Renault Mégane Berlina (2016) | Impresiones de conducción

08/06/2016 |Pablo David González (@PD_Gonzalez) y Mario Garcés (@mgarces83)

Este texto se centra en las impresiones de conducción de las versiones Diesel Mégane 5p dCi 110 y Mégane 5p dCi 130. En este otro texto están las impresiones de conducción del Mégane 5p GT TCe 205 CV.  

Los motores Diesel dCi 110 y dCi 130 vibran y suenan poco. Nos parecen dos buenos motores Diesel en este sentido. Al ralentí y a regímenes intermedios, el ruido que provocan ambos es similar al de los motores de potencia parecida de un Peugeot 308, un Honda Civic o un Volkswagen Golf. El dCi de 110 CV, que es el que hemos probado durante más tiempo, mantiene un rendimiento aprovechable hasta unas 4500 rpm —llega hasta 5000 rpm— y ni siquiera entonces el volumen del ruido que se filtra al habitáculo es molesto, aunque no es un sonido bonito (es el característico de los Diesel).

Ninguno de estos dos motores tiene una respuesta inmediata al acelerador, pero tampoco se puede calificar de lenta y la aceleración que dan por encima de unas 1700 rpm es buena (obviamente es más intensa en el motor de 130 CV). Por debajo de esas revoluciones la fuerza con la que empujan es sensiblemente inferior, pero suficiente para que si no es necesario ganar velocidad con premura no haga falta bajar de marcha (esto es algo que le ocurre en mayor o menor medida a todos los motores Diesel turboalimemtados de cilindrada y potencia parecida).

En las mediciones de aceleración y recuperación, la unidad de Mégane 5p dCi 110 CV que hemos probado ha dado un buen resultado para su potencia. Tardó 8,9 segundos en acelerar de 80 a 120 km/h, por lo que apenas es más lento que un Hyundai i30 1.6 CRDi 110 CV (8,6 s) y un Nissan Pulsar dCi 110 CV (8,7 s). El motor del Pulsar es el mismo del Mégane y el mismo también del Mercedes-Benz A 180 CDI (modelo que actualmente Mercedes-Benz comercializa con el nombre A 180 d). Este último fue más lento en la prueba de aceleración, ya que tardó 9,4 segundos. Tabla comparativa de prestaciones.

Más allá de las cifras, el Renault Mégane dCi 110 CV nos parece un coche con una capacidad de aceleración más que sobrada en casi todas las circunstancias. Entre esta versión y la dCi de 130 CV hay una diferencia de precio de 1300 €. Pagar esa cantidad de dinero por tener 20 CV adicionales y 60 Nm más puede ser interesante en el caso de que el coche se vaya a utilizar la mayor parte del tiempo con mucha carga o en el caso de que la red de carreteras por la que habitualmente se circula presente dificultades importantes en forma, por ejemplo, de pendientes pronunciadas. El consumo medio homologado del Mégane dCi 110 CV es 3,7 l/100 km, mientras que el del Mégane dCi 130 CV es 4,0 l/100 km (ficha técnica comparativa).

En la prueba de consumo de km77.com —se realiza en un tramo de 144 km de autopista con constantes cambios de nivel, que se recorren a una velocidad media real de 120 km/h— el Mégane dCi 110 CV gastó 5,7 l/100 km. Es un consumo más alto que el que obtuvimos con el Honda Civic 5p 1.6 i-DTEC 120 CV (5,1 l/100 km), el Nissan Pulsar dCi 110 (5,3 l/100 km) y el Mercedes-Benz A 180 CDI (5,4 l/100 km). También gastó un poco menos en ese mismo recorrido el SEAT León SC con el motor 2.0 TDI de 150 CV y el cambio automático DSG (5,5 l/100 km).

Durante la semana de prueba, en la que hubo una mezcla homogénea de kilómetros en ciudad y carretera, el Mégane dCi 110 CV marcó una media de consumo alrededor de 5,6 l/100 km. La mayor parte del tiempo realicé una conducción rápida, por lo que es posible que el consumo descienda con un estilo más relajado, aunque en los test que hice me pareció complicado bajar de 5,0 l/100 km. En conclusión, el motor dCi 110 CV no tiene un consumo elevado, pero existen alternativas en el mercado sensiblemente más eficientes.

