Škoda Roomster (2007) | Impresiones de conducción

02/04/2007 |Enrique Calle

Hemos probado la versión de Skoda Roomster con motor Diesel de 105 CV.

A pesar de las dimensiones de la carrocería del Škoda Roomster lo que transmite al conducirlo no tiene que ver con un monovolumen; la carrocería se balancea poco y la agilidad con que entra en las curvas es semejante a la de un buen turismo.

Los movimientos de la carrocería están tan bien contenidos, en parte, porque la suspensión no es blanda, ni muy cómoda.

Tampoco transmite la sensación de coche alto y pesado en parte porque los ocupantes van sentados más bien bajos (al menos las plazas delanteras). Cuando el viento lateral es fuerte, sí se puede apreciar que el tamaño de la parte trasera de la carrocería es grande.

El Škoda Roomster puede tener, en función del nivel de equipamiento, neumáticos 195/55 R15 ó 205/45 R16. Aunque desde el punto de vista de la estabilidad el resultado es satisfactorio, los neumáticos 205/45 R15 son poco apropiados para un coche pensado para cargarlo mucho (el perfil es pequeño y, por lo tanto, relativamente fácil de dañar el flanco del neumático), y además, teniendo en cuenta que Škoda ha previsto un uso del Roomster por superficies relativamente accidentadas (opcionalmente, puede llevar unos elementos de protección para el cárter del motor y la caja de cambios).

También son unos neumáticos anchos en exceso, por ejemplo, para la versión 1,4 de 85 CV. Las versiones 1,6 de gasolina y el 1,9 TDI ambos de 105 CV, sólo se pueden elegir con estos neumáticos.

El motor Diesel de 105 CV mueve con suma soltura al Roomster. Es quizá uno de los motores Diesel más enérgicos que hay con una potencia semejante. Tiene fuerza cuando se utiliza con marchas largas, sube de régimen con rapidez y tiene una respuesta al acelerador casi inmediata.

A causa del motor, el Škoda Roomster es un coche alto tosco; en mayor o menor medida, esto también ocurre en otros turismos del grupo Volkswagen que tienen este motor. Al interior llegan vibraciones y ruido de no mucha calidad. A diferencia de otros coches con motor Diesel, esta aspereza no se atenúa mucho a medida que el coche gana velocidad.

El consumo es bajo en casi cualquier condición. Para hacer una media 116 km/h la mitad por autovía y la otra mitad por carretera rápida de doble sentido con poco tráfico, gastó 6,5 l/100 km. Se puede gastar sobre 5,5 l/100 km si se conduce con suavidad a velocidad sostenida no necesariamente muy baja; con una consumo así cabe esperar una autonomía de unos 1.000 km (el depósito tiene 55 l) o mayor si se tiene paciencia para llenar el depósito hasta la boquilla.

El motor 1,4 l de gasolina de 86 CV mueve con suficiente agilidad al Roomster y es silencioso en cuidad y siempre que no se mantenga una velocidad alta en carretera.

Los faros del Škoda Roomster no dan una iluminación buena ni en luces de cruce ni en las de carretera. Esta característica no es mejor si lleva faros adaptativos. El Škoda Roomster no puede llevar faros de xenón.