SEAT León (2005) | Impresiones del interior

13/11/2008 |Redacción km77.com

El SEAT León es amplio en todas las dimensiones necesarias para que cuatro pasajeros viajen con comodidad. Como es más bien estrecho en las plazas traseras, cinco ocupantes adultos no van cómodos. >

El espacio en las plazas delanteras es bastante para que una persona alta pueda conducir a gusto. Además de la altura y el recorrido del asiento disponibles, el volante tiene amplios ajustes longitudinales y verticales. Atrás también hay espacio para que dos personas viajen cómodamente; la forma del asiento central lo hace cómodo, pero la anchura disponible es escasa. La altura es considerable, pero se puede echar en falta más espacio entre la cabeza (a la altura de la sien) y el marco de la ventanilla trasera.

Tiene algunos materiales con mejor aspecto que el Altea o el Toledo. En conjunto, da una positiva de solidez y no tiene un acabado vistoso.

Hay versiones en las que casi todo el salpicadero está hecho con un plástico laminado de tacto blando. Del salpicadero, lo único que no está hecho con este material es un trozo de plástico duro que se prolonga hasta la base de la luneta (es el lugar más expuesto al sol), y la parte central donde están los mandos, que es de un plástico duro con un acabado que le da buen aspecto.

Otros plásticos, como los de la consola, son duros pero tienen un tratamiento superficial para que no reflejen mucho la luz y para que no sean excesivamente resbaladizos al tacto.

Puede dar peor impresión de calidad que un Opel Astra o que un Citroën C4, pero no que un Ford Focus. Los plásticos que recubren el interior del León ajustan bien entre sí y no hay defectos de acabado. Lo que ocurre es que ciertos elementos, como la parte central del salpicadero, tienen un aspecto y un diseño que parece pobre.

La base del parabrisas está lejos; no hay ningún modelo de SEAT y muy pocos turismos en el mercado que tengan un parabrisas tan inclinado. Uno de los efectos que tiene esto al conducir es que el marco del parabrisas, que es grueso y largo, puede molestar en curvas cerradas a izquierda, o en cruces; es algo que ocurre en algunos monovolúmenes. Como también suele ocurrir en los monovolúmenes, el pequeño cristal que hay entre el parabrisas y la ventanilla no tiene ninguna utilidad práctica.

El León es uno de esos casos poco frecuentes en los que no es necesario adquirir las versiones más costosas de una gama para tener unos buenos asientos o un buen volante.

El asiento va más cerca del suelo que en un Altea, pero tampoco mucho. Con el asiento del conductor en la posición más baja, las puertas quedan altas con respecto al cuerpo. En general, el conductor puede tener la sensación de que hay mucha chapa alrededor, sensación que se ve reforzada por el hecho de que la superficie lateral acristalada es más bien pequeña.

Sentado en las plazas delanteras, en ningún caso se ve el final de la parte delantera. La visibilidad hacia atrás es normalmente buena, pero en tres cuartos traseros queda algo mermada por el grueso montante.

Los asientos son muy cómodos por la dureza y distribución de la espuma que utiliza, por sus dimensiones (tienen una banqueta relativamente larga) y por la sujeción lateral que dan. Estos asientos los tienen de serie las versiones «Reference» y «Stylance» (con diferencias en el tapizado).

Los «Sport Limited» y los «Sport-up» tienen unos asientos con unos laterales prominentes y un contorno más envolvente, que dan una sujeción lateral muy buena. No obstante, algunos ocupantes delanteros pueden notar una ligera falta de apoyo para la zona dorsal de la espalda. Como es normal, el conductor lo nota menos porque tiene más lugares donde agarrarse.

Según la postura que adopte el conductor, la consola puede resultar molesta si apoya ahí la pierna en curvas a izquierdas. Depende del ángulo en que ponga la pierna: no notará nada si la lleva un poco abierta y sí si la lleva más bien paralela a la dirección de la marcha.

La instrumentación está distribuida de una forma semejante a la del Altea y Toledo, aunque no es exactamente igual. Detrás del volante hay tres esferas; la de la derecha es el velocímetro, la central el cuenta revoluciones y en la de la izquierda van los indicadores analógicos de combustible y temperatura del líquido refrigerante.

Nos parece que se puede leer mejor esta instrumentación que la del Altea o el Toledo pero, aún así, creo que una normal, con todos los instrumentos agrupados en el mismo espacio y en el mismo plano, es mejor. El hecho de destacar el cuentarrevoluciones es un detalle «deportivo».

El navegador que puede llevar opcionalmente desde noviembre de 2007 es mucho más fácil de manejar que el anterior. La pantalla táctil permite introducir las direcciones o seleccionar los destinos de una lista en menos tiempo y de manera más intuitiva que en el anterior, que tenía una rueda para seleccionar las letras.

Los mapas se cargan en el sistema mediante un DVD, pero quedan almacenados en un disco duro de 30 GB. Después de cargarlo, se puede sacar el disco y usar el lector para reproducir música.

El problema es que no es un navegador preciso; cuando dice «gire ahora», puede ser efectivamente en ese momento o con un margen de unos 20 m antes o después. En ciudad puede ser desconcertante si dice «gire ahora» cuando aún no hay que hacerlo o cuando ya no es posible. Otro inconveniente de este navegador es que la pantalla queda demasiado baja y, para algunos condudoctores, parcialmente oculta por el brazo.

El pedal del acelerador está articulado en el suelo (como en otros coches que tienen esta plataforma), en lugar de ir colgado. El apoyo para el pie izquierdo es grande y sólido.

El maletero tiene 341 l de volumen, que es un dato normal. Tiene una forma muy regular y aprovechable. Para cargar cosas pesadas tiene el inconveniente de que hay una escalón muy grande entre borde del maletero y el fondo de carga. Tiene cuatro argollas metálicas, pero le faltan ganchos para colgar bolsas u otros objetos.