Nos ha sorprendido, para mal, la distancia de frenado que ha recorrido nuestra unidad de prueba de Mégane 5p dCi 110 CV. Para detenerse desde 120 km/h ha necesitado 57,7 metros. Los neumáticos son GoodYear EfficientGrip Performance, en medida 205/55 R16. Todos los coches que hemos probado con este neumático han frenado en menos espacio, en algunos casos por un margen muy amplio. Al SEAT León ST X-PERIENCE 2.0 TDI 150 CV 4Drive DSG, con una medida de 205/55 R17, le bastó con 51,7 m, mientras que el Mercedes-Benz GLA 220 CDI 4MATIC, con una medida de 235/45 R19, tan sólo recorrió 49,6 metros. El Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 CV, con neumáticos en medida 215/50 R17, necesitó 50,5 metros. Tabla comparativa de frenadas.

Con esta única prueba de frenado no podemos afirmar que la capacidad de deceleración de la gama Renault Mégane 5p 2016 sea mala. Lo fue en nuestra unidad. A medida que probemos otras unidades podremos hacernos una idea más clara de esta cualidad.

La caja de cambios manual de seis velocidades sigue teniendo un tacto parecido al del Mégane de la anterior generación. Los recorridos de la palanca son largos, como los de un Citroën C4 y, al moverla, no se tiene la sensación de precisión que sí trasmite, por ejemplo, la de un Honda Civic.

Mediante el sistema que Renault llama MULTI-SENSE el conductor puede regular el funcionamiento de algunas partes del coche (pulsando el botón que está por delante del freno de mano o a través de la pantalla central). Los programas disponibles son Eco, Neutral, Comfort y Sport (imagen. En el Mégane GT no hay modo Eco). El quinto programa se llama Perso y permite hacer una configuración a medida de cada uno de los ajustes disponibles. En concreto hay tres ajustes para la dirección —Comfort, Neutral y Sport—, tres para la respuesta del motor —Eco, Neutral y Sport—, dos para el sistema de climatización —Eco y Neutral— y tres para el sonido del motor —Off, Comfort y Sport—. 

La suspensión del Mégane 2016 es ligeramente más firme que la del modelo al que sustituye, aunque continúa dando un confort de marcha elevado por su buena capacidad para suavizar los golpes de las ruedas con los baches. En esta faceta es prácticamente idéntico a muchas de sus principales alternativas, como son el Ford Focus, el Peugeot 308, el Opel Astra y el SEAT León. El Honda Civic y el Mazda3 son más incómodos, mientras que el Nissan Pulsar es un poco más confortable.

La mayor mejora del Mégane 2016 con respecto a su antecesor en lo que concierne a la dinámica de conducción está en sus reacciones en curva. La suspensión sujeta mejor la carrocería y los movimientos de balanceo son menores. Se tiene la sensación de llevar un coche más preciso y ágil. Aun así, no llega a transmitir la impresión de agilidad de un SEAT León. Tampoco a la de un Opel Astra, que me parece que logra un equilibrio más alto entre confort y efectividad en curva. En cualquier caso, considerando que el Mégane 5p dCi 110 CV no tiene un enfoque deportivo, creo que las cualidades dinámicas de esta versión son absoluta y ampliamente satisfactorias.

La sensación de aplomo, de seguridad y de precisión en autopista es alta. Esto, junto con el citado confort de la suspensión favorece la creación de un ambiente de viaje agradable para todos los ocupantes. El aislamiento acústico es correcto, aunque pienso que el Opel Astra, el Peugeot 308 y el Volkswagen Golf son un poco mejores en este sentido, sobre todo filtrando el ruido que se produce por el contacto del aire con la carrocería a alta velocidad.

Algunos de los sistemas de seguridad que tiene el Mégane 2016 y que he probado son la alerta por cambio involuntario de carril y el programador de velocidad activo. El primero es una opción en los niveles Life e Intens que cuesta 150 €. Funciona a partir de 70 km/h y alerta al conductor que está abandonando el carril mediante un zumbido (similar al ruido que produce un neumático al pisar una línea de carril de material rugoso) que se escucha por el altavoz de la puerta del lado que corresponda (no mueve la dirección). El volumen del zumbido y la sensibilidad del sistema a la hora de detectar el abandono son regulables. Funciona correctamente.

El programador de velocidad activo también realiza bien su trabajo, manteniendo constante la velocidad con el vehículo precedente (se puede ajustar con un botón que hay en el volante) y la velocidad seleccionada en los momentos en que es posible. El rango de utilización de este sistema es entre 50 y 140 km/h.