Saab 9-5 Sedán (2011) | Impresiones del interior

06/10/2010 |Javier Moltó

En el puesto de conducción del Saab 9-5 Aero sobresale la calidad de sus asientos delanteros opcionales, forrados en piel (imagen con más información en el pie de foto). Recogen muy bien el cuerpo, tienen la dureza adecuada para pasar muchos kilómetros en ellos y regulaciones suficientes para estar cómodo al conducir. La posición del volante también se regula con amplitud.

Los pedales y el apoyo para el pie izquierdo quedan bien situados y también la palanca de cambios, si bien con el asiento en la posición más baja el reposabrazos central puede molestar al cambiar de marcha o al manotear con rapidez el volante. Si molesta, hay dos soluciones: abrir la tapa o subir el asiento (a mí me molestan prácticamente todos los reposabrazos centrales fijos para conducir. Esta molestia no tiene por qué ser extrapolable). El volante, ligeramente plano por su parte inferior, apenas rompe el círculo, por lo que pasa prácticamente inadvertido.

La cantidad de botones de tamaño pequeño situada en la consola central es excesiva para mi gusto. Quizá resulte adecuada para un usuario habitual que se aprende la situación de cada elemento y que lo localiza con facilidad (imagen con más información en el pie de foto). Los lugares para dejar objetos son suficientes, de buen tamaño y bien cuidados para que los objetos ni suenen ni se muevan.

La instrumentación, con indicadores en el centro de los relojes informativos no permite ver de un vistazo rápido la posición de la aguja del velocímetro y del cuentarrevoluciones. Sólo queda visible el extremo de la aguja y puede no resultar suficiente para localizarlo de un vistazo fugaz.

El sistema de proyección de datos en el parabrisas («Head up display») compensa en parte esta carencia. Un inconveniente de este sistema es que en determinadas condiciones de luz genera muchos reflejos y que hay otros dispositivos en otras marcas que presentan los datos con más colores más atractivos.

Los asientos traseros (imagen) tienen una forma, como de baquet, integrada en la banqueta y en el respaldo corrido habitual. Tienen una apariencia magnífica, pero no resultan tan cómodos como parecen. Al llevar el cuerpo hundido en el asiento, los brazos quedan adelantados. Es una forma cómoda para un asiento individual, pero no para un asiento corrido porque el respaldo no termina nunca y si el cuerpo va demasiado encajonado, los brazos tienen que ir obligatoriamente adelantados con respecto al hombro. Por ejemplo, no resulta cómodo para escribir. La luz interior, tampoco está pensada para ser utilizada de forma continua por la noche, por lo que no es un coche apropiado para llevar con chófer. No tiene luz de lectura, sino una luz situada en la parte central del techo.

En un recorrido largo, durante 500 kilómetros, un hombre adulto de alrededor de 1,80 metros de altura que fue en el asiento posterior me dijo, sin que yo le preguntara, que no le resultaba cómodo. No por falta de espacio, sino por la forma del asiento. Otro de los motivos por los que a mí me parece incómodo es por el abultado apoyo lumbar. Es un asiento posterior con demasiadas protuberancias, con una forma parecida a los asientos deportivos, que probablemente carezca de sentido en un asiento trasero.

Los materiales del salpicadero, de las puertas y de los mandos tienen un aspecto de calidad inferior a la de coches de lujo con los que el Saab compite por tamaño, pero no por precio, porque resulta menos costoso a igualdad de potencia. Peor que los materiales son algunos remates y ajustes. Las superficies no enrasan a la perfección, en las uniones entre diferentes piezas hay huecos y holguras.

El maletero (imagen), como el espacio interior, es de gran tamaño. Dispone de un sistema de fijación de la carga bien pensado, con unos fijadores móviles que se desplazan por raíles que resultan prácticos para inmovilizar objetos pequeños y que no vayan dando tumbos.

(En la galería de fotos de interior detallamos mucha información en los pies de foto que aparecen al ampliar las fotos).