve, pero no cabe esperar de él que proporcione un paso por curva más rápido con el asfalto seco ni, por ejemplo, mayor seguridad al descender por una carretera con mucha nieve.

La dirección tiene un tacto bueno. Está algo más asistida que la de BMW (que es un referente en este aspecto) pero deja sentir mejor la carretera que la de un Renault Laguna.

El estreno de Subaru en los motores Diesel es satisfactorio. Este motor de 2,0 l con disposición Bóxer y 150 CV está entre los mejores por suavidad y ruido; tan sólo resulta ligeramente decepcionante por el empuje que da.

Al ponerlo en marcha, y si está frío, se oye con claridad el característico traqueteo de los motores alimentados por gasóleo. Ruido que desaparece durante la conducción del Legacy excepto cuando el motor gira por encima de 4.000 rpm, momento en el que vuelve a escucharse el traqueteo

Otros turbodiésel de esta cilindrada y potencia suelen ser silenciosos cuando el coche circula a velocidad constante pero, si se acelera, surge con nitidez el ruido del motor (por ejemplo, en un Volkswagen Passat). Esto no sucede en el Legacy Diesel siempre que no superemos el limite ya mencionado de 4.000 rpm.

Al acelerar, el empuje del motor es muy constante durante un intervalo comprendido entre unas 1.800 rpm y 4.000 rpm. A partir de ahí, le cuesta acelerar y resulta más provechoso cambiar a una relación de cambio superior. Según nuestras mediciones el Legacy 2.0 Diesel es más lento que otras berlinas de similar tamaño y potencia. En parte, esa diferencia se puede atribuir al lastre que supone el sistema de tracción total (más elementos girando suponen mayores pérdidas por rozamiento).

En cambio, ese lastre parece no tener mucha influencia en el consumo. En autovía, a la velocidad legal máxima en España, el consumo es poco mayor de 5,0 l/100 km. A 140 km/h aumenta hasta 6,8 l/100 km, un dato bueno pero lejos del registro de un BMW 320d (que es el mejor de los que hemos probado). En ciudad y alrededores hemos medido un consumo de algo más de 8 l/100 km.

El Legacy con este motor lleva un filtro para limitar las partículas que salen por el escape. De momento, no cumple la futura normativa Euro 5 de emisiones, según Subaru la cumplirá antes de que entre en vigor, después de afinar un poco mas el motor.

Esta versión del Legacy tiene un cambio de marchas de cinco velocidades en vez de uno de seis, como suele ser habitual en un coche con este tipo de motor. En la práctica, el único inconveniente que le he encontrado ha sido en carreteras muy lentas, debido a que el salto entre marchas es mayor de lo normal y la segunda se puede quedar corta y la tercera larga. No tengo otra pega que ponerle, ya que la quinta permite que el motor gire desahogado en autopista (lo que beneficia al consumo); tampoco hay necesidad de recurrir a una marcha inferior, cuarta, cuando hay que ganar velocidad si otro vehículo nos frena (dentro de un margen razonable).

El tacto de la palanca es bueno, los recorridos no son largos y los cambios se pueden hacer con cierta rapidez (los hay mejores en este último aspecto).

Los frenos detienen el coche en una distancia buena pero no sobresaliente. Eso sí, la frenada muy estable a alta velocidad. Aguantan de forma satisfactoria un uso intenso aunque acaban dando síntomas de fatiga (el pedal se hunde ligeramente).

Las luces, de xenón, dan una luz muy intensa en cortas. Esto provoca que el paso a la zona no iluminada sea muy brusco. Las largas son buenas.