SEAT Ibiza y Córdoba Cupra (1999) | El motor y la transmisión van mejor en carretera rápida; el bastidor, mejor en las lentas

10/04/2000 |Juan Manuel Pichardo

El Ibiza o el Córdoba Cupra no son claramente más rápidos que un Audi A3 o un Volkswagen Golf con el motor turbo de 150 CV, aunque la diferencia de peso y potencia podría indicar que así es. No se nota mucha más fuerza en este motor que en el 150, pero sí mejor funcionamiento en régimen alto; aunque da la potencia máxima a 5.800 rpm llega hasta 6.500. No obstante —como suele ocurrir con los motores de turbocompresor— destaca más por cómo funciona a medio régimen que por la fuerza que da en régimen alto.

Los desarrollos de transmisión están calculados para que el régimen del motor a velocidad máxima coincida con el régimen de potencia máxima. Por tanto, no va largo de desarrollo con relación a su régimen de potencia máxima, pero sí un poco con relación a su régimen máximo. Esto y el escalonamiento de las marchas —con mucho salto entre segunda y tercera— hace que el Ibiza Cupra se desenvuelva mejor en carreteras rápidas, donde se puede sostener un ritmo alto sin subir mucho de vueltas (4.500 rpm en quinta es casi 170 km/h). Para carreteras lentas sería mejor menos salto entre segunda y tercera, y un motor con un margen de régimen más amplio. El cambio —que no es impreciso pero sí algo lento— estorba menos en carreteras rápidas, en las que hay que cambiar menos.

Con el bastidor ocurre lo contrario que con motor y transmisión: responde mejor en carreteras lentas. En las rápidas, sea por rectas o por curvas amplias, no tiene una precisión en la trayectoria que dan otros coches más grandes. Es algo relativamente normal en un coche pequeño, pero este coche pequeño alcanza 218 km/h. No hace falta ir a esa velocidad para sentir que una desaceleración en curva, si es fuerte, puede causar un ligero movimiento de la carrocería, nada agradable. En carreteras lentas, en cambio, la agilidad del Cupra lo hace muy efectivo; es uno de esos coches que resulta muy fácil de conducir con el acelerador. El control de estabilidad (llamado ESP en este caso) es opcional y altamente recomendable, máxime cuando sólo cuesta 85.000 pesetas; se puede desconectar, pero sólo es aconsejable hacerlo para arrancar sobre superficie extremadamente deslizantes.

La suspensión se siente muy dura, pero más cuando los movimientos de las ruedas son rápidos que cuando son lentos. Por ejemplo, si el coche pisa cosas como un bache pequeño o una junta de dilatación sobresaliente, la suspensión no lo absorbe bien y se nota el golpe en el volante y en el asiento. En cambio, cuando la rueda se mueve lentamente con relación a la carrocería, bien al entrar en una curva o bien en una frenada, la suspensión sí mantiene muy bien el contacto con el suelo, sin dar la impresión de ser demasiado dura. El balanceo de carrocería es muy reducido y la motricidad suficiente, teniendo en cuenta la fuerza que puede llegar a dar el motor.