SEAT Alhambra (2000) | Interior ruidoso y desarrollos de transmisión largos para el turbodiésel de 115 CV

04/07/2000 |Javier Moltó

He conducido el motor más potente de cada categoría: el turbodiésel de 115 CV y el V6 de gasolina de 204 CV. La primera impresión al circular con el Alhambra es que se trata de un coche poco insonorizado. El ruido del motor se deja sentir mucho en el interior. Tanto en la versión Diesel como en la de gasolina. También se oyen los ruidos aerodinámicos y el de rodadura. Si bien en trayectos cortos puede no resultar molesto, en viajes largos un nivel sonoro elevado cansa mucho y se hace pesado. Hay que hablar más alto y el silencio molesta, porque no es tal.

La caja de cambios manual de seis velocidades contribuye a paliar el ruido, porque el motor puede girar más bajo de vueltas a igual velocidad. Sin embargo, el desarrollo de transmisión escogido me parece excesivamente largo, tanto para la versión Diesel de 115 CV como para la de gasolina de 204. Salvo en carreteras muy llanas y muy rectas, hay que recurrir constantemente al cambio para mover este vehículo.

Con más de dos personas y algo de equipaje el Alhambra se acerca a las dos toneladas de peso. Semejante masa no resulta fácil de acelerar y unas relaciones de cambio muy largas no ayudan en este empeño. Una sexta como la del Alhambra va bien, porque en autopista ayuda a reducir el consumo y el nivel sonoro. Pero las cinco primeras marchas, con unas relaciones más cortas, darían más capacidad de recuperación.

Las llantas de aleación de 16 pulgadas, que se venden opcionalmente en los Stella, y de serie en el resto de versiones, no resultan recomendables porque alargan todavía más los desarrollos. Además, mayor anchura de neumático provoca más ruido de rodadura, que tampoco le conviene nada a este coche. En el Stella, mejor quedarse con las ruedas de serie.

El cambio automático Tiptronic opcional, de cinco marchas, también tiene un desarrollo largo. Salvo en el TDi de 115 CV, la quinta relación del cambio Tiptronic es un poco más larga que la quinta del cambio manual de seis velocidades, por lo que nada mejora. Además no se dispone de sexta. La ventaja es que se puede utilizar como cambio manual secuencial o como cambio automático y en los dos casos sin necesidad de pisar el embrague. Resulta cómodo y funciona suavemente. En el TDi, además, el desarrollo de la quinta es un ocho por ciento más corto con el cambio Tiptronic que con el manual de seis velocidades.

El motor turbodiésel de 115 caballos acusa más que el de gasolina los desarrollos largos. A pesar de disponer de mayor potencia a pocas revoluciones, el Diesel al final no da más de 115 caballos por lo que ni en la zona de potencia máxima llega a acelerar con vigor las casi dos toneladas de coche.