Škoda Octavia 1.9 TDI 105 CV (2004) | Una versión muy interesante de un buen coche

02/07/2004 |Enrique Calle

El Škoda Octavia 1.9 TDI 105 CV es una referencia para otras berlinas Diesel de este tamaño y potencia en consumo y —sobre todo— en prestaciones.

Según nuestras mediciones de adelantamiento, ha sido claramente más rápido que coches más potentes, como un Citroën C5 HDI 110 CV o un Toyota Avensis 2.0 D4D de 116 CV. Un Renault Laguna 1.9 dCi 120 CV, un Opel Vectra 2.2 Dti 16V (125 CV) y un Hyundai Elantra CRDi (112 CV) han sido casi igual de veloces que el Octavia.

Lo mejor del motor está hasta 4.300 rpm; aunque es capaz de estirarse más la fuerza decae a partir de ahí. Alcanza la velocidad máxima (192 km/h) la alcanza a 4.150 rpm, lo que quiere decir que va corto porque el motor da la potencia máxima a 4.000 rpm. Dada la respuesta enérgica de este motor, y la capacidad para llegar a 4.000 rpm incluso en condiciones ligeramente desfavorables, se echa en falta una sexta velocidad.

Tiene otras características que distinguen a un motor bueno y que sin embargo no se suelen reflejar en las prestaciones: una respuesta directa y rápida al acelerador y una capacidad de aceleración buena cuando el régimen es muy bajo (a partir de tan sólo 1.600 rpm ya se nota un incremento importante de potencia). Esto, a diferencia de lo que ocurre con otros Diesel, lo hace muy cómodo de utilizar en ciudad incluso con el aire acondicionado conectado.

Está por detrás de la media de la competencia en sonoridad y aspereza, que llega al interior al acelerar fuerte en marchas cortas, aunque también se puede distinguir el sonido del motor a velocidades elevadas. En dos unidades diferentes he notado una fuerte vibración al accionar en marcha el pedal del embrague. Hay otros motores peores por sonoridad en este sentido, como el 1.7 CTDI de 100 CV de Opel.

Es sorprendente lo fácil que es gastar poco y lo difícil que resulta gastar mucho. En un recorrido por carretera y autovía a ritmo ágil y acelerando a fondo en ocasiones puede gastar 7,1 l/100 km. Es complicado gastar más de 9,0 litros reales en carreteras rápidas (en un recorrido lo suficientemente largo como para que se pueda estabilizar el consumo); en las carreteras lentas y de montaña el consumo puede estar por encima de 11,0 litros de media.

En un recorrido por carretera a ritmo normal (no lento) el consumo puede bajar de 6,0 litros de media y estar sobre 6,5 litros si se mezcla ciudad y carretera.