Škoda Fabia (2010) | Impresiones de conducción

03/06/2011 |Jaime Arruz

El Škoda Fabia con carrocería de cinco puertas es un utilitario cómodo y estable en términos generales, aunque le falta algo de agilidad en carreteras de curvas. Tiene una suspensión de serie que filtra bien las irregularidades del asfalto pero, al ser algo blanda, contribuye a que la carrocería tenga movimientos amplios de balanceo y cabeceo. Esa falta de dureza de la suspensión apenas es apreciable en un uso normal.

Opcionalmente, todas las versiones, salvo el Combi Scout, pueden llevar una suspensión deportiva que, al menos en el modelo anterior, hacía que el Fabia tuviese un tacto distinto —más preciso en curva— y que la carrocería balancease y cabecease en menor medida. También suponía que fuese un poco menos cómodo.

Aunque, por lo general, el Fabia es un buen coche, modelos como el Renault Clio o el Peugeot 207 son algo más estables en carreteras rápidas y algo más ágiles en las lentas. Sin embargo, esta puntual falta de agilidad se compensa casi por completo gracias al buen tacto de la dirección, que transmite perfectamente al conductor todo lo que sucede en el contacto de las ruedas con el asfalto. El Fabia lleva dirección asistida electrohidráulica, que aporta la suavidad o la dureza necesarias en cada instante.

Algunos de los nuevos motores de la gama Fabia, tanto Diesel como de gasolina, son satisfactorios por la respuesta que dan al acelerador y por el bajo nivel de ruido y vibraciones que producen. Además, en líneas generales, consumen poco carburante.

Durante la presentación del Fabia, tuve una pequeña toma de contacto con el motor de gasolina 1.2 TSI de 105 CV y el Diesel 1.2 TDI de 75 CV, que en España sólo está disponible en el Roomster —el Fabia y el Fabia Combi se pueden adquirir con un motor de igual potencia pero mayor cilindrada (1.6 TDI de 75 CV)—.

El 1.2 TSI de 105 CV es un motor suave y silencioso que da una muy buena respuesta. Es capaz de mover con agilidad al Fabia y da una gran aceleración a casi cualquier régimen. De serie lleva una caja de cambios manual de cinco velocidades, con un buen escalonamiento entre marchas y un guiado excelente que permite pasar de una relación a otra.

Opcionalmente puede ir asociado a la transmisión automática DSG de doble embrague y siete velocidades que está disponible en muchos modelos del Grupo Volkswagen. En el Fabia, como en la mayoría de ellos, da un resultado excelente. Funciona suavemente y cambia de una marcha a otra de forma casi imperceptible.

A igualdad de equipamiento, el Fabia 1.2 TSI de 105 CV con cambio DSG tiene un sobreprecio de 1.150 € con respecto a la versión con transmisión manual (ficha comparativa). Si el presupuesto de compra lo permite, me parece recomendable optar por la variante con cambio DSG por sus buenas cualidades, tanto en circulación urbana como en carreteras de doble sentido y autopistas, aunque el funcionamiento de la caja manual también es muy bueno.

El motor 1.2 TSI de 105 CV tiene un consumo medio homologado de 5,3 l/100 km, tanto con cambio manual como el «DSG». Es un consumo bajo, igual que en condiciones de tráfico real. Así, por ejemplo, la versión con transmisión manual de cinco velocidades, en un recorrido de 35 km a ritmo rápido con algunas aceleraciones fuertes para realizar adelantamientos o superar repechos, la mayor parte por autovía, consumió 7,7 l/100 km a una media de 65 km/h.

Con el cambio DSG de siete velocidades, en un trayecto de 99 km, a una media de 47 km/h, consumió 8,1 l/100 km. Era un recorrido por autovía y carretera de doble sentido a ritmo rápido y con frecuentes aceleraciones.

El otro motor que pude probar brevemente, el 1.2 TDI de 75 CV, también me pareció muy bueno, suave y de pocas vibraciones, aunque requería una mayor utilización de la caja de cambios —manual de cinco relaciones— que el 1.2 TSI para poder tener una buena reserva de aceleración a la hora de adelantar. Además, produce mayor ruido que el de gasolina de igual potencia, pero menos que los antiguos de bomba-inyector. Desde principios de 2011 está disponible en la versión de bajo consumo GreenLine, que rebaja el gasto de carburante hasta 3,4 l/100 km.