Renault Mégane Sedán 1.5 dCi 100 CV (2003) | Impresiones de conducción

30/08/2004 |Alfonso Herrero

Su funcionamiento es agradable tanto por la suavidad que transmite como por lo poco que se oye. Recientemente he llevado dos motores Multijet de cilindrada y potencia diferentes y, a pesar de que son bastante silenciosos, no creo que lo sean más que este dCi.

Es un motor que requiere usar el cambio de marchas con cierta frecuencia, ya que tiene poca fuerza y no permite recuperar en marchas largas con rapidez.

Afortunadamente, el cambio —de cinco velocidades— es satisfactorio dada la suavidad con la que se acciona y lo preciso de sus recorridos.

Según las medidas que hemos hecho con nuestro Correvit (imagen), para acelerar al máximo hay que llevar el motor hasta 4.500 rpm; si se cambia a 4.250 rpm es ligeramente más lento.

Es consumo es muy bajo. Durante este recorrido obtuve un consumo medio de 6,3 l/100 km (el ordenador marcaba el mismo consumo), a pesar de que encontré algunas retenciones que me obligaron a forzar el ritmo para intentar mantener la media. En la primera mitad del recorrido, donde el tráfico era fluido, el consumo que marcaba el ordenador era de 5,9 litros.

En condiciones de uso normal, por autovía y ciudad, el consumo medio que indicaba era de 6,7 litros.

Las suspensiones son blandas y absorben bien las irregularidades de la calzada. Esto hace de este Mégane un coche cómodo para largos viajes por carreteras por autovias o autopistas.

En carreteras con muchas curvas, los amplios movimientos verticales de la carrocería, junto con la posición elevada de los asientos, puede que desagraden a los ocupantes. A pesar de esto, el comportamiento del coche es bueno en estos trazados y sigue la trayectoria que le marcamos con el volante con mucha precisión.

El motor tiene 101 CV a 4.000 rpm y 200 Nm a 1.900 rpm. Es una evolución del 1.5 dCi de 80 CV; se diferencia de este por el turbocompresor, que en el menos potente no es variable, y por que la presión de inyección es de 1.600 en vez de 1.400 bar. El conductor común para el gasóleo no es un tubo sino un cilindro corto (imagen), el turbocompresor es marca KKK y tiene un intercooler.